Por Adrián Brecha
¿Cómo anda lector? ¡Otro año nos encuentra en Pausa!
Esta columna puede generarle alguna expectativa, puede dudar en leerla pero, una vez concluida, se preguntará “¿Para qué la leí?”.
Llego marzo, las vacaciones son un triste recuerdo. Comienzan las clases y los clásicos debates... Que sí, que no. Que esta es la última propuesta. ¡Ojo!, que te hago la doble Nelson y desempolvo el presentismo. Tomala vos, dámela a mí. Y vuelve a sonar “Te quiero tanto”, ese hit que nos dio Sergio Denis. Si Sadaic se avivara y cobrara regalías por cada marcha, acto o repudio en el que suena, Sergio nunca se hubiera deprimido.
A nuestro sueldo le sobran días y con Roca ya no hay problemas de cambio, ni siquiera en una telecentro. Pagar un taxi con un cien no genera cara de pocos amigos en el conductor. Hay que caminar más, volver a la bicicleta y ayudar al planeta. En el fondo, la suba de precios en el transporte, la energía, etc. son medidas de tinte ecológico a evitar mayor polución y reducir el consumo de recursos no renovables. Hay precios que son saludables: evitar el consumo de carnes, baja el colesterol. Menos colesterol, menos infartos, menos gasto en el sistema de salud.
Tenemos que cambiar nuestra perspectiva, ver las cosas con otros ojos. Sonreírle a la vida, no tenemos problemas. Tenemos oportunidades para pensar diferente.
El sistema eléctrico colapsa, no hay split o ventilador que nos socorra. ¿Que hacemos? ¿Nos indignamos?
En absoluto, es una hermosa oportunidad para abandonar el ciberespacio y volver a la lectura. Una cena a la luz de las velas, abanicos de papeles con toda la familia o baños cual náufrago en el patio, los pies en la tierra para conectarse con el universo.
Si no logra entender el concepto, un ejemplo. Una noche comienza a llover, copiosamente. Observa el agua ingresando a su hogar. ¿Cuál es la salida? Esta situación es una oportunidad para convertirse en un Adrián Paenza casero y explicarle a su hijo/a, vecino/a o familiar el principio de los vasos comunicantes: “si se tienen dos recipientes comunicados y se vierte un líquido en uno de ellos éste se distribuirá entre ambos de tal modo que, independientemente de sus capacidades, el nivel de líquido en uno y otro recipiente sea el mismo” Voilá, sonría el Estado te ama.
Para vivir mejor hace falta más Claudio María Domínguez y menos Pagani. Más propuestas y menos palos en la rueda.
Publicado en Pausa #89, miércoles 16 de marzo de 2012