El derrumbe no tiene antecedentes. Quienes siguen comprando se pasaron masivamente a las marcas más baratas. La causa: el aumento que se dio entre abril y mayo.
No es novedad para los adictos al viejo vicio del pitillo que el precio de la cajetilla de tabaco se haya ido por las nubes entre abril y mayo de este año. Liberación del mercado y mayores impuestos confluyeron en lo que podríamos llamar un tsunami de ascetismo tabacal o un huracán de garroneros. Fumador, no estás solo. La mayoría de tus pares raciona la compra de cigarrillos de una forma inédita, al menos desde enero de 2005, fecha de referencia del Estado en la medición del consumo de los deliciosos cilindros de placer.
En concreto: las ventas de cigarrillos se derrumbaron un 44% entre abril y mayo de 2016. En términos absolutos, en abril se vendieron 177.056.579 atados de 20 cigarrillos y en mayo 98.581.865. El guarismo contempla a quienes fuman atados de 10, ya que la estadística los contabiliza como medio atado de 20.
De forma más concreta: 4 de cada 10 fumadores se volvió no fumador. La caída de más de 78 millones de atados en mayo de 2016 es excepcional por lo abrupta y significaría que 2.615.823 fumadores dejaron de saciarse con su diario atado de 20. Un hecho que es completamente imposible y que los adictos reales están experimentado como angurria continuada o mangazo repetido.
Jamás en la historia hubo una caída tan brutal en las ventas de fasos y un nivel tan bajo de consumo. Desde el inicio del registro estadístico, las ventas se movieron entre un máximo de 222 millones de atados (en diciembre de 2008) y un mínimo de 138 millones (mayo de 2014), sin alteraciones bruscas mes a mes.
La estadística del Ministerio de Agroindustria distingue entre cuatro franjas de precios para los atados de 20: la primera va de $10,20 a $20,15, la segunda de $20,16 a $30,11, la tercera de $30,12 a $40,07 y la cuarta de $40,08 a $50,00. En los precios más altos se encuentran las marcas más conocidas, que son las naves insignia de las tabacaleras. En los más bajos hay diferentes insultos a la milenaria práctica que nuestros pueblos originarios legaron al mundo entero.
Pues bien, la caída dentro de la franja de los más caros es durísima: de 117 millones de atados en abril de 2016 a apenas 41 millones en mayo, una merma del 65% entre quienes gustaban de esos novedosos puchos con bolitas de sabor a menta, uva o limón. A la inversa, donde se vio una suba impresionante es en la segunda franja de los atados más baratos, la que va de $20,16 a $30,11: pasaron de vender apenas 99.500 atados en abril a 7.444.718 en mayo. Se trata de un escenario conocido. Aquellos que sí siguieron comprando puchos volvieron a las estrategias tabáquicas circa 2001: el Rodeo, el CJ o el Viceroy para quienes ya no juntan los más de 40 pesos que demanda el atado de Phillip Morris, Marlboro, Camel o Lucky Strike de 20.
Los fumadores no fuman, fuman menos, fuman peor y recuerdan viejos tiempos. La causa es clara: el precio del atado de 20 más barato, en abril de 2016, era de $7, mientras que en mayo llegó a los $10.20; el atado más caro pasó de $32 a $50. En promedio, el precio de los atados de 20 subió de $25,88 a $39,09. Algo que recuerdan todos los pucheros mientras cuentan la moneda antes de ir al kiosco.
Algunos nos pasamos al tabaco para armar. Vengo de España y allà Marlboro, Camel etc se venden en tremendos tarros de tabaco para armar. Cuac!