Periodistas, escritores y futbolistas juegan juntos a la literatura en el libro Pelota de Papel.
Los futbolistas suelen recordar algunas sensaciones como únicas: el debut en Primera, el primer gol, algún clásico, el primer campeonato conseguido o algún partido que le rememora algún momento especial de su vida. Ahora habrá que agregarle el día que debutaron como escritores de cuentos.
Pelota de Papel unió a varios futbolistas –algunos retirados y otros en acción– para jugar entre todos, con la misma camiseta y en un mismo libro. Aquello que nació como una utopía, desde hace algunos días es una realidad que vive en diversas librerías del país, y de esta manera se construyó un enorme puente que solidifica la relación entre la literatura y el fútbol.
“Pelota de papel es un libro de cuentos escrito por jugadores de fútbol”, con esa contundencia –tanto como lo hace adentro de la cancha– definió la obra literaria Sebastián Domínguez, que junto a los uruguayos Agustín Lucas y Jorge Cazulo, y al periodista Juanky Jurado (Fox Sports), se encargaron de llevar adelante una jugada que para aplaudir. El periodista Ariel Scher fue el editor general de todos los textos que habitan el libro.
Otro objetivo de los generadores de esta idea fue la de donar todo lo recaudado por la venta a una entidad uruguaya y a la Fundación Sí de Argentina, una organización que tiene como principal objetivo promover la inclusión social de los sectores más vulnerables.
La novedad y el eje atractivo de la propuesta es que esta vez fueron los futbolistas los que se animaron a cruzarse de vereda y a sentarse a escribir para demostrar otras habilidades, y contar sus historias, las que vivieron o las que imaginaron. Los futbolistas se atrevieron y los periodistas y escritores se animaron a tirar paredes con ellos y los dibujantes ilustraron las escenas. El resultado ya está en las librerías, el partido se juega en el rectángulo del libro. Pelota de Papel es fútbol en un libro de futbolistas.
Los titulares
Además de Sebastián Domínguez, Agustín Lucas y Jorge Cazulo, los jugadores y técnicos que salieron a la cancha de la escritura son: Roberto Bonano, Nicolás Burdisso, Sebastián Saja, Gustavo López, Mónica Santino, Javier Mascherano, Jorge Bermúdez, Adrián Bianchi, Fernando Cavenaghi, Facundo Sava, Jorge Valdano, Sebastián Fernández, Pablo Aimar, Juan Pablo Sorín, Ángel Cappa, Kurt Lutman, Juan Manuel Herbella, Nahuel Guzmán, Rubén Capria, Gustavo Lombardi y Jorge Sampaoli.
La lista de escritores está reforzada por una selección de prologuistas que entienden del juego, tanto el del fútbol como el de escribir. Y así fue como Eduardo Sacheri, Alejandro Dolina, Verónica Brunati, Ariel Scher, Norberto Verea, Juan José Panno, Julio Marini, Mario Delgado, Paula Rodríguez, Ingrid Beck, Ezequiel Fernández Moores, Diego Fucks, Débora D’Amato, Marcelo Máximo, Walter Vargas, Sebastián Wainraich, Ezequiel Scher, Rodolfo Santullo, Reynaldo Sietecase, Fermín Méndez, Daniel Arcucci, Marcelo Gantman, Pablo Paván, Nicolás Miguelez fueron convocados para compartir este partido especial.
En tanto, Domenech y Augusto Costhanzo, dos reconocidos artistas, coordinaron un grupo en el que se encuentran muchos de los más destacados ilustradores argentinos y uruguayos: Gonzalo Rodríguez, Alejandra Lunik, Eduardo Maicas, Tute, Bruno Fossatti Iglesias, Fefo Martorell, Jorge Doneiger, Pablo Bernasconi, Max Aguirre, Fernando Ramos, Jorge Guzmán (padre de Nahuel Guzmán), Martín Tognola, El Niño Rodríguez, Sergio Langer, Diego Bonilla, Mariano Lucano, Marcos Ibarra, Paula Adamo, Decur, Flor Balestra, Bernardo Erlich y Maca.
A esta larga data de nombres y apellidos, Ariel Scher la consideró “una colección de listas de buena fe, porque aquí se encuentran 24 cuentistas que son jugadores y ex jugadores, 24 escritores que se encargaron de escribir los prólogos de cada uno de los cuentos y hay 24 ilustradores que hicieron un dibujo alusivo para cada cuento; y además hay un prólogo general que hizo el productor general del libro, que es Juanky Jurado. Casi que jugamos un Mundial entre todos”.
Canales de expresión
Scher, en diálogo con Manuscritos (Radio EME), quiso subrayar algunas palabras de Pablo Aimar que sirven para sintetizar esta experiencia: “Todos tenemos canales de expresión en los que estamos más cómodos o acostumbrados y todos podemos descubrir otros canales. El resultado de este análisis que hizo Pablito es Pelota de Papel”.
Mirada de reojo, la literatura de la pelota tiene fuertes bases en nuestro país con exponentes como Roberto Fontanarrosa, Osvaldo Soriano, y por estos días Eduardo Sacheri, entre muchos otros; aunque siempre fue considerada como un género menor. Ante esta situación, el editor general de los cuentos de los futbolistas dijo que “estaba bueno plantearnos el hacerle goles a los prejuicios, y hay un prejuicio extendido, largo, viejo, horrible (como todos los prejuicios que nos vuelven más ignorantes) por el cual cada individuo que juega al fútbol y se destaca pareciera que no tiene una sensibilidad que no excede a ese deporte”. Y agregó: “Las personas tenemos desarrollos desiguales, pero tenemos la posibilidad de aprovechar las oportunidades iguales que nos da la existencia”.
La sensación de alegría de Ariel Scher por Pelota de Papel flotaba en sus tonos de voz, y esa impresión quedó sellada: “Yo estoy contento, porque lo que justifica vivir en términos generales son los sueños, pero los sueños más grandes entre los sueños son los sueños colectivos”.
Algo para contar
Uno de los principales referentes de Pelota de Papel es Sebastián Domínguez, el actual jugador de Newell’s Old Boys de Rosario. A la hora de pensar cuál era la manera de buscar a los jugadores para hacer el libro, el defensor dijo: “Nosotros mismos no sabíamos qué parámetro usar para convocar gente. Si íbamos a ir por el que sabíamos que leía habitualmente o no, si tenía contacto con la literatura o si tenía otras inquietudes. Creíamos que había que buscar jugadores sensibles y ligados a la lectura, pero después nos dimos cuenta de que era levantar el teléfono y preguntar si quería participar porque en definitiva todos tenían algo para contar y, con un poco de ayuda, una guía, la historia relatada en forma de cuento aparecía”.
Además, en una nota concedida a un medio porteño, Domínguez manifestó que “fue muy lindo ver el proceso de escritura, pero a mí me conmovió la defensa de los textos que hizo cada autor. Hubo chicos que llamaban cada cinco minutos cambiando cosas porque querían hacerlo siempre un poquito mejor. Hay muchos que piensan que los jugadores no escribieron, pero si vieran el intercambio de mails verían lo comprometidos que estaban con su relato y con el proyecto”.