Nació en un pequeño pueblo del sur provincial; emigró a la gran ciudad, triunfó como actriz y se convirtió en la “Señora-TV”; fue procesista, bastante menemista y, hoy, es la embajadora cultural de Santa Fe.
Por Juan Pascual
Sería necio adjetivar una administración política por un solo gesto, más allá de lo significativo del mismo. Aunque, por otro lado, por más que se distinga como único, el gesto no existe nunca en soledad.
No obstante, fuera de cualquier disquisición sobre el gesto, la significación y la política, es evidente que lo que haga o deje de hacer el socialismo provincial para ganarse el mote de “progresista” va mucho más allá de haber declarado por decreto Nº 1.769 “Embajadora Cultural de la Provincia de Santa Fe” a Rosa María Juana Martínez (nuestra Mirtha Legrand) el 22 de septiembre pasado (y del provecho rápido que el diputado justicialista Enrique Marín intentó llevando la cuestión hasta el recinto parlamentario provincial).
Para el caso, las otras designaciones con mismo rango que otorgó el anterior gobernador no lo hacen un referente indiscutido de la izquierda, la democracia o la tripartición del poder. No hay dudas de que el originario de Colonia Las Palmeras, Baruj Tenembaum –creador de la Fundación Internacional Raoul Wallemberg, recordado en una estampilla postal vaticana por su encuentro interreligioso con el Papa Paulo VI y reconocido por su labor en pos de estrechar lazos entre la Santa Sede y el Estado de Israel– tiene una estatura internacional suficiente como para haber sido reconocido como “ciudadano ilustre y digno embajador de la Provincia en el mundo”, el 26 de septiembre de 2005, por decreto Nº 2.156. Ni tampoco se puede dejar de reconocer la importancia para la cultura popular y el folclore tradicional del cantautor “del sol y del buen vino”, responsable de haber hecho famoso a su lugar natal, Alto Verde: Horacio Guarany, designado embajador cultural de la provincia en 2006. Ambas distinciones fueron firmadas por Jorge Obeid, el mismo que, entre muchos apañamientos a personajes de la dictadura, recicló a otro ejemplo de conciliación, el torturador Nicolás Correa, y a un paradigma de lo popular, el capitán de Inteligencia José Bernhadt, en la subsecretaría de Seguridad Pública y en Defensa Civil.
Entonces, volvemos a la nada. Es decir, a cierta conmoción, un leve asombro. Porque, emulando a Ricky Maravilla, quien supiera mascar la alfombra al entrar al living de la Señora:
¿DÓNDE ESTÁ LA CLAVE, CUÁL ES EL MOTIVO? ¿A qué responde este nombramiento? ¿Chiquita está por crepar y no lo sabemos, entonces el gobierno provincial se adelanta al show mortuorio, donde todo es perdonado? ¿Está en juego la imagen de la futura TV provincial? Si es así, ¿se trata de una estrategia para sumar a la Señora dentro de las filas de los que sostienen la implementación de la ley de servicios de comunicación audiovisual? ¿Habrá un Teatro Legrand o un Museo Chiqui? ¿Notaron que parte del nombre de Mirtha es “María Juana”? ¿Están, como enseña Capusotto, hablannndo del faaasooo?
Con la firma de Hermes Binner y Antonio Bonfatti, el decreto entrega una serie de motivos, una serie de porqués: los “considerandos”.
