Por Federico Coutaz
Murió el Horacle, me dijeron hace unos días. ¿Cuándo? El año pasado. ¿Cómo? No se sabe.
No sé mucho de Horacle, ni siquiera su nombre, no sé si era un buen tipo, ni nada de eso que se dice de alguien que ha muerto. No fui su amigo, no creo que me registrara. Solía estar borracho. El motivo de estas líneas es que murió un poeta.
Alguna vez lo escuché leer o recitar poemas enteros en alguna especie de acto o recital con micrófono. La mayoría de las veces fueron fragmentos que largaba como tos, como escupida o vomitada. Deambulaba con sus versos en las noches, los repartía como estampitas, amistoso, desafiante o indiferente.
Solía sentarse en cualquier mesa sin haber sido invitado, interrumpía cualquier situación y recitaba. Muchas veces, quizás todas, olvidaba el poema en algún verso, entonces miraba hacia arriba y completaba la cadencia con alguna puteada que lo asistía, para salvar el ritmo. Luego se levantaba y se iba. Recuerdo siempre este final: “y los perros en la lluvia… y… la concha de mi madre”.
Otra lluvia y otra imagen, en su palabra, es cuando llevó una pizza a la gorda. La gorda era su mujer que murió en la inundación o apenas después. Cuando pusieron las cruces en la plaza, Horacle fue a llevarle una pizza, a comer una pizza con ella, a sentarse con la pizza frente a una cruz que decidió que era ella, se largó a llover y dejó la pizza, junto a la cruz, bajo la lluvia. “Solo como una pizza bajo la lluvia”, dice un cuento de Juan Forn, en el que se atribuye la frase a Lou Reed o a Zappa. Da igual. También lo escribió Horacle.
Mi último y primer recuerdo, no cronológico sino asociativo, es haberlo escuchado manguear con la brutal e infalible fórmula: “Dale, dáme dos pesos y decíme: tomá, basura, chupáte”.
Respecto de su muerte, escuché cosas sueltas, llenas de lagunas, pero con algunas coincidencias: Córdoba, una plata cobrada, envenenamiento. Quién sabe… Puede que me engañe la melancolía pero temo que cada vez queden menos poetas. Murió el Horacle, murió un poeta. Siempre es noticia muy triste la muerte de un poeta. Salud Horacle, buen viaje.
Publicada en Pausa #126, miércoles 20 de noviembre de 2013
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No conocía la historia, es conmovedora, quizás la forma de contarla también. besos fede.