La militante Sonia Sánchez estuvo en Santa Fe para apoyar la lucha contra la trata de personas con fines de explotación sexual y el abuso infantil.
Por Marcela Perticarari
Un día después de celebrarse el Día Internacional de la Mujer, la Asociación Civil Generar y la Red Infancia Robada organizaron la conferencia “Abolicionismo, esclavitud sexual y violencia de género”. Allí disertaron Marta Fontenla, integrante de la campaña “Ni una mujer más víctima de las redes de prostitución” y Wanda Candal, secretaria de Trata y Drogas de la Sedronar. No obstante, todas las miradas del auditorio, lleno hasta el último rincón, se posaron sobre una mujer que vomita sus verdades mirando a los ojos y denunciando, ahora sin miedos. Ella es Sonia Sánchez, un ícono en la lucha contra la explotación sexual y la trata de personas, quien durante el encuentro realizó la presentación del libro de su autoría titulado Ninguna mujer nace para puta.
Las múltiples identidades
“Puta, prostituta, trabajadora sexual, dama de compañía, trola o meretriz no son solo adjetivos. Es una acción directa, violenta, sobre cuerpos de mujeres jóvenes, adultas, discapacitadas o embarazadas. Para mí la prostitución no es trabajo, es la violación de los derechos económicos, culturales, sociales, políticos y civiles. Me pregunté qué es una puta cuando comencé a decir basta a esta violación sistemática sobre mi cuerpo y sobre mi subjetividad”, arrancó Sonia Sánchez. Su historia es dura, y duele saber que hay miles similares a la suya: cuando tenía 17 años viajó desde Villa Ángela (Chaco) hacia Buenos Aires para emplearse como doméstica. Luego de haber sido despedida, fue explotada sexualmente durante seis años.
“Desde el momento en que me encerraron en un burdel, que me pararon en una esquina, comenzó otra identidad, tan violenta que debí maquillarme para poder sobrevivir, porque en la prostitución no se vive”, disparó. Su labor militante comenzó a hacerse visible en 1999, cuando integró la comisión directiva de la Asociación de Mujeres Meretrices de la Argentina (AMMAR). En 2006 viajó a La Paz (Bolivia) para acompañar la muestra de arte Ninguna mujer nace para puta. Con ese mismo nombre, en 2007 publicó un libro junto a la boliviana María Galindo, autodefinida como “grafitera, feminista, lesbiana y terca convencida de que las alianzas prohibidas e insólitas son las únicas que nos enriquecen”.
Durante la presentación de su libro en Santa Fe, la militante habló del “Estado proxeneta” al recordar “que hemos llegado a repartir 7 mil preservativos por mes bajo los programas oficiales de prevención de VIH; y cuando el Estado te los da, te dice ‘seguí siendo puta’. Yo no quiero preservativos, yo quiero trabajo y educación”, clamó.
Sonia Sánchez tampoco guarda buenos recuerdos de su paso por la CTA. “Discutía en una mesa gigante acerca de si la prostitución era trabajo o no”, señaló. Pero las cosas no fueron como esperaba y un grupo numeroso de mujeres en situación de prostitución dieron el portazo de la central obrera. De todos modos, miembros de la Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina sigue afiliado a la CTA desde 1995.
“Le dije a Víctor De Gennaro que iba a discutir con él de prostituyente a puta, porque es violento que quieran imponernos una identidad. Después de irnos, empezamos a preguntarnos qué somos y alquilé la identidad de mujer en situación de prostitución, pero me seguía haciendo ruido, no tenía construcción como persona desde esa identidad. Por acción u omisión, todos son cómplices de que la puta siga parada en la esquina. Cada vez que se habla del tema, siempre se hace foco en la puta y no en el prostituyente, a quien nosotras sentimos como torturador. Cuestiono a toda persona que diga que la prostitución es un trabajo”, señaló.
“Yo veo a las prostitutas de 60 años muriendo de VIH en Buenos Aires y no hay un programa del Estado que te diga ‘basta’. El negocio es ser puta. Por eso mi invitación es que todas nos miremos en el mismo espejo y trabajemos con los varones en nuestras casas”, instó.
Finalmente, la militante se mostró sorprendida porque “en la folletería turística de Santa Fe se promocionan prostíbulos”.
“Un mundo desparejo”
La titular de la Asociación Civil Generar, Liliana Loyola, afirmó que “tanto las grandes crisis como el crecimiento económico del país y de América Latina conviven con un mundo muy desparejo y una vulneración de los derechos de las mujeres, tales como violencia de género, explotación sexual y abuso en el trabajo. ¿Qué nos pasa como sociedad que todavía no hemos podido revertir ciertos patrones culturales que legitiman mandatos patriarcales y hacen que todavía las mujeres sigamos siendo objetos de segunda?”, se preguntó.
Loyola dijo que las asociaciones de mujeres se centran en desnaturalizar la temática de la trata de personas, delito que “se esconde detrás de algo que nadie quiere hablar: la prostitución, que tiene aceptación social. Quien consume prostitución es una persona que circula en la sociedad a la que nadie cuestiona, mientras que las víctimas de la explotación sexual son discriminadas por la sociedad”.
En tanto manifestó que, teniendo en cuenta los recursos destinados, “todavía las políticas de género no son prioridad para los gobiernos. En Santa Fe tenemos un enorme campo limpio para el proxenetismo, a lo largo de la provincia son visibles las whiskerías al costado de la ruta y siguen habilitados los clubes nocturnos. No se generan políticas de persecución del delito porque la Unidad de Trata es muy pobre. También tenemos leyes maravillosas que, de ponerse en marcha, aliviarían los graves padecimientos que sufren miles de mujeres”, denunció la ex funcionaria.
En esta línea, la representante de la Sedronar, Wanda Candal, citó a la ley 26.485 de Protección Integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales, que pretende “que tengamos una práctica y una vivencia de las mujeres como sujetos de derecho”, aunque “la conquista por los derechos humanos es una lucha que se da en forma permanente y si estos no se ejercen, no existen”.
Así, la funcionaria afirmó que “las políticas públicas existen en la medida de los recursos que están dispuestos a sostenerlas. Hay una ley integral de protección hacia la mujer y ventanillas abiertas a nivel local, provincial y nacional, pero si a las mismas no se les da contenido y se coloca gente que intenta hacer un buen papel con tres monedas, como Estado estoy diciendo lo que realmente me importa la temática. Esta ley, más allá de los avances, sigue significando que todavía las mujeres estamos valiendo poco para esta sociedad que entre todos estamos queriendo construir, y que por su grandeza corre el riesgo de volverse una buena carta de intenciones y no una ley efectiva”, arriesgó.
“¿Cuánto desde el Estado cumplimos con la no revictimización cuando abrimos oficinas que se llaman de determinada manera y que hacen que la víctima rebote en derivaciones interminables? Aún con muy buenas intenciones, como la prohibición de publicación de avisos con ofertas sexuales en los medios, debemos tener una militancia constante y permanente para que efectivamente se cumpla todo aquello que construimos en leyes, decretos y ordenanzas”, determinó Candal.
Publicada en Pausa #90, miércoles 28 de marzo de 2012