Conocer derechos y hacerlos valer

La
Asociación Civil Unipadis organiza un ciclo de charlas para
difundir los derechos de las personas con discapacidad en materia de educación,
salud, trabajo, ocio y tiempo libre.
Con el objetivo de lograr “plena participación e igualdad”, la Organización de las
Naciones Unidas celebró en 1981 el Año Internacional de las Personas con
Discapacidad. Por aquel entonces, el gobierno de Santa Fe organizó una Comisión
de Discapacidad para encausar los esfuerzos de distintos actores durante la
conmemoración. Al finalizar el año, algunos miembros de la comisión supieron
que quedaban muchas cosas por hacer y fundaron Unión para los Discapacitados
(Unipadis), una asociación civil que buscaba la promoción del discapacitado y
el apoyo a la familia.
Todos los veranos, la pileta de Unipadis, en el predio de Pedro de Vega, es una fiesta de integración y esparcimiento para niños y adultos.
“En ese momento no había nada: ni escuelas ni centros de
día. Los discapacitados estaban pero nadie sabía dónde. La idea era hacerle
saber a las familias que no estaban solas, que conozcan las posibilidades que
tenían cuando nacía un niño con problemas o cuando se los diagnosticaba. Los
objetivos que están plasmados en el estatuto rescatan los valores de
solidaridad y acompañamiento, que se necesitaba mucho”, recuerda Marigel
Beltramino, cara visible de Unipadis e hija de Italia Marini, una de las
fundadoras.
La asociación abrió las puertas de su club, ubicado en Pedro
de Vega 843, en 1985. “Durante estos años, Unipadis tuvo sus altibajos y desde
hace un tiempo se concentró en cubrir una necesidad que no existía para los
discapacitados adultos, que es la de ocio y tiempo libre. Hoy en día tenemos
las instalaciones remozadas y alquilamos parte del espacio a un gimnasio y una
cancha de fútbol 5 para solventar gastos de funcionamiento”, señaló Marigel Beltramino.
El trabajo fuerte llega en el verano, donde se inaugura la pileta y funcionan
las colonias de vacaciones que históricamente fueron para adultos. Sin embargo,
desde hace algunos años se abrieron dos turnos, uno de ellos es inclusivo y
asisten todo tipo de chicos desde los cuatro años. “Abrimos para los más
pequeños porque también detectamos esa necesidad, sobre todo para los que
tienen discapacidades motoras o intelectuales muy profundas; también vienen
algunos con trastornos de conducta que no encajan en otras colonias más
grandes”.
Unipadis también organiza bailes mensuales muy concurridos
“porque las personas con discapacidad, por lo general, tienen dificultades para
concurrir a lugares bailables comunes. Nosotros hemos creado un ámbito muy
lindo, donde todos se conocen y siempre tenemos chicos nuevos. Es una actividad
que nos pone muy orgullosos”, destacó Marigel Beltramino.
Y añadió: “Pensamos que la forma de hacer una sociedad
inclusiva es formar a los chicos desde pequeños con la diversidad, porque la
van adquiriendo naturalmente. En cambio a los adultos muchas veces hay que
imponerles estos conceptos. La educación inclusiva tiene doble finalidad: una
es permitirle al chico discapacitado ir a la escuela común, que es lo que le
corresponde por derecho, y otra es el derecho de los otros chicos de tener
contacto con todas las diferencias. Si esto funcionara así, más adelante la
sociedad va a ser más inclusiva sin que nos demos cuenta”.
—¿La sociedad actual es más inclusiva que cuando abrió
Unipadis?
—Probablemente sea más integradora que inclusiva. En este
momento se habla más de discapacidad. Con respecto a la educación, hubo un
momento en que, como no había nada, se abrieron las escuelas especiales, que
salvaron el momento pero hizo que los ciegos, los sordos y los discapacitados
intelectuales estuvieran separados del resto. Y eso no llega a ser inclusión.
