Digresiones

Por Adrián Brecha
I

Subir a un taxi representa una discusión latente. Sabemos que la sintonía que acuse la radio del conductor determina los posibles conflictos. Por mi parte, trato de no caer en la tentación... ante cualquier comentario siempre respondo “Sí, cierto, ¿no?”.
Pero esta vez me toco el taxista progre, no era una ilusión ni un chiste de Liniers. La primera pista surgió luego de siete cuadras por el Bulevar y ante las diferentes figuras femeninas que corrían o caminaban haciendo gala de la ajustada indumentaria deportiva.
El hombre al volante no había mencionado ningún improperio. Al contrario, subiendo al Colgante me dice: “Ya no se pueden decir ciertos piropos y está muy bien... Aunque a veces la boca va más rápido que la cabeza”.
El dial marcaba Continental. Casi como si fuera un metaviaje, se escuchaba la entrevista a un taxista, el cual argumentaba que no siempre la pinta determinaba lo inseguro de un pasaje. Mi taxista, asentía con un gesto. Llega el momento del boletín informativo. Me dije, acá se terminó lo que se daba.
—Viejo, nadie se acuerda del 2001...
—La verdad que no —respondo atónito.
—Yo no te digo que estamos de 10, pero el mundo tampoco está muy bien que digamos.
Mi silencio fue de sorpresa. El viaje siguió, y no continúo transcribiendo las palabras del taxista progre porque si no van a pensar que me llevaba Galende o Víctor Hugo.
Me bajé. Reviso todo. Es real, soy real. ¿Qué consumí antes de este viaje? ¿Hay unicornios? ¿Apareció el Setubalito? Estaba todo en orden.

II

La verdad que tanto 8N y 7D han convertido la política-mediática en una sopa de letras o batalla naval. Esta lucha de números y letras han dejado en el olvido el 21D maya, que no podemos dejar de pensar por las dudas, con tanto tornado dando vueltas. De todas maneras, todos sabemos que, una vez que pasen el 8N y el 7D, se nos vienen encima el 24D y 31D. Fechas que son muchísimo más complicadas y de tan difícil consenso como las anteriores, con o sin aguinaldo.

Publicado en Pausa #106, disponible en los kioscos de Santa Fe y Santo Tomé.

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