En el último día de mi vuelta completa al sol número 37 me desvelé porque sí, muy de madrugada, y me di cuenta que tenía que escribir la primera Hora Libre de 2016 para la edición impresa de Pausa; y aclaro lo del papel ya que para el formato digital estos desgraciados me han estado haciendo trabajar durante las vacaciones, cuando yo lo único que pretendía era tomar lisos en bulevar hasta que la panza me creciera a tal punto que no me viera el elástico del calzoncillo cuando mirara al piso. Así que acá me tienen de nuevo, sentado (de sentado sí se ve el elástico aún, por suerte) en la computadora mirando al infinito como un zombie, tratando de escribir algo sobre nada… o nada sobre algo, que me sale mucho mejor.
Ustedes dirán, ¿por qué escribir sobre nada cuando hay Macri? Porque, aunque no parezca, don Ripley, trato de ser un cachito original y porque, si presta atención, la pregunta es retórica: se ha dicho y se sigue diciendo tanto desde todos los wines que está siempre latente el riesgo de terminar diciendo también nada sobre la actual gestión de gobierno. Sí, me arriesgo a que me acusen de ser un comunicador social irresponsable que evade el deber político de denunciar la injusticia y la desigualdad, desaprovechando un espacio propicio para informar al ciudadano y a Laura Alonso. Pero bueno, soy adulto, me gano mi propia plata y puedo hacer lo que se me raje (o eso me prometieron mis viejos cuando todavía me bancaban); y mientras me sigan publicando, los irresponsables serán los que no me censuran ni me dicen qué tengo que poner en estas 800 palabras quincenales.
En serio, díganme qué podría escribir sobre el tema que ya no hayan leído en alguno de los 15 mil millones de memes (un meme por dólar que vamos a pedir prestado a los que ya nos fundieron unas 15 mil millones de veces, sí) que a diario le invaden el inicio de su Facebook y que ya ni ve porque la sobreinformación, me lo dijo McLuhan, termina encegueciéndonos. Nada, nada que ya no haya leído. O que Crónica no haya convertido en una de sus hilarantes placas rojas.
¡Hubo un tornado! Sí, como dos años después de lo anunciado. Pasó y movió los cimientos de nuestra cordial ciudad. No, no estoy hablando del tembleque que le agarró cuando le llegó la boleta de la luz con el nuevo aumento. Podría escribir sobre eso pero como yo justo ese día no estaba en Santa Fe tampoco tendría mucho que decir. Casas lastimosamente arrasadas, destrozos varios, barrios enteros sin luz por días (no se quejen, les va a venir menos de luz), pérdidas millonarias y muchos árboles arrancados de raíz que dejaron gigantescos agujeros en el suelo pero, graciadió, sin despedir el olor a mierda que emanaba de los cratevones de bulevar.
También podría dedicarle este espacio al Tren Urbano, ¿no? Las idas y vueltas (y sí, qué va a hacer un tren si no es ir y venir) de su puesta en marcha; que si funciona o no, que si tiramos la plata al cuete en algo que no sirve mientras se podría con esos recursos pavimentar los barrios o evitar que se inunden al menos… Sí, podría quejarme de esto también, ya que tanto me gusta quejarme. Pero, sinceramente, preferiría hablar del Trencito del Tío Leo que me parece mucho más divertido: lo he visto andando muchas más veces, tal vez sea más barato y, que yo sepa, aún no atropelló a nadie, ni siquiera a algún borracho o borracha de esos que lo usan para despedidas de solteros/as (¡alta joda, eh!). Leo, después arreglamos un paseo gratis para el staff del Pausa por la publicidad, no te hagá el gil.
La Gendarmería reprimiendo a balazos a los pibes de una murga, los más de 107 mil despidos en menos de 100 días que propulsó el gobierno de Macri, la inflación, el desguace del programa Conectar Igualdad, el pago a los fondos buitres, el nuevo impuesto a las ganancias que alcanza cada vez a más trabajadores y jubilados, Miguel Del Sel embajador en Panamá, el intento de designar jueces de la Corte Suprema de Justicia por decreto, etc, etc, etc. Si quieren les cago la quincena, eh; yo no tengo problemas, a mí me encanta ser mala persona. Pero ¿saben qué? Prefiero no hacerlo. Prefiero no arrancar con los tapones de punta. Y menos en la Hora Libre número 100. Sí, eso. Es la 100 y debería celebrarse. Total, pa’ la queja va a haber tiempo… yo sé lo que les digo: si alguien tiene asegurado laburo por cuatro años en la Argentina de Macri es el humorista político.
Publicada en Pausa #168