El cordón oeste sigue sumido en el abandono y Barranquitas no es la excepción. La nueva comisión vecinal, dirigida por Alejandra Ironici, busca dar un cauce a los reclamos.
Entrar a Barranquitas, así como a cualquiera de los barrios del oeste de la ciudad, es entrar al abandono, a la desidia de las políticas públicas y de los gobernantes que por décadas han olvidado este vasto y cada vez más poblado territorio.
Las calles de tierra, la basura, los altos pastizales, el enmarañado de cables que decoran triste y peligrosamente las casas y esquinas, el potrero lleno de agua y convertido en criadero de alimañas y enfermedades, son parte de una triste postal de un barrio que, como puede, lucha por salir adelante.
Al frente de la vecinal de Barranquitas, hoy, hay una persona que si de algo sabe es de luchas. Alejandra Ironici es conocida en la provincia y el país, ya que su caso marcó un precedente cuando le fue reconocido su derecho, como persona transexual, a modificar su nombre y género registral sin recurrir a las vías judiciales comunes, contando además con el apoyo del estado provincial y del entonces gobernador Hermes Binner, luego de más de tres años de peregrinaje por diferentes ámbitos políticos y judiciales por donde hizo oír su reclamo. Alejandra, además, pudo realizar su operación de reasignación de sexo el año pasado, cerrando así una etapa de lucha, pero abriendo otra.
“Yo llegué al barrio en 2009, después de volver de Buenos Aires, donde estuve con el tema de la presentación del amparo por la cuestión de mi identidad”, cuenta Alejandra. “Hoy veo que esa necesidad tan fuerte de la búsqueda del derecho a la identidad estuvo también muy ligada a la búsqueda de pertenencia a un lugar, de ahí viene este compromiso por tratar de hacer algo por Barranquitas. Ver la situación en la que estaba el barrio, cómo vivíamos, todas las necesidades que había, me llevó a pensar en que la vecinal era un lugar para ocupar si queríamos transformar la realidad. Así fue como conocí gente de acá con las mismas inquietudes y nos juntamos a trabajar.”
—¿Cómo te recibieron en el barrio cuando llegaste hace 5 años?
—Al principio fui discriminada, porque la visión que tenían era la de una travesti más, eso causó cierta resistencia en las personas, hasta que fueron conociéndome y charlando conmigo. Ahora me reconocen como Alejandra y punto. Creo que eso también tiene que ver con mis convicciones y valores, y con que mucha gente pudo entender que lo que corresponde a mi intimidad me tiene que interesar sólo a mi, que eso no puede convertirse en un obstáculo para hacer otras cosas. Además los vecinos pueden ver que yo vivo en el barrio, que no estoy ocupando este lugar desde afuera, en mi casa sufro lo que sufre el resto del barrio: no tenemos agua, luz, cloacas, ni servicios como teléfono o cable, además de que los remises, las ambulancias y la policía acá no entran.
—¿Cómo trabajan desde la vecinal para intentar cubrir todas esas necesidades?
—Lo primero es involucrarse y trabajar juntos. Esa fue una de las razones por las cuales decidí meterme en esto, algo había que hacer y no podíamos esperar que las cosas vengan de arriba, hay que acercarse y proponer, es algo que yo siempre le pido a los vecinos y que no es fácil, porque la gente está muy descreída de la política y por eso no le ve el sentido a luchar por estas cosas, pero si no trabajamos en forma conjunta es muy difícil que algo cambie.
La Lista Verde de la Esperanza, que llevó a Alejandra a la presidencia, obtuvo la mayoría de los votos en la elección que se realizó en abril de 2013, luego de que más de la mitad de la antigua comisión renunciara y la vecinal quedara acéfala. Los objetivos de esta gestión parecen claros: agua y tendido eléctrico para el barrio, necesidades básicas para una vida más digna.
“No es una sola necesidad la que tenemos que cubrir”, explica Alejandra, “son muchas, pero es importante hablar y escucharnos para ir haciendo una lista de prioridades, porque querer hacer todo junto es imposible y no sirve de nada. Nuestro compromiso desde que asumimos ha sido trabajar la temática del tendido del cableado, llevando adelante con los vecinos un fuerte reclamo para que la EPE baje al barrio a hacer la colocación del tendido eléctrico. Ese es un pedido prioritario, junto con el agua, después viene el zanjeo y la cuneta, la pavimentación de las calles, porque en las épocas de lluvia, como fue ahora febrero, es muy complicado salir del barrio. Nosotros vamos a seguir trabajando y exigiendo todo esto, porque son derechos constitucionales que no tienen nada que ver con los recursos”.
Caminando por el barrio, Alejandra es foco de los reclamos de los vecinos. Ella les responde que se acerquen a la reunión que más tarde van a tener en la vecinal. “La gente piensa que nosotros tenemos el poder para solucionar todo y no es tan fácil. Pero creo que hemos avanzado en algunas cosas, principalmente en devolverle la vecinal al barrio. Ahora se alquila para fiestas, para diferentes eventos, hasta de sala de velatorios funciona a veces. Es una forma de que la gente comience a apropiarse de ese espacio y, quizás, se interese por participar también de otras cosas que hacemos ahí”.
—¿Y qué otras propuestas tiene la vecinal en el día a día?
—Este año estamos abriendo las capacitaciones del Ministerio de Educación de la provincia en costura, peluquería y electricidad, que apuntan a recuperar a nuestros jóvenes del barrio para que puedan tener un oficio. También vamos a tener una capacitación del Ministerio de Trabajo para hacer los medidores en la puerta de cada casa, para que cuando la Epe entre al barrio a hacer el tendido del cableado, los vecinos ya tengan el pilar puesto en la puerta de cada una de sus casas. Por otro lado, también pautamos con la Municipalidad, ya que la anterior presidenta de la comisión directiva les cedió el patio de la vecinal para hacer el Jardín Municipal, que el salón de usos múltiples que ellos proyectan hacer sea compartido entre el jardín y la vecinal. Para todos los vecinos ese espacio es muy importante, además de que en algún momento queremos seguir construyendo, poner una sala de computación, dar más talleres, y la idea también es, en un futuro, poder traer un EMPA, que es una posibilidad que estamos viendo con el Ministerio de Educación.
El trabajo con otras organizaciones barriales parece ser una de las claves para lograr resolver algunas problemáticas. En breve, desde la vecinal y junto al grupo de Mujeres Emprendedoras, la Agrupación Pares, los Jóvenes del Partido Socialista, el coordinador de distrito y algunas organizaciones más, realizarán una relevamiento casa por casa para ver cuales son las necesidades concretas de cada familia, conocer el grado de escolaridad de sus integrantes, si habitan una vivienda propia o no, si tienen regularizada su situación ante la Municipalidad, entre otras cosas.
“Yo prefiero ser una presidenta no convencional, que no se base en una estructura jerárquica ni que este encerrada en la vecinal. Quiero trabajar y articular acciones con Municipalidad, Provincia y Nación para poder bajar recursos presupuestarios a nuestra vecinal. Creo que mi mayor objetivo como presidenta de la vecinal es poder convertir esos reclamos de los vecinos en decisiones políticas y en recursos económicos para solucionar las problemáticas del barrio. No es fácil, pero al menos comenzamos a trabajar en eso, que ya es algo importante para todos”, finalizó Alejandra.
Publicada en Pausa #129, miércoles 12 de marzo de 2014
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