Mediante capacitaciones, el municipio y la Nación articulan recursos para buscar la plena inserción laboral de los jóvenes santafesinos: representan el 50% de los desocupados.
Por Ileana Manucci
“En el Gran Santa Fe nosotros tenemos contabilizadas cerca de 20 mil personas desocupadas, y de ese total el 50% son jóvenes menores de 25 años, jóvenes que buscan empleo y no lo consiguen. Nuestros programas buscan la inclusión laboral de esa población que, por diferentes motivos, no ha podido terminar la escuela o no tuvo la posibilidad de seguir un terciario. Hacía ahí apunta el esfuerzo de la Oficina de Empleo de la municipalidad y de las empresas que aceptan estos programas que nosotros les ofrecemos”, dice Javier Fernández, subsecretario de Empleo de la Municipalidad de Santa Fe. A sus espaldas se escucha el incesante ruido de las máquinas de coser que en El Galpón (Pedro Vittori 4212) aprenden a utilizar un grupo de jóvenes desocupados de la ciudad.
El Galpón, inaugurado en octubre de 2011, es un espacio de capacitación y producción que apunta a la formación en competencias laborales, en función de las demandas del mercado laboral local. Las instalaciones fueron cedidas por UPCN a la Municipalidad de Santa Fe y se contó con el financiamiento de la Embajada de Alemania para la compra de equipamiento, previa presentación del proyecto del que participaron 70 propuestas formuladas por instituciones de todo el país. La iniciativa conjuga al Gobierno de la Ciudad, a través de la Subsecretaría de Empleo, y el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación.
“Estos entrenamientos son, específicamente, para aquellas personas que forman parte del Programa Jóvenes con Más y Mejor Trabajo y para los beneficiarios del Seguro de Capacitación y Empleo”, explica Fernández. “Se los capacita durante ocho meses en una tarea en particular, en este caso la confección de ropa de trabajo –buzos para los profesores de educación física del municipio–, tanto con contenidos teóricos como prácticos, poniendo a disposición de los chicos todos los elementos que puedan necesitar. Actualmente tenemos unos 110 cursos además de este, que los articulamos a través de convenios con la provincia, con instituciones que dictan cursos, con sindicatos, con la Universidad, entre otros. Tenemos desde carpintería, herrería, plomería, hasta administrativos, auxiliar de vendedor, pasteleros”.
—¿De dónde provienen los recursos para los entrenamientos?
—La Nación, mediante el Ministerio de Trabajo, es la que aporta los recursos, y nosotros desde el municipio nos encargamos de gestionar todo lo necesario para que las capacitaciones se lleven adelante. Los planes de entrenamiento laboral pueden ser tanto en el sector público, como este caso, como en el privado, donde las empresas nos hacen los requerimientos según sus necesidades y nosotros nos encargamos de vincularlos.
—¿Cómo funciona?
—Nosotros en esta nueva gestión hemos definido como uno de los objetivos principales de la Oficina de Empleo la intermediación laboral, tratar de vincular a las personas que están capacitadas dentro de los planes, o a los desocupados en general, con las empresas que nos den requerimiento. Previo a esto nosotros visitamos las empresas, los ponemos en conocimiento de los planes que tenemos y, una vez que ellos acceden a formar parte, entrevistamos a las personas que pueden ser posibles candidatos y se los enviamos para que hagan la selección definitiva del personal. Por lo tanto, para que estos programas funcionen y tengan éxito, se necesita de la voluntad no sólo de los Estados sino también de los empresarios locales.
Una de las posibilidades para los empresarios es incorporar personal en el marco del Programa de Entrenamiento Laboral, que consiste en la admisión de trabajadores bajo la modalidad de entrenamiento durante seis meses, donde se lo capacita en habilidades específicas de un puesto de trabajo, aunque sin generar relación de dependencia. Durante ese tiempo, el Ministerio de Trabajo realiza el aporte para el pago del sueldo del trabajador mientras dura el entrenamiento. Otra posibilidad es el Programa de Inserción Laboral, cuyo principal beneficio es que durante los primeros seis a nueve meses, parte del sueldo del trabajador es aportado por el Ministerio y se puede solicitar hasta un 50 % de reducción de las contribuciones.
