El Cine Club Santa Fe llegó a los 59 años y los festejó a toda orquesta: nuevo proyector y muchos proyectos.
Un nuevo proyector tres veces más potente que el anterior. El estreno de una película de un director santafesino que vuelve a su ciudad y al cine de sus amores. La visita de funcionarios de Cultura de la provincia y de directores de cine clubes de varios lugares del país. La proyección de los trailers de tres films rodados por directores de la región, que estuvieron allí comentando sus experiencias con el público. Una sala colmada de espectadores. Un hervidero de periodistas y cámaras haciendo notas y entrevistas. Y 59 años de trayectoria.
El Cine Club Santa Fe (CCSF) festejó el jueves 31 de mayo un nuevo cumpleaños e inició su camino a las seis décadas. En el festejo se anunció un convenio entre la institución cinéfila y el Ministerio de Innovación y Cultura de la Provincia, a través del cual el Estado se comprometió a subsidiar la compra de un nuevo proyector digital para el Cine América. En palabras del presidente del CCSF, Guillermo Arch, se trata de “un largo anhelo. Estamos cubriendo una brecha tecnológica de 15 años”.
—¿Le garantizás al público que las películas se van a ver bien?
—No solamente muy bien: el 10 de junio se instala el nuevo proyector, gracias a un subsidio de Cultura, pero el mismo día estamos colocando la segunda etapa del cambio de sonido, financiada con recursos propios. Entonces, no sólo se va a ver muy bien; se va a escuchar muy bien. Estamos hablando de un 5.1 digital THX certificado. Esto forma parte del plan estratégico de la nueva comisión del CCSF que, hasta el día de hoy, después de siete meses de gestión, se está cumpliendo maravillosamente bien y nos da muchísima fuerza para seguir. Sobre todo, en lo que significa recentrar la sala en el circuito cultural de la ciudad y la provincia.
Por su parte, el secretario de Industrias Culturales, Pedro Cantini, consideró que “el apoyo vinculado al equipamiento, al nuevo proyector, es continuidad de un acuerdo que tenemos con el CCSF desde el comienzo de nuestra gestión. Esta sala es la única de tipo independiente, que puede programar con criterio propio, independientemente de las grandes cadenas. Es una cuestión de valor cultural incuestionable para el Ministerio. Este apoyo, junto al esfuerzo enorme del CCSF en los últimos meses, lo pone al cine en un lugar muy interesante, con un salto muy importante de actualización en su calidad de exhibición”. El nuevo proyector digital, que en pocos días será instalado en la sala, es un Panasonic de 6500 lúmenes: la misma tecnología que actualmente posee el cine El Cairo, de Rosario.
Sandra Bilicich, subdirectora del Programa Estímulo a la Producción Audiovisual, afirmó que “es una fecha realmente muy especial. Nos parece muy importante el esfuerzo de muchos socios, de muchos años. La verdad es que es muy importante mejorar la calidad de proyección de una sala y que podamos vernos mejor, con nuestras historias. Si durante un tiempo tuvimos anteojos que estaban empañados, ahora le pusimos un poco de pañito para limpiarlo”. Bilicich es una de las responsables de Espacio Santafesino, un programa que financia al cine local y que organiza un circuito de proyección para que las obras puedan ser disfrutadas por diversos públicos: el Corredor Audiovisual.
—¿En qué ciudades va hacer pie el Corredor?
—Iniciamos hace 3 años a lo largo de una autopista real, la Santa Fe - Rosario. Y esa autopista audiovisual iba de El Cairo al Cine América, hermanos de alma en cuanto a su perfil de programación y a su valor como salas históricas. Ahora estamos empezando a invitar a salas que tienen una pantalla viva, empañada o no, en el estado en el que estén, pero vivas por el esfuerzo de mucha gente. Otros hermanos que andan por ahí. Hoy tuvimos la primera reunión, donde hablamos de este Espacio y los invitamos a sumarse. Son dos salas de Buenos Aires, una de Córdoba y siete de la provincia de Santa Fe. Desde el Ministerio es súper importante apoyar a esos espacios para que sigan vivos y que la gente pueda realmente conocer las historias que se están produciendo, que son un reflejo de lo que todos nosotros somos y hacemos.
Imagen santafesina
Cuatro proyecciones fueron el eje de la velada: tres trailers y un largo, todos de realizadores de la provincia. Primero se pudieron ver los adelantos de Buscando al huemul, Piognak y Manekineko. Luego, El gran río, de Rubén Plataneo.
