Cocinar una ración con $3.70 por día, cuando los hay: el desafío de las ecónomas que alimentan a 180 mil chicos en los comedores escolares.
Por Milagros Argenti
En la provincia de Santa Fe, 400 mil chicos de jardín, primaria y secundaria reciben el servicio de copa de leche y 180 mil el de comedor escolar. Proceden de familias con escasos o ningún recurso, por lo que para muchos se trata de la única comida que reciben de lunes a viernes. Sin embargo, su nutrición queda entrampada en burocracias provinciales o nacionales. Mientras tanto, la discusión de fondo se sigue posponiendo: ¿cómo se puede aportar el alimento necesario para el desarrollo con un desayuno o merienda de $1,25 y un almuerzo de $3,70?
Actualmente, el Ministerio de Educación santafesino aporta $0,95 para copa de leche y $2,80 para comedor escolar; el Estado nacional, $0,30 y $0,90, respectivamente. Las cifras se vuelven más irrisorias si se toma en cuenta que, según la Federación de Asociaciones Cooperadoras Escolares de La Capital, los fondos de Nación se reciben de forma irregular: en el mejor de los casos, hay 40 días de atraso. Esto implica que las escuelas deben acomodar la dieta de los niños y adolescentes a lo aportado por Provincia. En cambio, funcionarios del Ministerio de Educación aseguran que la ejecución de los recursos nacionales se da mes a mes, a excepción de ciertas demoras debidas a desajustes administrativos entre las dos jurisdicciones.
El convenio por el Refuerzo Nutricional nacional se renueva todos los años y suele tener una vigencia de 12 meses. 30 a 60 días después de la rúbrica entre ambas partes, se mandan los fondos a Santa Fe. Según la cartera educativa, las quejas de las cooperadoras tienen raigambre en ese lapso entre la firma y la llegada concreta de los centavos correspondientes a la Nación. Por lo demás, informan, “son fondos afectados que tienen una identidad dispuesta en el presupuesto, no se mezclan con lo demás”. No es lo que sostienen las autoridades de varias escuelas consultadas: rara vez ese dinero complementario llega a las instituciones santafesinas de forma regular, aseguran.
Los centavos imprescindibles
Entre marzo de 2011 y febrero de 2012 se acordó con Nación por $46.402.507,20; y entre agosto de 2012 y marzo de 2013, por $34.946.670. Quedó entremedio el lapso entre abril y julio de 2012. El gobierno central divide los recursos anualmente comprometidos en dos desembolsos, pero para efectuar el segundo exige la rendición de cuentas del 50% del desembolso inicial: si bien se trata de un subsidio no reintegrable, la Provincia debe acreditar que el dinero se gasta.
A marzo de 2012, cuando Santa Fe pidió el segundo aporte, las escuelas no habían utilizado ni la mitad del primero. Entonces, Nación firmó el convenio 2012-principio de 2013 por ocho meses y exigió la reconducción de la plata sobrante del anterior para cuatro meses de 2012. Nuevamente, desde la Provincia aseguran que en ningún momento faltaron recursos y, desde la Federación de Cooperadoras, lo niegan. “Ese dinero se perdió”, afirma su titular, Juan Villafañe. Y a la Nación, le reprocha: “Se trata de chicos... Si no se pudo cumplir o hubo atrasos, flexibilizá”. Pero su mayor preocupación es otra: ¿quién controla lo que comen los chicos en esos establecimientos donde el dinero no se gasta? “Porque en esos casos”, afirma, “lo que hacen es amarretear y juntar plata por si alguna vez les falta, pero todo ese amarreteo se traduce en dietas pobres”. Sus palabras cobran mayor peso si recordamos que en aquel entonces la partida de la provincia era de $2,35 para comedor escolar y de $0,80 para copa de leche. El Ministerio de Educación comparte la inquietud. Pero a la vez, y contradictoriamente, la cartera provincial echa mano de la no utilización del dinero a la hora de debatir seriamente una actualización de las raciones. “Lo que nosotros tenemos es un relevamiento de que los chicos están comiendo. Además, cuando constatamos que no se da el gasto en las cuentas, estamos viendo que el dinero está alcanzando”, arguyen, aunque agregan: “Igualmente, también nos preguntamos qué se les está dando a esos niños. Porque si no hay movimientos de fondos, los están alimentando con lo de la Provincia, o bien están ahorrando porque la realidad es que han sucedido tantas cosas con los comedores que muchas escuelas guardan esa plata por si un mes no viene o pasa algo”.
