“Muchas cosas en el mundo carecen de nombre y hay otras cosas que, aún cuando posean nombre, nunca han sido descritas. Una de éstas es la sensibilidad (inconfundiblemente moderna, una variante de la sofisticación pero difícilmente identificable con ésta) que entiende por el culto nombre de Camp”. (En contra de la interpretación y otros ensayos)
Así comienza su artículo Susan Sontag para definir lo que podría ser una corriente artística emparentada con lo kitsch o tranquilamente podría ser un análisis sobre la coyuntura local luego de las últimas elecciones. Lo que podríamos llamar la perinola electoral donde todos suman o El Teete (triple empate técnico). Dice Susana que “el tiempo puede remediarlo, que el tiempo reduce el ámbito de la sensibilidad camp. El tiempo libera a la obra de arte (dice Sontag y yo agrego a la política) del contexto moral. Es decir genera un efecto por el cual el tiempo reduce el ámbito de la banalidad”.
Para poder entender por qué una elección puede ser camp y terminar en el Malba o porque no en el MoMA cual obra de arte observada por el Momo Benegas mientras le roba un sanguchito a Mercier, me permitiré definir algunos aspectos que pueden acercarnos a comprender cuánto de Camp tiene la elección en nuestra querida comarca:
la vida, diferente, complementaria. Repase cada candidato, únalo a los personajes que lo acompañaron en el pasado, luego piense en quiénes lo defienden en el presente y si le quedan ganas piense en el futuro.
sobre la tragedia.
apasionante búsqueda por encontrar el éxito en ciertos apasionados fracasos. Hay quienes dicen que no es importante ser sinceros, sino tener estilo. La última definición de Camp: es bueno porque es horrible.Publicada en Pausa #156, miércoles 17 de junio de 2015
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