Todas las películas fueron solventadas –parcial o totalmente– a través de los premios estímulo del programa Espacio Santafesino. Buscando al huemul es un documental de Juan Diego Kantor que se centra en la búsqueda del animal en extinción por parte de Ladislao Orozco, un patagónico que desanda caminos áridos y montañosos. Otro documental, Piognak, de Emilio Jatón, narra la historia del médico Esteban Laureano Maradona. Por último, Manekineko: la ficción que están rodando en barrio El Pozo los talentosos Juan Pablo Arroyo, Gastón del Porto y Alejandro Carreras, cineastas de nuestra ciudad de una indudable creatividad que se refleja tanto en el tratamiento de la imagen como en el guión y la dirección de los actores.
Todos los directores estuvieron en la sala y comentaron sus obras con el público. Antes de ellos, la ministra de Innovación y Cultura, María de los Ángeles González, expresó cálidas palabras de agradecimiento y señaló la importancia que tiene para la identidad cultural de los santafesinos la producción y proyección de cine local. Quien se mostró muy emocionado fue Rubén Plataneo, el director de El gran río. Se trataba de la primera vez que una de sus realizaciones (tiene cuatro en total) se presentaba en Santa Fe. Plataneo, que hoy vive en Rosario, recordó cómo su primera aproximación al séptimo arte fue a través de los talleres del CCSF, en la década del 80. “Yo estuve en la comisión con la que hicimos todas las actividades para comprar este cine. Eso fue en el 81. Yo estudié cuatro años con Juan Carlos Arch y toda la banda que venía acá. Mis maestros eran tipos que habían salido de la Escuela de Cine que había sido cerrada por la dictadura. Estando en la secundaria también fui a un pequeño taller, de Pepe Volpogni, en otro cine club que había en la ciudad, el Núcleo Joven. Y después entré acá en la Comisión del Cine Club Juvenil. Éramos una banda imparable, infernal, estudiábamos todo el tiempo. Era en el Cine Chaplin. Estudiábamos y teníamos clases de análisis cinematográfico, atendíamos la boletería, programábamos, armábamos el boletín, presentábamos las películas...”.
El largo
En la función principal del festejo por los 59 años se pudo ver a El gran río. La peli hace foco en la vida de David Bangoura (conocido por su nombre de rapper, Black Doh), un joven guineano que llegó a Rosario como polizón en un buque transatlántico. Bangoura estuvo en el América en la función del sábado y, tras la proyección, ofreció una sesión de hip hop de su autoría.
—¿Cómo conociste al protagonista de tu película?
—Lo fui a buscar —explicó Plataneo—, me interesaba un fenómeno que se estaba produciendo, que era la llegada de barcos que venían a buscar soja y minerales a Argentina, barcos que cruzan el océano por la antigua ruta de los esclavos. Allí venían chiquitos africanos escondidos de polizontes en un hueco que está por sobre la hélice y el timón. Me interesan mucho las historias de barcos, soy muy lector de Conrad, Stevenson... Pero, además, sabía que dentro de esas sordas ballenas metálicas venían historias muy trágicas, muy dramáticas. Empezaron a caer africanos a nuestros país, la Europa latinoamericana, donde se exterminó a los negros hace 150 años y a sus descendientes se los invisibilizó. Empezaron a llegar estos pibes, al borde de la muerte, en condiciones infrahumanas. Me parecía un fenómeno que, dentro de la situación global, ofrecía un caso puntual a través del cual hacer un relato. Encontré a David, un personaje fuertísimo, que me dijo que hacía 3 años que había llegado y que su madre no sabía si estaba vivo o muerto. La película fue creciendo y yo terminé haciendo el camino inverso de David y busqué a su madre y sus amigos en África y filmé allí.
—¿Cómo fue esa visita?
—No fue una visita, fue una expedición. Llegamos a 20 días de un golpe de Estado en un país musulmán bellísimo y hundido en la peor de las miserias. Unimos en la película lo que la historia había quebrado: la relación entre David y su madre. Y tratamos de comprender en la película las distintas versiones sobre los contrastes de piel, de hábitos, de música, de religión, la salida de David, sus por qué y sus motivos.
Tras la proyección hubo un ameno brindis y, luego, Plataneo, la Comisión Directiva del CCSF, un nutrido grupo de socios y cineclubistas invitados partieron de festejo al bar Kusturica. Camino a sus 60 años, la institución cinéfila está más viva y joven que nunca.
Las butacas
Primero fue la pantalla nueva. Después, el cambio del sonido y de proyector. Pero ahora, camino a los 60 años, el CCSF se encamina a una gran inversión en su infraestructura: el cambio de las butacas. El monto total orilla los 150 mil pesos: cualquier ayuda suma. Las viejas posaderas de la sala del América ya necesitan ser pasadas a retiro. Por ello, los socios del CCSF iniciaron una agresiva campaña de venta de Bonos Contribución, los cuales pueden ser comprados en la sala o solicitados a su socio amigo. También abrieron una nómina para quienes deseen donar una butaca, a través del pago de $650. Los donantes quedarán registrados por siempre en la historia del CCSF.
Publicado en PAUSA #95, a la venta en los kioscos de SF