Inflación y malabares
El último aumento de las partidas de Provincia fue en marzo pasado, en cumplimiento de la ley 13.296, según la cual el monto de las raciones debe renovarse dos veces al año (luego de los recesos escolares), tomando como base el Índice de Precios al Consumidor del IPEC. En esa oportunidad se fijaron los $2,80 para comedor escolar y $0,95 para copa de leche, con incrementos del 19,14% y 18,75%, según la inflación de 2012, que en Santa Fe fue del 17,7%. Para la Federación de Cooperadoras la normativa, aprobada en noviembre de 2012, representó un avance, ya que previamente la actualización quedaba al arbitrio de los gobiernos de turno. No obstante, Villafañe objeta que la suba anterior fue en junio de 2011, por lo que el último aumento dejó afuera un semestre completo. Por ello, en la reunión de julio próximo solicitarán la incorporación de los meses faltantes. También se llevará a la mesa de discusión que se tome en cuenta sólo el incremento en alimentos, porque el IPC contiene una serie de rubros (transporte, combustible, ropa) que licúa un posible aumento de las raciones acorde al necesario.
Los planteos no son caprichosos: lo que buscan es un reconocimiento por parte del Ministerio de Educación de que no hay posibilidad de menú aceptable por $3,70. Menos aún con los requerimientos de esa cartera, contenidos en un instructivo que no escatima exigencias. Ana Graziano, ecónoma de la escuela Nº 570 Pascual Echagüe de barrio San Lorenzo, grafica: “Tenemos que darles 100 gramos de carne magra (sólo pulpas) por día. Un kilo de carne de la que ocupamos está $39,90. Ahí ya tenés $3,99 por chico”. Y falta la guarnición, el postre y el pan. “Lo hacemos con mucho amor al niño, tratando de hacer malabares, de que puedan tener una comida sustanciosa”, expresa. “Pero la verdad, hace 30 años que estoy acá y realmente todavía no sé cómo hago para llegar a fin de mes con lo poco que nos envían”.
El ingenio y una increíble capacidad de administración se imponen: “cuando les damos el menú con ravioles se nos va a $6,30, por lo cual viene con dulce de membrillo, que es más económico. Al arroz amarillo le podemos agregar una fruta. Cuando los niños faltan, guardamos carne cruda o milanesas ya hechas, o pedimos menos cantidad para el otro día”, enseña Graziano. Así y todo, la nutrición se va resintiendo: “tratamos de darles fruta dos veces por semana pero vamos a tener que darles una sola vez. Una banana está $2, es un poco mucho”.
La Federación realizó un exhaustivo estudio de los costos de los menúes del último verano. Los desayunos y meriendas estipulados por Educación costaron entre $0,82 y $1,83, y los almuerzos oscilaron entre los $5,55 y los $8,53. En promedio, se necesitaron $1,45 para dar copa de leche y $6,89 para comedor escolar. Así, el incremento de las partidas debería ser, como mínimo, del 16% y el 86%, respectivamente. “Si el Indec sigue insistiendo en que con $6 por día se puede comer… deben considerar que lo que nos dan es un verdadero lujo”, ironiza Graziano. “Lo caótico es ir a las escuelas el lunes a la mañana, cuando los chicos vienen con esa ausencia de comida del fin de semana. Esa es la verdadera medida del comedor, de la calidad y de la cantidad de los alimentos”, añade Villafañe.
Publicado en Pausa #114, a la venta en los kioscos de Santa Fe y Santo Tomé.