El relato de Mauricio

Foto DANIEL VIDES / NA

En su discurso ante el Congreso, Macri reiteró su obsesión por bajar la inflación pero dio señales ambiguas sobre las paritarias. No mencionó el cierre de industrias, ni los despidos, ni la caída del consumo. Ataque directo a los gremios y corrimiento del Estado de la puja salarial: que los aumentos los fije el mercado.

En la apertura del 135° período de sesiones ordinarias del Congreso, el presidente Mauricio Macri habló durante una hora sin mencionar el aumento de la desocupación ni el estancamiento de la economía. Macri repasó algunas de las políticas de su primer año de gestión, pero no hubo autocrítica –algo que le pidió al gobierno anterior– sino que prometió seguir adelante con su programa y profundizar los cambios implementados a partir de diciembre de 2015.

Al kirchnerismo se lo criticaba por elegir qué decir y qué callar. Esa política recibió el mote despectivo de “relato”. Hoy el presidente no eludió el aspecto central por el que se lo critica, la economía, pero eligió algunos datos sesgados que le permitieron teñir de optimismo un panorama que para algunos sectores –los trabajadores, las pymes, la industria nacional– es poco menos que apocalíptico. El desempleo, la recesión, el cierre masivo de fábricas y comercios y los indicadores negativos en materia de consumo estuvieron ausentes del diagnóstico y también de los anuncios.

En un contexto de puja salarial, Macri dio señales fuertes sobre cuál será la apuesta de su gobierno: pidió a empresarios y sindicatos –sin pronunciar la palabra “paritarias”– que lleguen a acuerdos en torno a las metas de inflación previstas por el Banco Central: entre el 12 y el 17% anual. Luego atacó en forma directa al dirigente gremial Roberto Baradel y nada dijo sobre la paritaria docente nacional, que el gobierno se niega a abrir. Quedó en claro que el Estado no va a tutelar los intereses de los trabajadores y que el salario será, desde ahora, una cuestión que resolverá el mercado.

“Aparecen señales de mejora de la economía”, dijo Macri ante los senadores y diputados sin agregar datos ni estadísticas (más tarde mencionaría la venta de cosechadoras, uno de los pocos rubros que creció en 2016). El presidente aseguró que la Argentina va a crecer en 2017, 2018 y 2019 “porque estamos sentando bases sólidas y duraderas”, en contraste con las políticas del gobierno anterior, al que acusó de ocuparse del “corto plazo”.

El modelo que busca imponer Cambiemos se basa en cuatro ejes: producción agropecuaria, turismo, minería y servicios. Un modelo extractivista y primarizado, sin políticas de desarrollo científico ni industrial. En el imaginario de Macri, la inversión extranjera va a llegar –siempre que gane las elecciones de octubre– y va a generar empleo, a costa de la caída del salario real.

Para ello, el proyecto de Cambiemos necesita de trabajadores desprotegidos y organizaciones disciplinadas. En los 15 meses que lleva de gestión, el presidente ha aludido reiteradas veces al alto “costo salarial” que tiene el país, algo que a su entender lo vuelve poco competitivo al momento de buscar inversiones. En ese marco hay que entender el mensaje hacia Baradel: los gremios –y sus demandas– ya no serán objeto de protección por parte del Estado.

Esas reformas estructurales que propone el gobierno apuntan a lograr eficiencia en el funcionamiento de la economía, que sería la contracara del “populismo irresponsable” ejecutado por el kirchnerismo. Crecimiento real de la economía contra el “crecimiento mentiroso” de la gestión K, que según Macri “fomentó” y “escondió” la inflación.

Pero, ¿cómo vamos a crecer? Según Macri, será a fuerza de endeudamiento: “Hoy el país se financia en el mercado a tasas mucho menores y el crédito empieza a fluir para las familias argentinas y las empresas”. Allí otra de las omisiones del discurso: Macri celebró la salida del default pero no mencionó que en 2016 la deuda externa creció un 32% no que sólo en enero de 2017 creció un 5%.

La receta de Cambiemos es bajar la inflación planchando los salarios y el consumo. En 2016 no dio resultados. No obstante, el presidente insiste al afirmar que este año la economía “va a crecer” y que la inflación, que otros fomentaron, ya está bajando. Para apoyar esa sentencia dijo que en el segundo semestre del 2016 la inflación “fue del 8,9%, la más baja desde el 2008” y que eso representa una “tendencia clara”: casi un mensaje al conjunto de los sindicatos –no solo a los docentes– para que resignen poder adquisitivo en las negociaciones paritarias.

• Nota relacionada: El discurso completo

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