El nuevo Código Penal y la vieja impunidad: vaivenes en la Justicia.
El año que se va deja un sabor agridulce en el ámbito judicial santafesino. La marcada voluntad de cambiar viejas formas –expresada, sobre todo, en la implementación del nuevo Código Procesal Penal– se chocó de nariz contra la resistencia de ciertos sectores enquistados en una estructura conservadora.
Ya el 2007 había arrojado un saldo similar: por un lado la sanción del nuevo Código, por otro el nombramiento, a última hora y apelando a un método que ya no tenía consenso, de una treintena de jueces. Fue uno de los últimos actos de gobierno de Jorge Obeid, avalado por la vieja Legislatura de la mayoría automática peronista. Antes, y quizás como símbolo de un sistema que se opone a los cambios, la designación de Agustín Bassó había disparado una memorable polémica: no sólo porque el actual procurador de la Corte Suprema de Justicia provincial entonó las estrofas de “Resistiré” –ineludible alusión a lo que se venía: Hermes Binner ya había sido ungido gobernador y el PJ se aprestaba a dejar el Ejecutivo tras 24 años– sino también porque Bassó se permitió bromear, ante los legisladores, sobre los secuestros de la dictadura.
El 2008 encontró al nuevo gobernador visitando a los inundados en Plaza de Mayo. Ese gesto, repetido el 29 de abril, no tuvo ningún eco en Tribunales. O sí, uno mínimo: la causa que investiga las responsabilidades políticas de la peor tragedia ocurrida en la capital provincial fue elevada a juicio, ya con nuevo fiscal. Nada más ocurrió, salvo las recurrentes denegatorias de la Corte provincial a los pedidos del actor civil para que Carlos Reutemann tenga el decoro de aclarar lo que deba aclarar ante la Justicia. También la Corte nacional rechazó un pedido similar, pero argumentando que las instancias en los tribunales santafesinos no están, todavía, agotadas.
Binner había tenido otro gesto apenas iniciado su mandato: se entrevistó con los familiares de las víctimas de la represión de 2001. Pero tampoco ese hecho repercutió en la Justicia, otrora tan atenta a las preferencias del gobernador de turno. En Rosario sigue habiendo seis muertes impunes por las balas policiales de la gestión Reutemann; en las últimas semanas, la posición del actual mandatario mereció que el ex rompiera su habitual ostracismo: el Lole salió a decir que el reclamo del socialista –que se circunscribe a que se haga justicia por los asesinatos de hace siete años– no sólo es una clara alusión a su persona sino que le impide tener una relación de diálogo con Binner.
Este año se puso en marcha el Consejo de la Magistratura para cumplir con una de las primeras medidas de Binner: la autolimitación para la designación de jueces. El nuevo proceso para la selección de jueces de primera instancia y camaristas persigue, según el Ejecutivo, avanzar hacia una justicia “independiente, con mecanismos transparentes e igualdad de oportunidades para todos los aspirantes”. A la hora de los bifes, el nuevo método encontró sus escollos: las chicanas habituales hicieron que fracase la Asamblea Legislativa en la que se iba a votar el primer pliego de un candidato a juez elegido con el nuevo sistema.La Justicia provincial atraviesa un proceso de cambio casi inédito. Con la implementación, lenta y trabajosa, del nuevo Código Penal se acaba una tradición de 112 años de procesos escritos para dar paso a la oralidad. La resistencia, adentro y afuera, no es poca.
Publicado en Pausa #31, 12 de diciembre de 2008.
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