La masiva marcha por #NiUnaMenos puso en el tapete la carencia de políticas públicas.
¿Qué pasó entre el 3 de junio del año pasado y éste? ¿Entre la primera convocatoria y ésta? El tema está en la calle, en los medios, casi en todos lados. Violencia de género, violencia machista, femicidio, son términos cada vez menos extraños desde que en 2015 #NiUnaMenos inundó calles y plazas de todo el país, con un mensaje amplificado por las redes sociales y los medios de comunicación.
Pero de verdad, realmente, ¿algo cambió? “Que la sociedad visibilice esta problemática es un cambio significativo, que ahora podamos acceder a ciertos lugares para hablar sobre el tema es algo que antes no sucedía, porque es un tema que nos fragmenta, es un tema no deseado”, decía el viernes en la Plaza 25 de Mayo Beatriz Gutierrez, de la Multisectorial de Mujeres. Y Liliana Loyola, de la Asociación Civil Generar, agregaba: “se avanzó en cuanto a la concientización, a tratar de desnaturalizar y condenar la violencia de género, pero en cuanto a la situación concreta de la mujer en situación de violencia creemos que no se ha avanzado nada, y si vemos los números de los femicidios, vamos en retroceso”.
Efectivamente, las estadísticas, aún no oficiales y elaboradas de forma privada por diversas organizaciones en base a los casos que llegan a los medios, dan cuenta de que los femicidios han aumentado.
El abandono que mata
En la plaza también estuvo presente Susana Montes, madre de Griselda Correa, asesinada en 2013 por Cristian “Gusano” Vera, quien era su pareja y proxeneta. Liliana Loyola, comentaba al respecto que “después de muchos años fue juzgado el Gusano, pero Susana sigue estando sola, sigue siendo amenazada por los familiares del Gusano y por él mismo que desde adentro de la cárcel maneja todos los hilos, ni siquiera logra la guarda de la nieta, que parece algo lógico. Estuvo sola Griselda y ahora sigue estando sola Susana. Eso reclamamos al Estado, las mujeres están solas”.
La plaza del pasado 3 de junio acordó casi en su totalidad que la visibilización de la problemática que se viene dando en los últimos años es necesaria pero no suficiente, es estéril si no viene acompañada de políticas públicas que den respuestas rápidas y concretas. “Cuando una mujer es víctima de violencia, no solamente hubo un violento que la agredió, la destrató, la violó, la asesinó, sino un Estado ausente, y eso es lo más grave, toda la cadena de incumplimientos que hubo antes para que se llegara a esa situación”, comentaba Loyola. “No hay prevención, no hay lugares suficientes para que las mujeres recurran, tenemos una ley maravillosa sin presupuesto, que es casi lo mismo que no tenerla. Lo que hay que hacer ya está todo escrito en esa ley, sólo hay que tomar la decisión de hacerlo”.
El patrocinio jurídico gratuito, la oficina de violencia doméstica en el Poder Judicial, fiscalías de violencia de género que estén abiertas las 24 horas los siete días de la semana, más refugios para las mujeres que logran salir del entorno del violento, capacitación en perspectiva de género a los agentes del Estado, son algunos de los reclamos más repetidos y señalados como urgentes por las diversas organizaciones. Estos y otros requerimientos están presentes en el texto de la ley 26.485, lo que falta para realizarlos es la asignación de mayor presupuesto a las áreas específicas en el tema y, para ello, decisión política.
Justamente, uno de los mecanismos para lograr esa asignación de mayores recursos económicos, es el de declarar la Emergencia Nacional en la problemática, otro viejo pero siempre renovado reclamo. Pero no sólo la emergencia no es declarada, sino que el presupuesto 2016 asignado al Consejo Nacional de las Mujeres, órgano de aplicación de la ley, representa sólo el 0,0055% del total del presupuesto nacional, lo que equivale a $4,50 por mujer, menos de lo que sale un Bon O Bon en un kiosco.
Las políticas en Santa Fe
En la provincia, a partir de la gestión de Miguel Lifschitz, la Dirección de Políticas de Género fue elevada a rango Subsecretaría, lo que, entre otras cosas, se traduce en mayor presupuesto para el área. Al frente de la misma se encuentra Gabriela Sosa, una activista feminista de larga trayectoria.
El pasado martes 31 de mayo, la Subsecretaría dejó constituido el Consejo Provincial para prevenir, asistir y erradicar la violencia de género, organismo que deberá asesorar y recomendar sobre los cursos de acción y estrategias para enfrentar este fenómeno. El mismo está integrado por representantes de los tres poderes del Estado, universidades, municipios y comunas, colegios de profesionales y organizaciones de la sociedad civil involucradas en las temáticas de violencia contra la mujer. “Nos parece importante y necesario que se den estos espacios, estos ámbitos donde proponer y revisar algunas cuestiones en cuanto a políticas públicas provinciales en el tema”, manifestó Beatriz Gutierrez de la Multisectorial de Mujeres, una de las organizaciones de la ciudad que integra el Consejo
Además, fue anunciada la implementación del Registro Único de Violencias hacia las Mujeres (Ruveim), el cual se alojará en el Instituto Provincial de Estadística y Censos (Ipec), y tendrá a su cargo el monitoreo, recolección y producción de datos e información de los anoticiamientos y denuncias sobre violencias hacia las mujeres, sobre los agresores y el ámbito donde se manifestó dicha situación. El Ruvim se implementará durante el segundo semestre de este año junto con el Indicador de Participación de las Mujeres (IPM), que apunta a registrar el porcentaje de participación femenina en ámbitos sindicales, empresariales, políticos, educativos y culturales, entre otros.
Encuesta nacional sobre machismo
El 3 de junio fue lanzada a nivel nacional por el colectivo #Niunamenos, una encuesta online para elaborar el Primer Índice Nacional de Violencia Machista. El cuestionario, al que se puede acceder en contalaviolenciamachista.com, estará disponible durante tres meses para que mujeres de todo el país, de manera anónima pero suministrando ciertos datos para lograr una estratificación, puedan dar cuenta de las situaciones de violencia que viven cotidianamente.
Las casi 200 preguntas del cuestionario indagan sobre situaciones de acoso callejero, descalificaciones basadas en el género, violencia laboral, los ejercicios de poder padecidos en la atención de la salud, llegando a situaciones más extremas como la violación.
“Creo que no hay ninguna mujer que no clickee ‘sí’ por lo menos una vez en alguna de todas las opciones que hay en la encuesta”, señaló Ingrid Beck, de #Niunamenos, a Página/12. “Una encuesta de este tipo también te permite darte cuenta de qué le pasa a las demás, qué te pasa a vos, es como sentirte acompañada y no sola ni única en relación con eso”.
“Y finalmente eso sirve para generar cambios en el sentido común social; lo vimos con las convocatorias del año pasado, que dejaron en claro que hay cosas que ya no están habilitadas socialmente”, concluyó Beck.