Por Adrian Brecha
Probablemente, desde el inicio de la Historia y tal vez antes, el hombre ha querido impresionar a sus semejantes –y si está en plano de seducción ni le digo– haciéndoles creer que poseía el don de la clarividencia, lo que da un aura de misterio que causa respeto y miedo al mismo tiempo y, con ello, influencia y poder. También es sabido que con par de porrones y la compañía indicada se intenta cualquier artimaña en pos de una conquista.
Con el paso del tiempo la televisión le ha dado un lugar más que bizarro a quienes pueden ver en el futuro. En casi todos los casos, estos “profetas” no eran más que charlatanes que pretendían cautivar a su público para ganar algo de dinero. Los “videntes” generalmente nos dicen lo que queremos escuchar. El problema se presenta cuando se equivocan en sus predicciones, por algún error de cálculo o porque el tiempo pasa y las profecías no se cumplen.
¿Existe el futuro? De ser así se trataría de un espacio temporal ya sucedido pero no vivido, es decir una dimensión a la que ciertos elegidos pueden acceder por diferentes técnicas. Esto nos obliga a preguntarnos igualmente: ¿nuestro camino está escrito?, ¿Colón saldrá campeón?, ¡¿Unión ascenderá?!
De todas las predicciones, las que más impacto causan en nuestras tribus son las que hablan del fin del Mundo, junto al final de la Humanidad. En la mayoría de los casos, fallaron. Recordemos el año 2000, los anuncios por doquier sobre el Apocalipsis que traería la llegada del tercer milenio; no ha sucedido absolutamente nada. Salvo que argumente que la llegada de Duhalde a la presidencia se enmarque en los desastres naturales.
En cualquier caso, esas profecías sobre el final de los tiempos coinciden en varios puntos: el fuego inundará toda la faz de la Tierra, grandes terremotos, una oscuridad que durará años, en fin, el Armageddon. Basta con recorrer los zócalos de los noticieros y contar las apariciones en los últimos días la palabra “Apocalipsis” para notar cuánto nos atrae la idea.
Vox Dei, cantaba:
“Todo concluye al fin
nada puede escapar
todo tiene un final
todo termina”
Como en el 2000 no pasó nada, o por lo menos eso parece, las nuevas predicciones
apuntan al 21 de diciembre del 2012, fecha en que a los mayas se le terminó el calendario.
Los grandes sismos que sacudieron al país del sol naciente, los tsunamis, el ataque a Libia, el pedido de informes de la justicia suiza y el estado de salud de Zulma Lobato reavivaron nuevamente los temores más profundos de la humanidad.
Por eso, parafraseando a Ney Matogrosso, el David Bowie carioca, en su tema “O último día”, inauguramos una nueva sección: “Mi amor, ¿qué harías si sólo te quedase un día? Si el mundo fuese acabar, ¡dime qué es lo que harías!”. ¡Esperamos tu respuesta en nuestro Facebook!
Publicado en Pausa #71
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