Después de siete años de transmisiones gratuitas por la TV Pública, el gobierno nacional le devolvió el negocio de la televisación del fútbol de primera división al Grupo Clarín (Canal 13) y a Telefónica (Telefé).
A partir de febrero, cuando comience el torneo de transición, los partidos de River, Boca, Racing, Independiente y San Lorenzo se verán por esas señales. En las ciudades donde no hay repetidoras (no es el caso de Santa Fe) el público deberá contratar servicio de televisión por cable para acceder a los partidos de los “grandes” del fútbol argentino.
[quote_box_left]Los equipos grandes serán televisados por canales como Telefé que tiene sólo ocho repetidoras en todo el país. [/quote_box_left]
El acuerdo para la televisación gratuita y abierta de todos los partidos se firmó a mediados de 2009 y significó un duro golpe para el Grupo Clarín, que tenía –a través de TyC Sports– el monopolio de las transmisiones. Julio Grondona, como titular de la AFA, y la presidenta Cristina Fernández habían sellado aquel acuerdo que dio origen al programa Fútbol Para Todos.
A poco más de un mes de su asunción, el presidente Mauricio Macri tomó dos decisiones que reconfiguran el tablero de medios vinculados al deporte: primero cerró el canal estatal DeporTV, competidor de TyC Sports, y ahora le cedió a cedió a Clarín y Telefónica la televisación de los equipos “grandes”.
Con esta decisión, los equipos grandes pasarán de ser transmitidos por la TV Pública, con 267 repetidoras analógicas que cubren todo el territorio nacional, a canales como Telefé, que tiene ocho repetidoras en todo el país, una de ellas en Santa Fe (Canal 13).
Más detalles sobre el acuerdo, en esta nota de El Cronista
A ver, sobre el tema del fútbol "para todos". Las empresas siguen vendiendo el fútbol, solamente que la "pública" la paga el estado, es decir, la ordeñada al sector productivo. Es decir, el que no ve fútbol le paga al que ve, involuntariamente. Fuera que el estado prohibiera vender el fútbol y lo declarara bien público no vendible, bueno. Seguramente lo tratarían de fascista. Pero los contratos deben ser incluso más ventajosos negociando con el estado, como pasa siempre.