A la espera de que baje el agua, el bachillerato popular de la Vuelta del Paraguayo se consolida como un espacio de contención y aprendizajes.
El Bachi Revuelto, como se identifica a este bachillerato popular concretado por Proyecto Revuelta en la Vuelta del Paraguayo, comenzó el año pasado con el dictado de clases en un aula de la parroquia del barrio, para finalmente trasladarse en octubre al espacio propio en la Casa de los Talleres, un lugar pensado y armado para el encuentro entre educandos y educadores. Pero el comienzo del ciclo 2016 los enfrentó a un nuevo desafío: la subida del Paraná y las constantes lluvias habían expulsado, una vez más, a las familias del barrio.
Más de cuatro meses llevan ya los vecinos de la Vuelta del Paraguayo viviendo sobre la ex ruta nacional 168, en los módulos provistos por la Municipalidad y en otros que ellos mismos construyeron.
El panorama es desolador cualquier día, pero más si es uno frío, gris y con rastros de lluvia. Los pequeños habitáculos donde pueden llegar a vivir hasta ocho personas, armando y desarmando cada día las camas para que pueda entrar una mesa durante el día, están comenzando a pudrirse por los efectos del agua. Graciela, una de las vecinas evacuadas y alumna del bachi, dice que el más pequeño de sus hijos está enfermo pero que no puede tenerlo adentro, quiere salir a jugar, correr, “Y capaz hasta es mejor que ande afuera, porque con la humedad que hay acá adentro…”. Los baños químicos, uno cada cuatro “casas” más o menos, no se limpian con la frecuencia necesaria para que, mínimamente, sean espacios dignos.
En este contexto, el bachi tuvo que moverse una vez más. Primero en una carpa, que fue destruida por las tormentas de los últimos meses, y ahora en una casilla armada junto con los vecinos, las clases comenzaron y continúan.
Educación transformadora
“Para mí está bueno y re sirve esto. Antes la gente decía que andábamos robando, en la calle o en la canchita, y ahora estamos acá”, dice el Pela, uno de los pibes del barrio que hace un par de años dejó la escuela para trabajar y que, formal o informalmente, siempre anda dando vueltas por el bachi.
Proyecto Revuelta trabaja en la Vuelta del Paraguayo desde 2009. Siempre bajo las premisas de la educación popular, comenzaron brindando clases de apoyo para luego, en 2013, desarrollar una campaña de alfabetización con el método cubano “Yo sí puedo”. En el transcurso de esos años pudieron identificar una necesidad latente en el barrio: la de tener una escuela secundaria. “Para la gente del barrio, sean adultos o jóvenes, es muy difícil tener que movilizarse para ir a una escuela fuera del barrio, y eso los expulsa, quienes estamos en los barrios sabemos que los pibes no están yendo a la escuela y por eso nuestra propuesta educacional no es cualquier propuesta”, comenta Gabriela, una de las educadoras del bachi. “Es una propuesta anclada en el territorio, pensada desde una educación popular transformadora, que contenga y no que eche a los pibes de la escuela, que es lo que está pasando”.
Este es el segundo año del bachillerato. En 2015 arrancaron 20 personas y en el camino algunas se fueron yendo y volviendo. Las edades son variadas y comparten el espacio pibes de 15 con mujeres de 30 y largos que, en algunos casos, concurren a clases con sus hijos. Los educadores se encargaron de ir casa por casa contando la propuesta, escuchando sugerencias, apuntando necesidades. “Este segundo año ya vimos que había un mayor conocimiento por parte de la gente respecto del bachi y también mucho interés, pero las condiciones de vida que hay hoy en el barrio complican mucho la asistencia”, dice Gabriela.
La Chuno es una de las vecinas que asiste al bachi desde el año pasado y que hoy continúa a pesar de las dificultades que el agua, y el atender a su familia en esas condiciones. le traen: “Este lugar no sólo nos sirve como estudio sino como apoyo ante la situación que estamos pasando ahora. A veces uno se guarda todo lo que le pasa con esto, con la inundación, y no está bueno, es mejor poder venir acá y charlar entre todos, poder expresar lo que nos pasa. Escucharnos también como una forma de encontrar entre todos soluciones para el barrio”.
El agua, la inundación, es un tema que sale, se quiera o no, en el transcurso de las clases. Es como dice Chuno, un lugar donde pueden hablar de eso, pero también donde pueden, por un rato, no hacerlo, olvidarse, si así lo quieren.
Iguales pero diferentes
Los bachilleratos populares nacieron con la crisis de 2001, primero en Buenos Aires, luego a lo largo y ancho del país. En la provincia, específicamente en Rosario, funcionan dos desde hace varios años. El bachi de Proyecto Revuelta es el primero en la ciudad. “Tenemos una organización muy parecida al EMPA, en el sentido de que son tres años y que se recibe a jóvenes y adultos para que puedan completar su educación”, cuenta Gabriela. “El año que viene se van a estar recibiendo los primeros educandos del bachi y esperamos para ese momento poder tener un título reconocido por el ministerio”.
Los bachilleratos populares se inscriben en el tipo de educación de Gestión Social, modalidad presente en la ley Nacional de Educación Superior sancionada en 2006, pero que nunca fue reglamentada por la provincia de Santa Fe. El tema del título no es menor, más allá del proceso educativo, el contar con este certificado sigue siendo necesario a la hora de dar cuenta de conocimientos, al momento de buscar un trabajo. Parte del ir y venir de los educandos del bachillerato tiene que ver con el retorno de los mismos a las escuelas formales en búsqueda del título, aunque varios reconocen que preferirían continuar sus estudios en el bachi, en el barrio, como lo reconoce el Luncha: “yo arranqué acá porque si esperaba hasta agosto para arrancar la escuela no iba a ir más. Al principio pensé que no me iba a servir para nada, y ahora no quiero volver a la escuela porque esto me gusta más”.
Sin dejar de lado los conocimientos planteados por los Núcleos de Aprendizaje Prioritarios que exige el ministerio de Educación de la Nación, los contenidos, las materias y los procesos que se dan en el bachillerato son diferentes. “La currícula no está predeterminada, se va generando con los educandos”, comenta Florencia, otra de las educadoras. “A principio de año, al comienzo de las clases, charlamos entre todos y ellos proponen lo que les gustaría aprender. Cualquiera sea la materia o el área está totalmente intervenida por los educandos, se genera con ellos”. Y ellos así lo expresan también: “Esta es una educación diferente, que es para todos por igual. Nadie se atrasa, nos esperamos y si hay que repetir algo se repite hasta que queda claro, esa paciencia no la tienen en una escuela común”, finaliza la Chuno.