“Rusia podría convertirse en el mayor proveedor mundial de alimentos de alta calidad, saludables y no transgénicos, que hace tiempo que desaparecieron en algunos productores occidentales. La demanda en el mercado mundial de tales productos está creciendo constantemente” dijo el jueves 3 ante la Asamblea Federal el presidente Vladimir Putin, en su discurso anual de balance de gestión. Con una de las tres planicies más feraces del mundo, como la de Argentina y Estados Unidos, Rusia avanza hacia una agricultura completamente libre de Organismos Genéticamente Modificados (OGM).
Mientras tanto, la política transgénica en Argentina se profundiza con la entrega del Ministerio de Agricultura a la Mesa de Enlace; Agricultura de la provincia de Buenos Aires será directamente conducida por un ex directivo de Monsanto, Leonardo Sarquís. En Rusia, desde septiembre de este año, fue prohibida la producción agropecuaria con OGM, excepto para uso experimental o de investigación. “No vamos a producir ningún producto alimentario usando OGM”, dijo el vice ministro Arkady Dvorkovich. El primer ministro Dmitry Medvedev ya había cerrado la importación de productos con OGM el año pasado. En Rusia, el uso de transgénicos presentes en los alimentos producidos dentro del país ha disminuido de un 12% a un 0.01%. Se estima que solo hay 57 productos legales que incluyen transgénicos en su composición.
"Hace diez años importamos casi la mitad de los alimentos del extranjero, y dependíamos de las importaciones. Ahora Rusia está entre los exportadores", dijo Putin ante la Asamblea Federal. Según el líder ruso, para 2020 la potencia asiática será capaz de abastecer el mercado interno con alimentos cosechados en el país.