Cuando el 4 de mayo de 2011 se presentaron a concurso preventivo de acreedores los hermanos Galán, antiguos propietarios de
Naranpol, un temblor recorrió a los trabajadores de la planta local. En octubre de ese año, sus peores temores se hicieron realidad: la patronal decidió cerrar y no pagar más los salarios. Los obreros se declararon en huelga, tomaron el predio e iniciaron el largo camino hacia la conformación de una cooperativa. Así, vieron pasar a un
inverosímil testaferro, sostuvieron el reclamo por casi 500 días y sin un peso en el bolsillo, asistieron a cerca de 40 conciliaciones obligatorias, contaron con el apoyo de las organizaciones sociales y aprendieron cómo los amparaba la nueva ley de quiebras y cómo es la dinámica de competir en el mercado sin un patrón.
A finales de 2012 obtuvieron la ley de expropiación en la Legislatura y en
abril de 2013 la cinta transportadora comenzó a marchar otra vez. Hoy, la
Cooperativa de Trabajo Naranpol Limitada es la fábrica recuperada más grande de la ciudad, con un centenar de operarios y casi toda la línea de productos en la calle.
La campaña mediática en contra de los trabajadores fue feroz, tanto como la lucha que llevaron adelante. Los trataron de violentos, ladrones, perejiles de una confusa operación política. Sin embargo, este año, con la reactivación de la planta de Blas Parera al 9300, las dudas quedaron disipadas. Tanto que, a comienzos de diciembre y como festejo por el aniversario de la expropiación, los antiguos proletarios revoltosos recibieron la visita del vicegobernador Jorge Henn y del diputado Avelino Lago, quien impulsó la movida legislativa, junto a otros funcionarios.
La recuperación de Naranpol tuvo su eco: con un proceso similar, la planta de Reconquista también fue expropiada y recuperada por sus trabajadores, organizados en la cooperativa de trabajo Forlín Unidos Limitada.