ANUARIO 2015 | La muerte de Nisman y el poder de una corporación.
Independencia de la Justicia: ese es el señuelo para ponderar los fallos a favor como correctos y los fallos en contra como resultado de la corrupción más espantosa. La epistemología –la disciplina filosófica que piensa cómo la ciencia se valida a sí misma, cómo es posible (o no) producir una verdad– le viene dando mil vueltas al problema de la relación entre la política y el conocimiento, desde inicios del siglo XX. En el Poder Judicial no se anoticiaron de tales profundidades: todavía se pondera que los magistrados sean, o deban ser, humanos no politizados, entes angélicos ajenos al conflicto real. Extraña triquiñuela; el poder no soporta los lugares vacíos. En el –imposible– caso de que la Justicia existiera por fuera del mundo político, allí está el billete para imponerse. La sencilla revisión de la población carcelaria y su clase social de procedencia es un indicador de cómo obra, y en favor de quiénes, la justicia penal.
[quote_box_left]Independencia de la Justicia: de lo único que es independiente es de la voluntad popular, por ser el único poder que no se vota, regulado por su propia corporación –los abogados–, el único poder al que nunca le llegó la democracia. [/quote_box_left]
La muerte del fiscal Alberto Nisman, sin aclarar, desató una movilización en la que el partido judicial exhibió su potencia y su juego. En el reclamo, la presidenta se convirtió en la asesina del encargado de investigar –de modos absolutamente torpes y fallidos– el peor atentado terrorista de nuestra historia. Patricia Bullrich y Laura Alonso eran dos de las principales agitadoras de la denuncia de Nisman sobre la presidenta, desestimada en sede judicial y basada en un precario sustento legal y en profusas teorías armadas a partir de escuchas ilegales tomadas por servicios de inteligencia en desgracia. Ahora, Bullrich maneja la Federal y todas las fuerzas de seguridad y Alonso desembarcó en la Oficina Anticorrupción. La temporada de caza judicial de políticos sin fueros ha comenzado.
Nisman trocó en mártir y perdió su condición de vil lacayo, obtenida cuando había denunciado a Macri por pinchar teléfonos. Y la Corte Suprema antes aliada al kirchnerismo es hoy una prístina institución defensora de la ley. Así, una vez conocido el resultado del balotaje, emitió una serie de fallos completamente en contra del gobierno saliente, que fueron desde la disolución del registro de trabajadores rurales (y su devolución al gremio aliado de la patronal) hasta la devolución a tres provincias del 15% de coparticipación que aportaban a la seguridad social.
Independencia de la Justicia: de lo único que es independiente es de la voluntad popular, por ser el único poder que no se vota, el único poder regulado por su propia corporación –los abogados–, el único poder al que nunca le llegó la democracia.
Publicada en Pausa #167, miércoles 16 de diciembre de 2015