ANUARIO 2014. El largo adiós a La Llave.
Alejados de la lógica de discotecas y de los “restó”, los
noctámbulos con simpatía bohemia buscan frecuentar espacios en los que la
música oficie de puente para el encuentro, en perjuicio de su empleo como
accesorio de animación. Quince temporadas defendiendo eso, con talleres,
infinidad de recitales y ciclos de cualquier disciplina imaginable fueron las
que se sostuvo La Llave Pub,
que vendió su último porrón el 14 de septiembre a las 10:59, después de una
noche inolvidable de despedida.
noctámbulos con simpatía bohemia buscan frecuentar espacios en los que la
música oficie de puente para el encuentro, en perjuicio de su empleo como
accesorio de animación. Quince temporadas defendiendo eso, con talleres,
infinidad de recitales y ciclos de cualquier disciplina imaginable fueron las
que se sostuvo La Llave Pub,
que vendió su último porrón el 14 de septiembre a las 10:59, después de una
noche inolvidable de despedida.
En La Llave
el ambiente que se vivía otorgaba sensación de resguardo, de fraternidad y de
que llevarse un amigo o una anécdota nueva era más que posible. Lucas y Marilin
eran los nombres de referencia cuando había que gestionar cuestiones puntuales
acerca del bar, pero tanta gente formaba parte de su clima habitual que todo un
estrato social podría ser acusado como su “dueño”.
el ambiente que se vivía otorgaba sensación de resguardo, de fraternidad y de
que llevarse un amigo o una anécdota nueva era más que posible. Lucas y Marilin
eran los nombres de referencia cuando había que gestionar cuestiones puntuales
acerca del bar, pero tanta gente formaba parte de su clima habitual que todo un
estrato social podría ser acusado como su “dueño”.
Suspensiones temporales y renegociación de condiciones
fueron delineando un cierre progresivo de ese refugio, que lentamente fue
heredando su mística a otro bar: Gente que no, un aire renovado para los que a
la salida de cualquier evento necesitan un refresco y un lugarcito para
disfrutar un cigarrillo. Expansiones, reducciones y rumores de todo tipo
alcanzaron también a Gente Que No, que rápidamente se hizo cargo de ese mismo
local de Bulevar al 1400. Y ahí están de nuevo ocupadas todas las mesas y el
baile de rocanroles entre las paredes con afiches y postales que para algunos
son misterio y para otros memoria, donde el acercarse a charlar no resulta una
actitud invasiva sino una oportunidad para pagar a medias el trago que sigue.
fueron delineando un cierre progresivo de ese refugio, que lentamente fue
heredando su mística a otro bar: Gente que no, un aire renovado para los que a
la salida de cualquier evento necesitan un refresco y un lugarcito para
disfrutar un cigarrillo. Expansiones, reducciones y rumores de todo tipo
alcanzaron también a Gente Que No, que rápidamente se hizo cargo de ese mismo
local de Bulevar al 1400. Y ahí están de nuevo ocupadas todas las mesas y el
baile de rocanroles entre las paredes con afiches y postales que para algunos
son misterio y para otros memoria, donde el acercarse a charlar no resulta una
actitud invasiva sino una oportunidad para pagar a medias el trago que sigue.