Amor, risa y muerte


Entrevista a las actrices de La penúltima oportunidad, la
obra de la Comedia de la UNL.
Por Marina Ramayo
Dirigida y escrita por Rafael Bruza, el sábado se presentará
nuevamente a las 22:00, en la Sala Maggi del Foro Cultural Universitario, La
penúltima oportunidad. La obra plantea la relación entre dos amigas enfrentadas
por un hombre, ese enfrentamiento las persigue aun después de su muerte, en el
cementerio. Las dos actrices que se lucen también son amigas, por suerte sin
ese enfrentamiento: Cristina Pagnanelli y Silvana Montemurri. Desde Pausa
conversamos con ellas:
—¿Cómo son los personajes de esta obra?
—Silvana: El título es bastante sugerente. Es una obra sobre
dos amigas que han peleado toda la vida por la misma historia, un hombre en
común. Y se encuentran en el más allá porque este hombre ha partido y ellas lo
siguen; entonces, sigue la contienda. Son muy parecidas y tienen una relación
simbiótica (lo dicen y está plasmado en el vestuario). Han estado prácticamente
toda la vida y toda la muerte juntas, peleándose.
—Cristina: Compartiendo y compitiendo. En la vida pero
también en la muerte.
—Silvana: Rivales y víctimas del mismo tipo. Es muy
interesante, es una comedia de humor negro en la que te divertís mucho, el
texto es muy rico y además plantea muchas otras cosas, incógnitas teológicas,
la fe, por ejemplo. ¿Cómo le va a la que tiene fe y cómo a la otra? El tiempo.
¿Quién es el que va a resolver todo ésto? El tiempo. O no, o sí. El tiempo es
lo que mide.
—Cristina: ¿Cómo medimos el tiempo? ¿Cómo reconocemos el
paso del tiempo? Y aparece Dios… Uno se divierte haciéndola y la respuesta del
público ha sido muy buena.
—Silvana: Tiene una escenografía muy linda que hizo Mario
Pascullo. Nos da mucho placer, es una obra que se disfruta haciéndola. Es
también un desafío porque somos sólo dos personas y dos personajes sosteniendo
la escena todo el tiempo y tenés un parlamento extenso. Pero muy interesante.
La gente por lo general te dice “Qué rápido se pasó”.
—Cristina: Para nosotros es una experiencia muy linda. Es
una obra que Rafael nos había propuesto hacer unos años atrás pero él ya estaba
en Buenos Aires y se complicaba la dirección. Cuando le proponen dirigir la
Comedia Universitaria dijo que tenía esta obra y que quería hacerla con
nosotras. Aprobaron el proyecto, nos convocó y dijimos que sí. Ya la habíamos
leído, ya conocíamos el texto, nosotras ya nos conocíamos y habíamos trabajado
con Rafael, nos parecía un buen equipo para encararla.
—Silvana: Aparte, es importante conocerse bien con quién vas
a odiar.
—¿Cómo es la construcción de una obra cuando hay sólo dos
personajes?
—Cristina: Se va generando un poco en función del trabajo
mutuo, un poco a propuesta del director, y de ir encontrando formas de vínculo.
Hemos tenido experiencias anteriores en teatro, nos conocemos, sabemos cómo
funcionamos, desde dónde parte cada una. Eso ha facilitado este vínculo. A la
vez está el vínculo entre los personajes, la propuesta que hacen los
personajes. En este caso, el vínculo entre las dos es fuertísimo porque hay una
relación de amor-odio y eso hace que se pueda establecer muy bien.
—La pregunta trillada, si bien la obra es una comedia
dramática, pero ¿cómo les resulta llevar adelante una comedia como
contrapartida de la trama dramática?
—Silvana: Cristina tiene un rasgo más marcado por la veta
dramática y acá se luce mucho la cosa cómica en ella. Yo, que tengo una cosa
más dominante, en algún punto estoy más sometida en esta obra, un poco bajo el
ala de Cristina. Esto es un poroto a favor del director y los actores.
