—Buenas, ¿Cómo anda?
—Muy bien, no le cuento para no darle envidia.
—Lo veo un poco depre, ¿qué anda pasando? No me diga que no está contento con el cambio, vamos hombre ¡Alegría!
—Aumentó el monotributo…
—¡Qué lindo es recibir buenas noticias! Y por lo visto, soplan los mismos vientos.
—A mi me genera un ataque de caspa…
—¿Nervios?
—En sentido figurado, como una metáfora.
—¿Los nervios o la caspa?
—No tengo caspa.
—¿Qué le pasa?
—Siento el TLC en todo el cuerpo. Pienso si debo preocuparme por el TLC o no.
—Tradúzcame TLC.
—Un tratado de libre comercio (TLC) consiste en un acuerdo comercial regional o bilateral para ampliar el mercado de bienes y servicios entre los países participantes de los diferentes continentes o básicamente en todo el mundo. Consiste en la eliminación o rebaja sustancial de los aranceles para los bienes entre las partes, y acuerdos en materia de servicios. Este acuerdo se rige por las reglas de la Organización Mundial del Comercio (OMC) o por mutuo acuerdo entre los países.
—¿Ya lo firmamos?
—No… por ahora.
—No se preocupe, entonces…
—¿Y qué podemos hacer?
—Necesitamos, nuevos luchadores de nuevos derechos humanos.
—¿Cómo que?
—Netflix sin restricciones y cosas que nos importen a todos.
—Y de Panama Papers ¿No me va a decir nada?
—Otra gran opereta de los mismos muchachos de siempre...
—¿De quienes?
—Empieza con C y termina con A.
—Siempre con el mismo verso, cambie de Agencia al menos.
—Cuando encuentre algún estadounidense en las filtraciones, avíseme...
—Ah bueno, pero falta mucho por investigar
—Tiene razón, quizás caiga Donald Trump.
—Usted ve teorías conspirativas en todos lados... Siempre igual. Lo mismo hizo con la New Age.
—Pero esto no es una teoría conspirativa , esto es una campaña de marketing. El eslogan sería: ¿Cansado de investigaciones periodísticas? ¿Teme a la filtraciones de documentos? Sea parte del sueño americano, traiga sus capitales a EEUU.
—Y el pobre de Mauricio...
—Un daño colateral.