Por Adrián Brecha
La historia de ese extraño billete de color verde desvela a muchos argentinos como la kriptonita a Superman.
Al parecer la historieta comienza en 1535 cuando el hijo de Felipe el Hermoso y de Juana la Loca, quien llega a ser conocido con los nombres de Carlos I Rey de España y Carlos V Emperador de Alemania, ordena que en las recién descubiertas minas de plata del territorio que hoy es Mexico se empiece a acuñar una moneda similar a la que se utilizaba en Europa, con el nombre de “thaler” que, por una cuestión de fonética, en esas tierras se denomino daler.
Paso un tiempo y Benjamin Franklin viajó a Londres para pedir que le dejaran imprimir moneda y así dejar de depender de las libras esterlinas para financiar la guerra civil que se estaba librando en tierras americanas. La propuesta fue rechazada y Franklin decidió financiar la batalla con unos billetes llamados Continental. Una vez terminada la guerra, los Estados Unidos necesitaban una moneda para poder estabilizar su economía y el Continental no podía brindar seguridad ni respaldo al nuevo proyecto de país. Fue así como el secretario del Tesoro Alexander Hamilton decidió adoptar el daler mexicano, que muy pronto la fonética norteamericana convirtió en dólar. De esta forma el daler pasó a ser lo que hoy conocemos como dólar americano.
Ni Felipe el Hermoso, ni Juana la Loca y mucho menos Don Franklin imaginaron que ese billete podría generarle tanta adicción a un grupo de personas que viven al sur del sur, en este misterioso territorio que lleva por nombre Argentina.
¿Existe algún otro lugar en mundo en que haya tanto fanatismo por el dólar? ¿Es común en otros países que la radio transmita la cotización oficial y la cotización en blue (eufemismo para no decir ilegal)?
O son cosas que pasan acá... como cuando nos informaban cada media hora el valor del riesgo país, como si uno supiera de qué estaban hablando.
Algunos piensan que nuestra adicción a esta moneda es consecuencia de los elefantes de la buena suerte y la necesidad de colocarles un billete en su trompa. Otros aseguran que en realidad nos atrae el color verde, porque sabemos gracias a Diego Torres que es esperanza. De todas formas, es difícil explicar a ciencia cierta por qué pensamos o creemos que nos vamos a salvar de todos los males económicos si compramos una cierta suma de billetes verdes.
Según revela un estudio presentado en el 10º Congreso de Medicina del Comportamiento, el consumo de esta divisa alivia la ansiedad, mejora el estado de alerta, aumenta la concentración y reduce el estrés. A su vez, también reduciría el apetito y mejoraría la vida sexual. Sin embargo, estos especialistas también aclararon que el dólar no es una panacea y no conviene abusar de él. No es más que una divisa y puede engañar a su organismo a tal punto que puede generarle gases, irritación intestinal e incluso cursiadera.
Publicado en PAUSA #95, todavía a la venta en los kioscos de SF