Tuve la suerte de entrevistar a Queca Kofman en septiembre del año pasado, para una edición de la revista Toda Santa Fe.
Nunca había tenido un diálogo mano a mano con ella, aunque siempre pongo el máximo de atención a sus conceptos cuando aparece en los medios o actos. Pocas personas conozco con tanta claridad para transmitir ideas y convicciones de forma contundente e inapelable.
Disfruté al máximo el desafío de hablar con ella, sabía que no era una entrevistada más, la preparación de esa conversación requería la mayor atención.
Después de los contactos previos me recibió en su casa, donde acudí preparado para la charla, aunque mis nervios también estaban allí. El primer impacto ocurrió con el grabador apagado: Queca recibiéndome con su andador. Hablamos sobre los inicios de la Madres, su búsqueda incesante (de la cual me contó detalles escalofriantes y demoledores), su vuelta a Tucumán para declarar por la desaparición de su hijo, el presente político de las Madres, las posturas de Hebe de Bonafini. Cuando terminamos me invadió una gran satisfacción de reafirmar que aquella mujer es una referente incuestionable, un norte y una maestra.
Escribí la nota, que obtuvo muy buen suceso, y con ello una gran satisfacción periodística que hasta hoy sigo disfrutando. No dejaba de pensar en una de las partes de la entrevista. Le había preguntado sobre la continuidad del legado de las Madres, quién creía que iba a heredar su lucha.
“La están recogiendo los jóvenes en nuestras marchas y actos, las Madres estamos muy viejitas, en la última marcha del 24 de marzo, de cuatro madres que estábamos en condiciones, tres marchamos en sillas de ruedas”, había respondido Queca sin ningún tipo de dudas.
Este 24 volví a ver esa postal, la perseverancia de aquellas mujeres otra vez me sorprendía, las vi nuevamente marchando, cantando, arengando, recibiendo el calor y el saludo de todos los que nos congregamos para gritar con fuerza Nunca Más, pero sobre todo las vi no claudicar, y eso me dejaba perplejo, me conmovió saber que había podido recibir una mínima parte de eso en la entrevista.
Las Madres (entre ellas Queca) se aseguraron que la continuidad de su lucha llegue más allá de su existencia, depositándola en la fuente inagotable de la juventud.
Publicada en Pausa #169, jueves 31 de marzo de 2016