El grupo Curas en la Opción Preferencial por los Pobres cuestiona el ajuste y los despidos y advierte “una actitud de revancha de clase” de parte del gobierno de Cambiemos. Fuerte documento de actualidad política con críticas a los obispos.
En un documento publicado en su página web, el grupo Curas en la Opción Preferencial por los Pobres analizó los primeros 30 días de gobierno de Cambiemos y trazó un diagnóstico sombrío. “Sentimos amenazada nuestra paz social”, describieron los sacerdotes como evaluación de las medidas adoptadas por Mauricio Macri en su primer mes como presidente.
[quote_box_right]"Se habla desde un pretendido limbo político donde lo ideal es no tener ideología, algo que es una mentira para absolutizar la propia ideología". [/quote_box_right]
“Transcurridos los primeros 30 días de gobierno de la Alianza Cambiemos, sentimos amenazada nuestra paz social, en serio riesgo la vida del pueblo trabajador y en especial de los pobres”, señalaron los curas. “Observamos una actitud de revancha de clase, superioridad intelectual, cinismo y discriminación en las intervenciones públicas de muchos funcionarios, incluyendo al presidente, en referencia a los militantes, el gobierno anterior, la clase trabajadora, el costo de la vida y los despedidos”.
Según el grupo Curas en la Opción Preferencial por los Pobres, el gobierno de Macri ha incurrido en un “notable desprecio por las instituciones”. Pero los cuestionamientos más fuertes son sobre el plan económico del nuevo gobierno: “Han priorizado los intereses de los sectores productivos más ricos que tienen fortunas en dólares, las recetas ortodoxas de los organismos financieros y el absolutismo de mercado por encima del pleno empleo, la valorización del salario y la contención social”.
Los sacerdotes advierten además que “se recurre a la consabida y fracasada receta del ajuste” y objetan el manejo de la problemática social por parte del presidente Macri y su equipo de gobierno: “Vivimos un estado policial. Esto no es una verdadera democracia, por más que los gobernantes sean legítimos”.
En otro fragmento del documento, sostienen que “se habla desde un pretendido limbo político donde lo ideal es no tener ideología, algo que lisa y llanamente es una mentira para absolutizar la propia ideología y eliminar cualquier otra”.
En el final del documento también hacen críticas a la cúpula de la Iglesia al advertir “el silencio cómplice de los obispos que parecen desconectados del sufrimiento de los trabajadores y no perciben que la calidad democrática está en peligro”.