Allí se señala “que la personalidad de la ilustre visitante amerita efectuarle un reconocimiento especial, en razón de su brillante trayectoria como actriz de cine y teatro”. No vamos a discutir criterios estéticos, si bien siempre se supo que la Señora como exponente del arte dramático no era de lo mejor de la época. Se dice “que ha desarrollado su carrera bajo la dirección de importantes directores, protagonizando ‘Los martes orquídeas’, ‘La pequeña Señora de Pérez’, ‘Cinco Besos’, ‘La vendedora de fantasías’ y ‘La Patota’ entre otras, involucrándose en la innovación del lenguaje, el drama y la comedia”. Tampoco vamos a discutir cuestiones tan vidriosas como la noción de “innovación”; sólo nos resulta sugerente el título de la última película recordada. Y nos preocupa que, ante tanto vanguardismo pasado y defensa sojera presente, pueda surgir la afiebrada posibilidad de colgar una gigantografía de la Señora en la Fábrica Cultural que ya se levanta en el ex Molino Harinero Franchino. Algo así como surrealismo y cereales, ruptura estética y Monsanto. Alguna tranquilidad nos da suponer que el concepto de vanguardia de la ministra de Cultura, María de los Ángeles “Chiqui” González, dista del planteado en el decreto, tanto como se diferencian el procesamiento industrial de harina de trigo para el pan respecto de la siembra directa de soja transgénica para alimentar chanchos de la China.
“QUE ROSA MARÍA MARTÍNEZ nació en Villa Cañás, Departamento General López, Provincia de Santa Fe. Unos años después con su madre y hermanos se trasladó a Rosario. Allí estudió y tomó cursos en la Escuela de Teatro Municipal”. De muy respetuosa escritura, el “considerando” omite una referencia muy importante, que es de orden temporal: ¿cuándo nació la Señora?
Hay una sola fecha y dos años. Se acuerda en el 23 de febrero. Hay quienes dicen que el año fue 1925, otros que fue 1927 (es decir: hoy tiene 83 o 81años). Como sea, en el imaginario estancado de nuestra cultura pop su periplo corresponde al relato de la muchachita que sale del pueblo y triunfa en la gran ciudad (si bien ya estaba viviendo en La Paternal, ciudad de Buenos Aires, a los 11 o 9 años). No tuvo tapujos en protagonizar, en 1943, con muy tiernos 18 o 16, Safo, historia de una pasión: la primera película argentina prohibida para menores. Vemos así que sí era una innovadora o que, en todo caso, encarnó en algún momento la joven rebeldía que toda historia de ascenso social tiene.
Porque si algo encarna la Señora es la extenuada sobrevida de un ya antiquísimo modelo de imaginario sobre el ascenso social (repito, “ascenso” y “social”: para arriba respecto de los demás, poniendo la patita cuando hace falta). Un modelo donde se conjugan la lucha arrebatada y la más feroz indiferencia a lo circundante, la persistencia inquebrantable y la arrogancia descalificadora, el hambre voraz y la más sólida autoindulgencia. Un modelo sólo sustentable en una alegre y frívola inimputabilidad.
¿Acaso el motivo del decreto esté en buscar la gracia de quienes todavía creen que este modelo es posible (más aún: honesto, bueno, valioso, hasta “progresista”)? ¿Será este reconocimiento un guiño eficaz para ese 42% que optó por votar a Carlos Reutemann en la última elección para senadores? ¿Será una entrada a esos corazones arrebolados con la facha del príncipe de los lechones, soberano del Round Up?
“QUE SUS TRADICIONALES ALMUERZOS fueron una cita obligada de los argentinos para reunirse con ella alrededor de la mesa, demostrado su capacidad para exponer los temas nacionales, obrando siempre con verdad y probidad, y promoviendo el consenso y la democracia”. Mirtha conoce como nadie su país, su palabra siempre es recta, escucha a los demás y valora la decisión de las mayorías conjugada con el respeto, resguardo y participación de las minorías. Fue ella la que previno la arremetida del zurdaje e indagó a Duhalde sobre narcotráfico. Invitó a homosexuales y travestis a su programa, allá en los ‘90. Se frotó en varias ocasiones con los Midachi. Y tuvo otras tantas grageas populares y demócratas. Por ejemplo, en setiembre de 1978...
–Uno que está afuera se da cuenta de que es realmente notoria la campaña anti-Argentina que hay –dijo Laureano Brizuela, cantante, en relación con las denuncias sobre violaciones a los Derechos Humanos y desapariciones de personas.
–¡Sííí! –acordaron todos.
–O sea, hay un desconocimiento total de lo que pasa acá –continuó Brizuela–. Nadie sabe que aun en los momentos más críticos que hemos pasado, acá se ha respirado tranquilidad.
