El intendente de La Plata justifica la represión y los despidos

Represión en La Plata. Disparos en proximidad a la altura del torso.

Balazos, gas pimienta y lacrimógeno fueron las herramientas con las que la policía bonaerense reprimió a un grupo de 200 personas que se manifestaban frente a la Municipalidad de La Plata, en reclamo por la baja de 4.500 contratos, que vencieron el 31 de diciembre y que se encuentran en revisión, por disposición del intendente Julio Garro.

“Hay una compañera con 15 tiros de bala de goma que está en el hospital; en total hubo 12 lastimados y detenidos”, aseguró una manifestante en diálogo con radio América, y añadió: “Somos trabajadores, no somos ñoquis”. Sin embargo, el intendente Garro defendió el accionar represivo a través de su cuenta de Twitter:

 

El 5 de enero los despedidos ya habían tomado la planta baja de la Municipalidad, con presencia de la policía y de infantería, reclamando una reunión con Garro. Si bien trascendió que unos dos mil contratados tendrían continuidad, el tono de persecución es explícito: “Se tomó la decisión de terminar con los puestos políticos. El cambio es hacer que la plata de los impuestos vuelva en servicios a los vecinos y deje de mantener estructuras y militantes de tal o cual puntero”, dijo el secretario general de la Municipalidad de La Plata, Javier Mor Roig.

Tal como advirtió en la campaña, el gobierno en diferentes niveles –nacional, provincial y municipal– y en los distintos poderes está realizando un ajuste cuya línea de corte tiene un solo criterio: la persecución política y la estigmatización ideológica. El decreto que a nivel nacional firmó el ministro de Modernización Andrés Ibarra establece que en la Administración Pública Nacional se revisarán todos los contratos rubricados durante los últimos tres años y todos los concursos sustanciados durante los últimos dos.

El justificativo es hacer más eficiente la gestión y separar a los ñoquis. Lo extraño es que, según se establece en el decreto –y en el relevo de los despidos que se van sucediendo en el sector público– los ñoquis sólo y únicamente serían los trabajadores que se incorporaron al Estado durante los últimos años, y nadie más.

 

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