Dos grandes empresas, Sancor y Vassalli, hicieron tratos con el chavismo y ahora penden de un hilo por los tarifazos y el quiebre de las relaciones bilaterales propiciado por Cambiemos.
Mauricio Macri pregona el diálogo. Y en parte lo cumple, puertas adentro. Se reúne con peronistas y radicales, gremialistas y empresarios... Pero no ocurre lo mismo en materia de política exterior. En su cruzada anti Venezuela, el presidente pone en riesgo a dos de las principales empresas de la provincia: la cooperativa láctea Sancor y la fábrica de cosechadoras Vassalli. Ambas tienen importantes acuerdos con el país gobernado por Nicolás Maduro, pero el congelamiento de las relaciones bilaterales abrió nuevos interrogantes: ¿podrán sostenerse sin esos ingresos?
Desde que ganó el balotaje, Macri ha trazado como uno de sus objetivos centrales contribuir a la salida del chavismo de Venezuela. Primero propuso, sin éxito, su salida del Mercosur; ahora el presidente argentino promueve una “mesa de diálogo” entre Maduro y la oposición para solucionar los conflictos políticos y sociales en las tierras de Catherine Fulop. Mientras tanto, los directivos de Sancor y Vassalli piden que Cambiemos favorezca la reapertura de los vínculos comerciales y en esa cruzada se ha sumado también el gobierno santafesino.
Chávez al rescate
En 2006, cuando Sancor estaba al borde de la quiebra, Venezuela acudió al salvataje y desde entonces se convirtió en uno de los principales clientes del gigante lácteo. Fueloil por leche en polvo: el trueque funcionó por una década, hasta que asumió Macri. En plena crisis financiera, Sancor le ha pedido al gobierno nacional que interceda para poder cobrar 158 millones de dólares adeudados por Venezuela por el envío –a principios de año– de 40 mil toneladas de leche en polvo. Hasta ahora, no hubo ninguna respuesta.
El caso Sancor generó un nuevo contrapunto entre la provincia y la Nación. Pedro Morini, secretario de Lechería de Santa Fe, apeló a la ironía: “Si el presidente tiene tiempo para recibir al que hace torta fritas al lado de la ruta, tiene que tener tiempo para recibir al presidente de la empresa más importante de la provincia”, en referencia a Sancor. Ajenos a las trifulcas políticas, los 4.600 empleados de la empresa esperan alguna solución.
La coyuntura en que se dio el enfriamiento de las relaciones con Venezuela no podría ser peor: las lluvias de abril generaron una pérdida del 50% de la producción de la firma, según Morini, mientras que el tarifazo eléctrico del 500% provocado por la quita de subsidios llevó a la cooperativa sunchalense al borde del quebranto. La EPE le ofreció pagar en seis cuotas. Sobre el pedido de audiencia con el presidente, no hubo respuestas.
Además de sus 4.600 empleados, miles de trabajadores dependen en forma indirecta de Sancor. La empresa láctea le compra su producción a 1.600 tambos de Santa Fe y Córdoba, por lo que da empleo indirecto a unas 20 mil familias.
En medio de la crisis, el gobierno provincial salió a agitar el fantasma de la privatización. El ministro de la Producción de Santa Fe, Luis Contigiani, afirmó que un sector del gobierno de Macri desatiende los problemas financieros de la cooperativa porque “quiere que Sancor se venda”. El ministro de Agroindustria de la Nación, Ricardo Bruyaile, negó esa versión, aunque sin aportar soluciones concretas a los problemas económicos de la firma.
Un clavo de 245 cosechadoras
La fábrica de cosechadoras Vassalli, con sede en Firmat, atraviesa una fuerte crisis que afecta a sus 600 obreros y arrastra a las pymes y talleres del departamento General López, que son proveedores de la empresa fundada en 1949. Por caso, la fábrica que producía las plataformas cerró sus puertas y se perdieron 20 empleos. “En Firmat, Vassalli es todo. Si se cae la empresa, se cae la ciudad”, reflexionó Miguel Ángel Romero, secretario adjunto de la UOM de esa localidad del sur provincial. Vassalli tiene una deuda con el Banco Nación de 192 millones de pesos y deudas menores con otras entidades financieras.
El principal comprador de Vassalli era Venezuela, pero producto de la crisis económica que atraviesa el gobierno chavista, 245 cosechadoras armadas en la fábrica santafesina, que tenían ese destino, no se pudieron vender. “La empresa se confió mucho de la exportación y descuidó el mercado interno. Ahora quedaron todas estas máquinas de clavo y hay una deuda enorme. Seis cosechadoras fueron cedidas a la UOM para pagar el 50% de los salarios atrasados (el otro 50% fue en efectivo), pero ahora hay que venderlas y el mercado interno está muy complicado”, comentó Romero al suplemento Mundo Laboral del diario El Ciudadano.
Firmat es una ciudad de 20 mil habitantes y la industria Vassalli emplea a 600, lo que permite que surjan pymes y que se generen puestos de trabajo indirectos. Con la fábrica en crisis, todo el sector metalúrgico está golpeado. “Hay cuatro empresas que tienen entre 10 y 30 empleados cada una, todas con problemas. Y una ya cerró”, agregó el dirigente de la UOM.
Al momento de analizar las respuestas conseguidas desde los distintos estamentos políticos, Romero concluyó: “Acá la Municipalidad hace lo que puede, al gobierno provincial se lo ve poco y el gobierno nacional brilla por su ausencia”.