–Sííí –exclamó Ginette Reynal, modelo.
–¿Lo notás en tu lugar donde estás viviendo? –preguntó la Señora.
–Sí, se nota –señaló Brizuela–. Hay una carencia de información. Por suerte, hay editores muy importantes de la Argentina que están repartiendo las publicaciones por todo el sur de Estados Unidos, e inclusive Nueva York.
–Carencia de información, Laureano, es una cosa. Cosas contra la Argentina, es otra –distinguió indignada Susana Giménez, actriz y vedette.
–Precisamente.
–Es una falta de cultura –matizó Su–. Yo no pienso que es una cosa anti-Argentina.
–No, no, no, Susana –corrigió la Señora–. Lo que estamos viviendo es una campaña organizada...
La amable conversión sobre el desconocimiento y la furia contra Argentina, y nuestra inserción internacional, continuó más luego con una anécdota de la Chiqui:
–Hace poco hemos invitado a los Almuerzos al Príncipe de Orleáns y Jean Cacharel, el famoso Cacharel. Vinieron con una delegación francesa, para advertir u observar un poco lo que pasaba en Argentina. Y estuvieron aquí, con nosotros. Y yo en un momento les dije que lo único que les pedía era que realmente reflejaran lo que habían visto, lo que habían vivido en nuestro país. Porque yo les había comentado cómo se atacaba a nuestro país desde Francia.
–Sííí –gritó Su.
–Dijeron algo muy inteligente: “pero usted sabe que también se ataca a Francia desde Francia”.
–Es cierrrto –exclamó Giménez–. Lo que pasa es que en Europa todo el mundo dice lo que se le da la gana de todo el mundo. Inclusive en Inglaterra frente a la reina, frente a Buckingham. Hay una libertad total. O sea, uno puede hablar de lo que conoce –reflexionó, para luego arremeter, cándida– Eso es lo que más detesto: que la gente juzgue y hable de cosas que no conoce, en todos los órdenes.
–La campaña contra el congreso de cáncer que se hace ahora –señaló la Chiqui indignada–, el congreso internacional...
–¿También hay campaña contra eso? –preguntó Su.
–Sí, sí, sí...
–Pero, ¿qué es esto?
–Todo orquestado, ¿no?
–Yo pienso que es un grupo...
–Un poco los que defienden esto son las colonias argentinas en cada país –intervino Brizuela, en relación con los exiliados.
–Claaaro –consensuaron todos.
El exilio no fomentaba la unión nacional, como sí lo hizo la gesta futbolera de 1978: ¡hasta los detenidos desaparecidos en centros clandestinos fueron obligados a festejar!
–Es cierto que nos hizo mucho bien, nos hizo mucho mucho bien –dijo Mirtha sobre el Mundial.
–¡Por Diosss! –celebró, eufórica, Susana.
–Nos hizo muchísimo bien –señaló Brizuela.
–Aparte, aunque le duela a mucha gente –suena raro... “duela”, “mucha gente”–, somos los campeones del mundo durante cuatro años –jugueteó Claudio Levrino, actor. Todos rieron mientras él seguía– Somos los mejores del mundo durante cuatro años.
–Aparte nos hizo bien a nosotros como seres humanos –festejó Su.
–Eso fue lo más respetable del mundial –exaltó Levrino.
–Nos... Nacionaliza... ¿Cómo se dice? Nacionalizó... o nacionalización... ¿Cómo es?
–Nacionalizó –precisó la Chiqui a la Giménez
–¡Nos nacionalizó un poco más! –gritó contenta Su.
–¡Nos unió, nos unió! Frente a una pelota de fútbol o a un partido de fútbol somos todos iguales, ¿no? –comunizó la Reynal.
–Nos argentinizó, nos argentinizó –nacionalizó Mirtha.
Argentina unida, celebrando la autoridad de sus líderes consustanciados con su pueblo, como bien reseña la Legrand...
–Yo fui a ver el último partido. Todos llorábamos. Hombres, mujeres... El presidente lloraba. Yo lo ví al presidente Videla con lágrimas en los ojos. Todo el mundo.
