Es la pantalla con más historia en la ciudad, y una de las más importantes del continente. Próxima celebración de los cinéfilos que nos abren el ojo.
Este mes uno de los cineclubes más importantes del país y de latinoamérica, por su programación, por la cantidad de socios y por su rica historia, llega a su cumpleaños 60. Seis décadas de trayectoria, para una institución cultural que se sostiene por el puro esfuerzo de sus socios, es un logro digno de ser festejado. Más si ese cine club es nuestro, el Cine Club Santa Fe (CCSF), la mítica agrupación que todos los jueves le da vida al cine América y lugar a lo mejor de la filmografía mundial.
Corría 1953 y en su primera asamblea se congregaron figuras de los anales de la cultura local como Miguel Brascó, Susana Murúa, José María Paolantonio y Paco Urondo. También, al poco tiempo, allí estuvo el gran Fernando Birri. Y, desde el comienzo estuvo su primer presidente, Alberto Nícoli, quien el 24 de mayo de ese año tuvo el honor de inaugurar las funciones del club con la proyección de Los asesinos están entre nosotros, de Wolfgang Staudte. Entonces, este 24 de mayo habrá una cena de celebración en el Salón de Usos Múltiples del Molino Marconetti, donde los socios compartirán recuerdos e imaginarán futuros.
60 años. Los tiempos eran otros; las vanguardias realmente repercutían en el plexo de la cultura conservadora. En una entrevista realizada por Marilin Pérez, actual secretaria general de Cine Club y especialista en la historia de la institución, Nícoli recordó cómo “el diario en vez de poner los títulos de las películas ponía que iba a haber cine de vanguardia. Entonces ahí nos caían a controlar. Recuerdo que una vez vino la policía, y los hicimos pasar. Agarramos y pasamos una película densa, aburrida, después habló Paolantonio y luego pasamos otra película. Ahí agarran, se levantan y nos dicen ‘Muy interesante las películas, es una lástima pero nos tenemos que ir’. Se fueron y pasamos Buñuel, Un perro andaluz. Otra vez quisimos pasar El Acorazado Potemkim. Había que pedir permiso en la Municipalidad. Allí nos dicen que estaba prohibida desde los años 30. Yo por ese entonces tenía un programa del cine Lorraine de Buenos Aires, donde habían pasado la película, que decía ‘Perón cumple, Evita dignifica’. Entonces voy de nuevo y llevo ese papel y digo, ‘¿Pero cómo, así que usted está en contra de la política cultural del general Perón?’.”.
Como muestra de la movida, basta un breve listado de algunas de las pelis que se pasaron en ese primer año: El silencio es oro, de René Clair, Larga es la noche de Carol Reed, Intolerancia, Pimpollos rotos y El viejo excalibur de D.W. Griffith, Iván el terrible y El acorazado... de Einsestein, La batalla del riel de Clement, Obsesión de Visconti.
Una tradición que hoy se mantiene en los ciclos de Cine Estudio, donde se revisan filmografías, estéticas, corrientes y géneros con rigor y minuciosidad, DeSvelado, que anticipa lo que con el tiempo se vuelve filmografía de culto, o las habituales funciones de jueves, sábado y domingo, la delicia de los socios del club, que siempre se sostuvo con precios populares: para las funciones comerciales hoy las entradas son de $27 la general y $18 para los socios, quienes tienen el beneficio de entrar gratis a todos los ciclos y funciones regulares, que representan la mayor parte de la programación. Con $35 por mes degluten el sabor sutil de la luz en la cámara oscura.
La fiesta
En diálogo con Pausa, el actual presidente del CCSF, Guillermo Arch, nos dio mayores detalles sobre la celebración: “En la cena se va a presentar un trabajo de investigación sobre la historia del CCSF, con mucho material fotográfico. Vamos a tener espectáculos de gente amiga, de socios que se ofrecieron desinteresadamente a animar el encuentro. También se gestionó un matasellos conmemorativo como el que se hizo cuando cumplimos 50 años”. Se pronostica para el 24 una prolongada trasnoche después de la comida, por una tarjeta casi al costo.
La actividad del CCSF el último año fue imparable. Y hubo otras buenas fiestas, como la semana Kusturica. O el Día de Cine Santafesino, cuando en la sala y la calle se recordó con alegría el estreno de Tire Dié y la vida del querido Juan Carlos Arch, el presidente que sostuvo al CCSF por 40 años, en tiempos muy difíciles. Pero también está el cambio de las viejas butacas, el aumento en la cantidad de socios y una sala cada vez más llena. “Estamos cambiando el aire acondicionado y terminando la segunda etapa de las butacas, que empieza en septiembre. Todo con recursos propios. Apuntamos a la iluminación de la sala y a cambiar las alfombras. Se hace posible porque la masa societaria ha crecido bastante. Hoy estamos arriba de los mil socios”, agregó Guillermo Arch.
Los socios, protagonistas
“Hubo momentos en los cuales sino hubiese sido por un montón de voluntades que se juntaron, esto no seguía. Por ejemplo, la compra de esta sala en 1982 fue un huir hacia delante frente a la posibilidad cierta de que te cierren. Acá hubo socios que pusieron sus casas en garantía para sacar créditos para comprar la sala del América”, recordó Arch.
—¿Cómo se atrae al público, existiendo la posibilidad de ver cine en el hogar?
—Para reivindicar el hecho de ver cine en el cine se necesita llegar por otro lado al público, y tal vez, ese público llegue un poco más tarde, pero lo haga. Por ejemplo, toda la propuesta del espacio DeSvelado tiene que ver con obras cinematográficas que narrativamente está dirigida a un público que tiene otro tipo de inquietudes que ver una buena película en términos clásicos. Esa ha sido la estrategia: salir a buscar al público e identificarlo. En realidad, no lo identificamos nosotros: son fenómenos que aparecen y que se analizan constantemente. Y afortunadamente, superamos lo que nos proponíamos. Por lo menos en términos estructurales. Hoy llegamos a los mil socios, es todo un desafío porque hay que mantenerlos.
Publicado en Pausa #113, a la venta en los kioscos de Santa Fe y Santo Tomé.