Marigel Beltramino sentenció: “Muchas de las escuelas
especiales de Santa Fe no están cumpliendo el rol que tenían asignado en un
principio. Por ejemplo, la misión de la escuela para ciegos era proporcionar
educación primaria en función de su discapacidad, o sea detectar si necesitaban
más tiempo o tenían que aprender Braille. Como sea, los alumnos tenían que
salir a los 12 o 14 años con el primario completo y eso no está ocurriendo.
Hemos tenido chicos de 12 y 15 años en la colonia que no fueron alfabetizados
ni se les enseñó Braille en la escuela especial. En esas condiciones no pueden
hacer el secundario y luego viven una vida dependiente. Nosotros queremos que
los chicos se desarrollen al máximo de sus capacidades porque ése es su derecho
según la
Convención Internacional sobre los Derechos del Niño”.
Hace tres años, Unipadis cuenta con un departamento legal
que brinda asesoría jurídica gratuita “porque la gente con discapacidad no
conoce a fondo sus derechos y por eso no los hacen valer. O sea, las leyes
están, pero hay que hacerlas cumplir. Parece que discapacidad es igual a
enfermedad y se hace mucho hincapié en lo que deben brindar las obras sociales
por ejemplo, pero jamás se habla de educación y a través de los padres nos
enteramos de los problemas que existen de acceso a la escuela. La Ley Provincial de
Discapacidad Nº 9.325 dice claramente que todos los chicos tienen derecho a
educarse en la escuela común y eso no se está cumpliendo”, puntualizó la
titular de la entidad.
Educación, trabajo y salud
“Todos los niños tienen derecho a la educación, que no es
sinónimo de concurrir a la escuela. Todos los niños con discapacidad tienen
derecho a concurrir a escuelas comunes. Todos los niños con dificultades en el
aprendizaje tienen derecho a que se les enseñe de manera que puedan aprender”,
afirman desde Unipadis. En este sentido, el 7 de agosto iniciaron el ciclo de
charlas “Hacia una sociedad inclusiva. Conocer y hacer cumplir nuestros
derechos”, que cuenta con el auspicio de la Feria de las Organizaciones Sociales.
Durante la primera jornada, que contó con la participación
del defensor del pueblo Luciano Leiva, el eje fue educación. Trabajo será la
temática del próximo encuentro, previsto para comienzos de octubre. También se
prevé abordar las problemáticas de salud y actividades de ocio y tiempo libre.
“La idea fue mostrarles a los padres el texto de las leyes
para que tengan cómo defenderse cuando les dicen en las escuelas que no hay
lugar o no están capacitados para recibir a sus hijos. Y quién mejor que el
defensor del pueblo para explicarnos cómo actuar cuando la escuela nos niega la
entrada o la permanencia de los chicos en la educación. Un decreto provincial
de 2008 dice que la familia es parte indispensable de un consejo donde se trata
cómo se va a educar un niño. La familia debe ser escuchada, pero en la realidad
vemos que es a la primera que dejan de lado. En esta jornada hemos visto que prácticamente
no hay denuncias en la
Defensoría del Pueblo ni en el equipo socioeducativo de la
provincia acerca de los problemas para ingresar o permanecer en los diferentes
niveles educativos. Esto es válido también para aquellos con dificultades en el
aprendizaje, a quienes no se les prestan los apoyos correspondientes. La
conclusión que sacamos es que la mayoría de los padres no sabían que existían
leyes de discapacidad que los avalan”, contó Marigel Beltramino.
Debido al interés que suscitó la temática, el defensor del
Pueblo citó este jueves 27 a los padres que han tenido problemas en
determinados establecimientos escolares para conocer cada caso y ver qué
medidas se pueden tomar. “Es importante saber que no estamos solos cuando
exigimos y defendemos la educación de nuestros hijos”, concluyó la titular de
Unipadis.
Publicada en Pausa #160, miércoles 26 de agosto de 2015
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