–Yo lo estoy contando ahora y sigo emocionado –reconoció Levrino.
–¡Mirame a mí! –concluyó la Señora.
TIEMPO DESPUÉS, Mirtha acusó una supuesta censura por parte del gobierno de Alfonsín, ya que no conseguía pantalla para sus Almuerzos. Volvería para siempre en los ‘90, primero en ATC, luego en el Canal 9 de Romay donde, además de aplaudir las danzas árabes de Menem y las odaliscas, el proyecto de ley de flexibilización laboral y la privatización de las jubilaciones, entre otros hits, recibiría a las Madres de Plaza de Mayo en el living...
–Nosotras no estamos ancladas en el pasado, al contrario. Porque queremos un presente y futuro mejor para nuestro pueblo es que estamos en esta lucha. Nosotras estamos luchando por la educación pública y gratuita, para que todos puedan tener escuela. Estamos luchando para que todos tengan trabajo –señaló Hebe de Bonafini, en razón del avance de la desocupación y de la Ley Federal de Educación–. Eso nos preocupa porque es todo lo que nuestros hijos querían, la lucha por la cual dieron su vida. Nosotros acompañamos la lucha por saber qué pasó con ellos, dónde están.
–Pero fíjese señora que, de algún modo, todo esto son las premisas de la Unión Soviética, y no dieron resultado –analizó históricamente la Chiqui.
–¿Qué premisas?
–Todas estas... Del “pueblo”, de la “lucha”, la “igualdad de clases”... Y sin embargo se fueron empobreciendo. Y te advierto que yo soy una mujer democrática; lo único que me gusta es la democracia...
Durante parte de 2002 los Almuerzos se verían en aprietos económicos. Pero retornarían en la pantalla de América 2 (Grupo Vila-Manzano-De Narváez). La democracia seguiría siendo un valor máximo para la Señora, como se pudo probar en este 2009...
–Cuando la presidenta fue a votar ayer a Santa Cruz hizo una pequeña reunión de prensa. Y dijo de pronto “Bueno, quiero anunciarles a los argentinos...” Yo dije: “nos va a anunciar algo respecto a la Gripe A”... Ah, ¡no! –exclamó decepcionada–. Era para hablar de Honduras... ¿no?
–Sí, del golpe de Estado en Honduras –dijo sonriendo Gabriela Michetti.
–A mí no me interesaba nada Honduras –expresó la Señora, mientras Gabriela y Mauricio Macri reían, entre divertidos y avergonzados. Francisco De Narváez y Felipe Solá también estaban en la mesa. La Señora continuó–: No me interesaba nada, que Dios me perdone. ¡Me interesaba lo que estaba pasando con la Gripe A en Argentina!
–Claro, claro –acordó Gabriela.
PUEDE SER QUE LOS LOGROS DE LA CHIQUI correspondan fielmente a las aspiraciones y sueños de muchos de los habitantes de nuestra provincia, donde lo natural, deseable, obligado y profundamente nuestro y propio es dejar de ser una Martínez, enterrar ese oprobio vulgar, para volverse una esplendorosa, perversa e irrefutablemente francesa Mirtha Legrand. Llegar a ser indiscutible por ser la ídola (imagen, reflejo, espejo y, también, presencia espectral de lo difunto), y ser la ídola por ser la estrella que nunca olvida lo difícil que debe ser, para quien la mira ritualmente en la política pantalla espectacular, la diaria reiteración, el cotidiano baño en el fango de lo que se llama, con el mayor desapego exculpatorio, “este país de mierda”.
La declaración, entonces, es certera. Justa, certera y triste. “Declárase Embajadora Cultural de la Provincia de Santa Fe a la señora Rosa María Martínez, conocida y querida por los latinoamericanos como Mirtha Legrand, en razón de su brillante trayectoria en el cine, el teatro y la televisión nacional, por representar con orgullo y dignidad los logros, aspiraciones y sueños de los santafesinos”.
¡Carajo, mierda!
Un lujo Binner.
Gran aporte a la cultura nacional y popular.
Emociona carajo, mierda!!!