Ediciones del Garito dio a la luz sus primeros cuatro libros, con las firmas de Chiuchquievich, Barberis, Ruatta y Bonatti.
A raíz de tener textos inéditos bajo el brazo, el cuarteto Chiuchquievich-Ruatta-Bonatti-Barberis dio inicio a Ediciones del Garito con una serie de títulos surgidos principalmente de la audición radial Póker de Sotas. Con sendas presentaciones a principios del verano, los cuatro libros con los que debuta la editorial presentan propuestas discordes con los regímenes literarios para acoplarse a puestas estéticas más universales. La radio, la música, el teatro, filosofía existencial en clave poética, todas forman parte de un movimiento que desde la cotidianeidad de nuestras cavilaciones nos incomodan y atraen, simultáneamente.
El amor a lo que se hace, a los amigos, a lo que hacen los amigos y a uno mismo. En definitiva, amor, es lo que dio pie para que se recurriera a textos que originaron programas de radio, que reunieron a gente que formaron una banda y que también dieron pie a una no-colección de libros.
El, acaso, más premeditado de los cuatro volúmenes publicados a fin del año pasado por Ediciones del Garito, fue el de Claudio Chiuchquievich, enAmorArte… o nada. En compañía de Lucas Fornillo en guitarra y Martín Testoni Almirón en saxo, Chiuchquievich escribió, se podría decir, un libro en vivo, organizando presentaciones con título idéntico y en el que se escuchan ecos de Alain Badiou y Macedonio Fernández. El producto final no cesa de provocar punzadas al pudor, a la integridad, al orgullo solamente hablando de cuerpos y caricias, de manos y de palabras.
Este es su cuarto libro, después de Ensayos Acorazados (2007), Vulgaridades (2008) y Decir Silencios (2009), que sí completan una serie de sus distintivas polaroids (textos para ser leídos en radio).
Chuca forjó un estilo capaz de funcionar con efectividad en soportes tan disímiles como cercanos: lo escrito y lo sonoro se encuentran en el sentimiento evocado, aunque en los textos más urbanos, periodísticos, entre otros. Puede que ese sea el gran secreto de la armónica convivencia entre lo que las distintas formas demandan si, en definitiva, la forma del continente no trasciende del todo si no está completada con un contenido a la medida. Sus clásicos recitados por las noches de radio desde incontadas temporadas generan casualidades como las zapadas en El Abuelo Records que derivaron en Hugo y los Gemelos.
También del cruce entre propios hacedores del programa (Póker de Sotas) e invitados salió esta nueva oportunidad de publicar, además, para Lautaro Ruatta, Javier Bonatti y Marcos Barberis.
En Arrullos de ceniza cruda, Ruatta (actor, psicólogo, dramaturgo, docente…), conjuga palabras con Goethe y Alessandro Baricco, dos de las corrientes que dibujará el autor respecto a su estilo: se vale de los signos lingüísticos para construir trece poemas y trece relatos (¿regla lunar?) para experimentar con la polifonía acordándose medio en pedo de la señorita Silvia o pasando a ser la señora que aconseja a Esmilce, jugando con ritmos cambiantes (menos drásticos que los de Bonatti) de un apartado al otro.
En tanto, Marcos Barberis, que ya se destacó el año pasado por ser guionista del film Aunque parezca raro, es quien encara su escritura de un modo más formal: polisíndeton, rimas consonantes, enumeración, poemas narrativos que ubican propiedades metafísicas en elementos constitutivos de la realidad material con un dejo romántico, cuando no nostálgico o interrogativo. En ese curso, no resulta casual una cita de Deleuze como primera propuesta del libro, que lleva por nombre hacernido: “un organismo está envuelto en la semilla, y las semillas están envueltas unas a las otras hasta el infinito”.
En cuarto lugar, Javier Bonatti reúne de alguna manera un poco de todas las particularidades antes comentadas: el (des)amor como motor de estados de ánimo literarios en los que La insoportable levedad de ser Poroto cambia el “yo” de la enunciación con velocidades e intensidades tan dispares que uno tiene que prestar más atención para no quedar pisando aire renglón a renglón. El desarrollo recuerda al que propone José Saramago desordenando signos de puntuación en El cuento de la isla desconocida. La ansiedad y la incertidumbre van escalando a cada relato, no corregidos pero sí ordenados por Lautaro Ruatta, desde lo espontáneo hasta lo existencial. En cada página diestra hay una ilustración de Victoria Bordas, a la siniestra, los textos.
La unión hace la fuerza
Si bien cada uno de los autores lleva una gruesa lista de trabajos y publicaciones a cuestas, todavía eso no alcanza para asegurar que los artistas se puedan dedicar de lleno a su vocación: “nosotros hacemos esto de manera amateur… lo que quiere decir que lo hacemos con amor. Pero para eso necesitamos más y mejores incentivos. Si las tiradas de 300 ejemplares que sacamos se agotan, y es la misma cantidad que las que sacaba Juanele, eso quiere decir que lo que falta no es público, sino apoyo”, remata Chuca.
Las garantías para que hacedores de la cultura de cada lugar puedan desarrollarse sin mayores trabas en sus lugares y salir a mostrar lo que se hace a otros lugares es la mayor riqueza pretendida. Mientras tanto, se aúnan en veladas fusionando lenguajes, diagramando proyectos en colaboración, ocupando cada vez que sea pueda un bar, una sala, un micrófono de radio.
Los libros se pueden conseguir en El Arca del Sur (Irigoyen Freyre 2935), Del Otro Lado Libros (25 de Mayo 2985), Librería Ferrovía (9 de Julio 3137) y a través de Toda Santa Fe.
Publicada en Pausa #168