—Cristina: Hay que transitar distintos carriles entre lo
dramático y lo cómico. De todas maneras, no es fácil provocar la risa en el
espectador. Es complejo. No es cuestión de decir “Hacemos un chiste”. Sobre
todo por cómo está planteada esta obra, cada chiste tiene una profundidad
temática.
—Silvana: Está rigurosamente escrito. Y, después, la reacción
de la gente que es de todos los colores. Entonces, te encontrás con eso que yo
amo del teatro, esa posibilidad dinámica que es el instante. Porque al
siguiente la cosa cambió, yo soy otra cosa, vos sos otro y hay otros al lado.
La obra nunca es la misma.
—Cristina: No todos los públicos son los mismos, no todos
reaccionan de la misma manera. Y esas reacciones distintas también a una la
modifican.
—¿Cómo es la percepción de esa reacción estando ustedes en
escena?
—Silvana: Es algo que sentís, pero después te das cuenta. Lo
percibís.
—Cristina: Uno trata de no reflejar lo que no corresponde,
que no interfiera para el personaje, pero percibe todo.
—¿Tienen alguna práctica de concentración?
—Cristina: Normalmente repasamos el texto mientras nos
cambiamos y maquillamos. Recorremos el espacio, vemos que esté todo. Y están
las cábalas de antes de salir, “¡Mierda!”, “Fuerza”, “Energía”. Sobre todo
porque somos dos. Es estar segura de que está todo en orden, que lo que uno
está haciendo está bien o de acuerdo a lo que pretende. De todas maneras los
nervios siempre están esos minutos previos a la salida…
—Silvana: Para mí la concentración en ese momento es estar
sentadas las dos, tranquilas, repasando la letra. No tengo necesidad de estar
sola en un lugar con la luz apagada y los pies arriba.
—¿Qué es lo que a ustedes las moviliza de esta obra?
—Silvana: Esta historia que plantea Bruza de la ruedita sin
fin y lo de la penúltima oportunidad, es esa cosa del amor. El amor como que no
tiene fin, no tiene fin la búsqueda del amor. Estamos permanentemente
buscándolo todos y siempre hay otra oportunidad, aun más allá de la vida. Hay
un mensaje reparador. Está bueno hacer la obra.
—Cristina: A medida que uno la va haciendo le va encontrando
nuevas cosas al texto. Revisándolo, cuando lo volvemos a decir o durante la
presentación. Es la posibilidad que tiene el teatro, la de ir modificando cosas
cuando uno ve que pueden ir mejor. En cambio, el cine cuando lo hiciste ya
está.
—Silvana: Además acá nos estamos riendo de personas muertas,
de historias teológicas, de cosas que no nos podemos reír. Pero las ponemos
sobre el tapete y las vemos desde otra dimensión, alivianando el peso y pasando
las facturas que se pasan desde que se conocían; ahora desde la cotidianeidad
del nuevo espacio donde están. Surge el “¿Cuánto hace que estamos acá?”, “No
sé, acá el tiempo vuela”. ¿Qué significado puede tener el tiempo para los
muertos? Ahí ya no te podés reír, no es todo carcajadas. Más allá de ellas está
Dios, sólo él, esa relación que las va a conducir.
—Cristina: Aparece la pregunta de qué satisfacciones pueden
tener los muertos. Aparecen situaciones jocosas, risueñas y al mismo tiempo
estas cosas que te paran.
La penúltima oportunidad se presentará nuevamente en la Sala
Maggi del Foro Cultural Universitario (9 de Julio 2150) este sábado 28 de abril
a las 22:00 y luego el 19 y el 26 de mayo.
Ficha técnica
Comedia de la UNL
Producción 2011
Elenco: Silvana Montemurri, Cristina Pagnanelli
Escenografía e iluminación: Mario Pascullo
Música: Hugo Druetta
Dirección de vestuario y arte: Osvaldo Pettinari
Realización y entrenamiento de objetos de animación: Javier
Saavedra
Asistencia de dirección y producción: Daniel Quiñones
Dramaturgia y dirección: Rafael Bruza
Publicada en Pausa #92, miércoles 25 de abril de 2012

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