El sueño copero no pudo ser y se terminó el año futbolístico para el Tate.
Para Unión, 2015 fue un año de mayor a menor. El Tate hizo un muy buen primer semestre, decayó un poco en la segunda mitad y terminó sufriendo la salida de su goleador Enrique Triverio. Igual, el equipo está consolidado desde lo futbolístico y mira hacia 2016 con expectativas de mejorar lo muy bueno que hizo este año.
El Rojiblanco fue el mejor equipo de la B Nacional en 2014 y por eso ascendió primero. El comienzo de 2015 sirvió para ratificar lo que hizo en el ascenso. La comisión directiva respetó la base del campeonato anterior y Madelón supo conducir a un equipo que fue revelación hasta que se fue “Kike-gol”. Triverio hizo goles (muchos) y además “potenció a sus compañeros”, tal como señaló el DT tatengue. Después del parate por la Copa América, Unión ganó algunos partidos, hasta superó al campeón Boca en La Bombonera (4 a 3), pero su rendimiento no volvió a ser el mismo. La presión alta que ejercía se fue pinchando, los rivales le tomaron el tiempo y aunque algunas victorias le aseguraron el ingreso a la Liguilla pre-Sudamericana, ya nada fue lo que era.
Madelón tenía la obsesión de entrar por primera vez en la historia a un torneo internacional, buscó motivar a sus jugadores con frases incómodas como “los jugadores están pensando en las vacaciones, en Miami o en Cancún”, o hablarles de grandes futbolistas de Unión que jugaron en la Selección, pero que jamás vistieron la rojiblanca en un certamen fuera de los límites argentos. No hubo caso, las palabras no alcanzaron, el sueño de cruzar fronteras sigue sin cumplirse. Unión bajó su rendimiento y la Liguilla, a la que tantas ganas le tenía, se la comió un Tiburón en sus propias narices. Tuvo ganas, muchas, pero careció de fútbol para –aunque sea– forzar los penales. Fue de más a menos, las sonrisas se fueron desdibujando y cuando una noche de noviembre sus hinchas se ilusionaban con recuperar la alegría, Nereo Fernández no pudo evitar dos goles de Aldosiví y Sand se acabó.