“Pero el beneficio para las empresas no es sólo económico”, continua Fernández, “esto los ayuda en un aspecto clave como es la contratación de personal, porque sobre todo en la parte de oficios ellos nos manifiestan que no hay personal capacitado, que no encuentran en el mercado un soldador, un tornero o un fundidor, por ejemplo. Y capacitar gente le significa a la industria una gran inversión, y eso es lo que de cierta manera la Oficina de Empleo les está ahorrando, además de garantizarles que la persona que van a tomar tiene los conocimientos necesarios para desarrollarse en el puesto de trabajo”.
Graciela Fernández es la responsable de las acciones de entrenamiento público y expresa que en un 60 o 70% las empresas contratan a aquellas personas que recibieron el entrenamiento. Los cupos de los mismos son de aproximadamente 20 jóvenes, aunque eso también depende de los requerimientos de los futuros empleadores. Además de estos entrenamientos, circunscriptos a los beneficiarios de los programas, el municipio también brinda capacitaciones a las que puede concurrir cualquier persona desocupada, donde se le hará un perfil laboral que quedará ingresado en una base de datos con el objetivo de que las empresas puedan seleccionar los perfiles más convenientes para su área. Por otro lado, también se resaltó el entrenamiento laboral a personas con discapacidad, sector que no estaba contemplado y al que se está apuntando e intentando incluir actualmente.
Corte y confección
Desde marzo, unos 10 jóvenes de entre 20 y 30 años concurren a El Galpón, donde recibirán capacitación hasta fines de octubre, con una carga de 12 horas semanales. “Los chicos tienen mucho entusiasmo de venir acá”, cuenta Andrea Martínez, quien está a cargo de las clases,“la mayoría de ellos arrancó de cero con todo lo que tiene que ver con lo textil, con la moldería industrial, cortar y armar prendas. Es un mundo nuevo y eso también los atrae; manifiestan mucho interés y predisposición para aprender”.
Maximiliano está sumergido entre las telas amarrillas con aguja en mano y charla con sus compañeras que realizan lo propio en las máquinas de coser. “Yo ya tenía algunos conocimientos previos, me gusta todo esto y tengo facilidad para aprender. Por eso cuando me enteré de esta capacitación no dudé y me inscribí. Estoy aprendiendo mucho, son cosas que sirven y que ayudan para el día de mañana poder conseguir un trabajo: a mi me gustaría ser estilista de moda”.
Trabajo conjunto
Sergio Gómez es un empresario metalúrgico local y no duda en relatar las bondades que este sistema le trajo a su pyme familiar. “Ya hemos podido incorporar empleados a la empresa mediante esta modalidad y es algo a lo que seguimos apostando. Más allá de la ayuda que el municipio nos brinda con el tema de los salarios, lo que más remarcamos es la posibilidad, que esto nos da, de incorporar una persona, entrenarla durante varios meses, muchos más de los tres que por lo general se dan de prueba. De esa manera tenemos un panorama más amplio del futuro empleado, se logra conocerlo mejor, ver su forma de trabajar, sus aptitudes y actitudes, entre otras cosas”.
—Una vez que las personas entrar a la empresa, ¿sigue el vínculo con la Municipalidad?
—Sí, y ese es un aspecto fundamental. Ellos van siguiendo durante casi un año el entrenamiento de la persona, monitorean el desempeño, la responsabilidad, y eso a nosotros nos da mucha seguridad. Si algo sale mal contamos con el respaldo de ellos, que siempre están al tanto de lo que sucede. En este sentido, la Municipalidad dejó ser un organismo que sólo nos regulaba o cobraba para pasar a ser un socio estratégico para el crecimiento y el desarrollo laboral de la población. Con esto se recrea la cultura del trabajo, y eso es algo muy renovador para los que ya tenemos algunos años.
Publicado en Pausa #95, a la venta en los kioscos de SF