Miles de jóvenes estudiantes viajaron a debatir y volvieron con una federación propia.
Por Marcelo Przylucki
Las rutas criollas cargan en su historia con cierta mística, si atendemos a que han permitido a millones de argentinos movilizarse con el afán de ser protagonistas de grandes sucesos culturales y, desde hace cierto tiempo, también políticos. El traslado masivo ya no es exclusividad del fútbol y del rock, sino que hay otros menesteres y otras urgencias que convocan a la reunión. Es así que una vez al año, y desde hace 11 años, los estudiantes de comunicación de todo el país se congregan con el ánimo puesto en charlar acerca de las dificultades no sólo de sus necesidades más inmediatas, como reformas de planes de estudio o fotocopias y comedores a precios accesibles, sino que también hormiguea en ellos la llama de los debates en torno a la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (LSCA) y políticas públicas en general, políticas académicas o cómo tratar cuestiones de género desde los distintos lenguajes comunicacionales. Lejos de perseguir soluciones inmediatas y alborotadas, lo que organiza el argumento de cada programa es el de generar discusiones y poner en jaque a distintas teorías y prácticas que, o son ajenas a la necesidad y a los ideales de la nueva generación estudiantil o bien han quedado obsoletas y fosilizadas en el canon de la comunicación.
El Encuentro Nacional de Estudiantes de Comunicación (ENEC) ha forjado un empuje que se ha desentendido de fronteras, puesto que, por tercer año consecutivo, el título de este evento se nombra, también, como Encuentro Latinoamericano de Estudiantes de Comunicación (ELAC), de manera que se está formando un colectivo de estudiantes involucrados y comprometidos cada vez más sólido.
Con la bandera plantada ya en lugares de lo más diversos (por ejemplo Rosario, La Plata, Córdoba e incluso Atlántida, Uruguay), el ENEC/ELAC ha sido el motor de un anhelo que se tomó su tiempo para madurar, con una concreción para nada tímida: luego de una década de encuentro y discusión, las distintas agrupaciones estudiantiles de comunicación, de las universidades nacionales de todo el país, conformaron este año la Federación Argentina de Estudiantes de Comunicación (FAEC), la cual busca construir y “aportar en la solución de las problemáticas que afectan a estudiantes, próximos profesionales y trabajadores de la información y la comunicación, entendida como un derecho humano de todas las personas y los pueblos, tanto desde el rol de los comunicadores en la etapa actual como los desafíos abiertos en el sector comunitario, público e incluso privado”, según su primer comunicado oficial, emitido tras su fundación.
Conformada por un total de 11 agrupaciones, la FAEC germina con la ambición de motorizar el incremento de la participación de los estudiantes de todo el país, para que continúen haciéndose cargo del proceso de federalización de las discusiones planteadas en el campo de la comunicación, en un contexto que exige y necesita la consolidación de los actores para la profundización de los cambios que se viven en el país y en Latinoamérica toda.
De esta manera, ya no es la agrupación “local” la que se ocupa de organizar los pormenores de cada encuentro, sino que es la Federación en su conjunto la que diagrama los cronogramas. Bernardo Gaitán Otarán, secretario de DDHH de la FAEC, charló con Pausa acerca de otras cuestiones:
—¿Cuáles son las necesidades y objetivos que se plantean satisfacer desde la FAEC?
—El principal objetivo es justamente el Encuentro. Correr la lógica del congreso con disertantes, papers, ponencias y todas esas formas que muchas veces no nos permiten el diálogo y el intercambio. Una lógica más distendida donde tener en la misma mesa a estudiantes, representantes de organizaciones sociales y de base y diferentes representantes del Estado, ministerios, organismos, etc. Es decir, generar un intercambio real entre quienes asisten para poder nutrir las discusiones, plantear preguntas y arribar a posibles soluciones en conjunto. Al mismo tiempo, conocer las realidades de otros estudiantes de diferentes universidades del país y del continente (Uruguay, Paraguay, Brasil, Venezuela, Ecuador), saber qué problemas plantean en su formación y cómo buscan resolverlos para, de esta manera, hacer una reflexión colectiva.
—¿Cuáles son los mayores desafíos que encuentran hoy los estudiantes de comunicación y los comunicadores en general?
—Hoy, el principal desafío es poder construir nuevos medios. Desde el 2010 el Encuentro se plantea como objetivo principal la lucha por la total aplicación de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. Es una de las leyes más debatidas y consensuadas de la democracia. Pero a su vez, el eje se nos fue corriendo hacia qué rol debemos tener nosotros como estudiantes, porque somos los actuales y futuros hacedores de esas nuevas pantallas y radios. Es decir, poder responder de qué forma llevar a la práctica todos estos debates que se tienen a lo largo de las tres jornadas que lleva el ENEC/ELAC. Por ejemplo, pensar cómo reformular los planes de estudio, para formarnos como profesionales que puedan pensar, gestionar y sostener estos nuevos medios (asociaciones civiles, medios cooperativos o pymes), no como “empleados de”, que sigan reproduciendo las lógicas históricas.
Buenos Aires 2013
La Universidad de Buenos Aires, Tecnópolis y la ex ESMA fueron sedes del XI ENEC/III ELAC, el cual contó con la mayor concurrencia desde que comenzó esta serie de cofradías (los inscriptos superaron el millar, mientras que los santafesinos –que estudian en Paraná– fueron más de 60). El contraste entre las tres cabeceras no fue únicamente con motivo turístico o de no repetir escenarios, sino que poseyó un argumento mucho más poético: una de las academias más importantes de nuestro país, un parque tecnológico que cuenta con una “usina de medios cooperativos” y el espacio más emblemático en materia de memoria de nuestro país confluyeron para saturar las dimensiones imprescindibles de las que un comunicador debiera poder nutrirse y sentar sus bases éticas, morales y profesionales. Acerca de la importancia de este tipo de eventos, Ricardo Forster, integrante de Carta Abierta y candidato a diputado nacional por la Ciudad de Buenos Aires, destacó a Pausa que “en este momento de la sociedad argentina se está dando una celebración democrática que radica en el hecho de que las escuelas de comunicación están abriendo el abanico para que todos puedan formar parte de una nueva emergencia de medios. Más puntualmente, la discusión ya no es restringida a ciertos ámbitos y a profesionales doctorados, sino que el tema está en el corazón mismo de la vida social”.
El saldo líquido de estos encuentros queda claro a medida de que caemos en la cuenta de que cada vez más personas son conscientes de que hay lógicas de intereses, concentración, distorsión de la información. Ya no es posible que los dispositivos empresariales, políticos, ideológicos, ocultadores de sus verdaderas perspectivas de la realidad, se muestren como caperucitas rojas. La caja de resonancia fundamental, que son las escuelas de comunicación, se están preocupando por la toma de conciencia y por la batalla en procura de conquistar la democratización no sólo de los medios en sí, sino también de la idea misma de comunicación.
Publicada en Pausa #121, miércoles 11 de septiembre de 2013
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