En crisis y sin liderazgo claro, la AFA se mueve rápido a la privatización y la concentración.
El fútbol argentino sigue mostrando su nueva y peor de las caras posibles luego de la muer+te de quien fuera el cerebro, cuerpo y alma de la AFA por algo más de tres décadas: Julio Humberto Grondona. El fundador de Arsenal de Sarandí, el dirigente de Independiente de Avellaneda, el negociador de la FIFA, el que surcó dictadura, alfonsinismo, menemismo, Alianza, cinco presidentes en una semana y kirchnerismo –con Néstor y Cristina– es el que mantuvo un extraño equilibrio dirigencial y logros deportivos como nunca antes había obtenido nuestro fútbol. Todos lo criticaban, pero a la hora de levantar la mano en la sede de calle Viamonte, casi todos lo sostenían en el poder (clubes chicos y grandes, de Buenos Aires y del resto del país). Grondona puede ser discutido por sus negociados, por sus formas, manejos y obviamente por sus ideas con respecto al perfil organizativo, económico y deportivo que le dio a nuestro fútbol, pero nadie puede discutirle la capacidad de liderazgo. Y es en ese punto donde todo empieza a desbordarse, en la falta de liderazgos. Don Julio jamás permitió que todo se desmadre, aunque daba la sensación que siempre estaba por suceder algo así en la AFA. Ninguna situación fue capaz de desbordarlo y generar el caos absoluto.
Luis Segura y un grupo de dirigentes muy conocidos por Grondona fueron parte de una conducción que evidenció la falta del fallecido líder. Los colmillos afilados de varios dirigentes-empresarios para morder el sillón de Don Julio no se hicieron esperar para mostrarse ante la sociedad. Cuando llegó el momento democrático para quedarse con el poder del fútbol, en una elección que votaban 75 personas, el resultado fue 38 a 38. Esa noche todo se desbordó, lisa y llanamente la conducción del fútbol argento se fue a la mierda.
Por la Superliga
Una vez llegada a esa instancia, los clubes más “cabezones”, con Tinelli al frente, fueron por una idea que se llamó Superliga. Básicamente los clubes grandes (excepto el Independiente de Hugo Moyano) iban por un nuevo formato de torneo, que provocaba una diferencia (económica) mayor a la existente entre lo que perciben los clubes denominados “grandes” y el resto, y que además incluía el desambarco de algún grupo mediático del extranjero para que haga su negocio con la televisación del fútbol. Sería una copia de la Liga de España, donde las diferencias son evidentes, en lo económico y obviamente en lo deportivo. La copia –al mejor estilo Nik– era tan burda, que en el mes de mayo lo trajeron a disertar sobre las bondades de la Liga de Fútbol Profesional de España a uno de sus cabecillas: Javier Tebas, un hombre de negocios que supo como vivir del fútbol. En síntesis: un formato de campeonato para comercializar en beneficio de los más poderosos.
La oposición de Hugo Moyano y su yerno, Claudio “Chiqui” Tapia (representantes de los clubes del ascenso), fue tajante. Los intereses de los clubes más chicos se verían perjudicados ante esa iniciativa de los poderosos. El enfrentamiento fue intenso, hasta se escucharon amenazas de jugar por afuera de la AFA.
Todos menos uno
Luego de varios meses de cruces y peleas, el pasado 13 de julio la Asamblea extraordinaria de AFA aprobó –por 70 a favor y 1 en contra– reformar estatutos para crear la “Superliga”. El señor que votó en contra es el presidente de la Asociación Rosarina de Fútbol, Mario Giammaría, “es la puerta de entrada para la transformación en sociedades anónimas de los clubes históricamente administrados por sus socios”, sostuvo en declaraciones a una radio rosarina. “Esto es un engendro, un copy paste del proyecto español, que es el más injusto de todos. Algo había que hacer, pero me sorprende que los mismos que ayudaron a refundir la AFA hoy hablen de refundarla. Esto es cambiar el collar, pero el perro sigue siendo el mismo”, tiró uno de los principales promotores de la Copa Santa Fe. Y remató: “El gobierno es el que fogoneó este mamarracho de la Superliga y realmente esto amplía la brecha entre clubes grandes y chicos”.
[quote_box_right]Sin cambios
El torneo estará dentro de la órbita de AFA y no por fuera, algo similar a lo que tiene, por ejemplo, la Liga de España. Serán 30 fechas, desde agosto hasta mayo, todos contra todos, y con una jornada de clásicos. Partidos de ida y vuelta con un fixture que estará armado de antemano y no debería sufrir cambios. A lo largo de los años buscarán reducir el número de equipos en Primera División, para volver a 20 equipos. Se espera que en 2020 se llegue a esa cifra. En esta temporada descenderán cuatro equipos (por promedio) al Nacional B y ascenderán dos. Así quedarán 28 equipos para la temporada 2017-2018. Se volverá a repetir este sistema hasta llegar a los 20 clubes.[/quote_box_right]¿Qué sucedió para que todos se pongan de acuerdo? Sucedió Mauricio Macri.
El gobierno de la Nación se metió en la toma de decisión del fútbol a través de Fútbol para Todos, y es así como el Estado destinará casi $ 2.500 millones al fútbol (la cifra es exactamente el doble de la que puso el kirchnnerismo al iniciar este programa), pero como condición del establecimiento de la Superliga; en caso contrario, hubiesen quedado los recursos como hasta ahora.
Luego de la propuesta del gobierno Nacional, los dirigentes de Primera presentaron una arquitectura distinta para el reparto de fondos de manera tal de convencer a los clubes de Ascenso, sector que estaba reticente al nuevo esquema que favorece claramente a los más poderosos.
De esos $ 2.500 millones, el 78 % va para Primera División, que a su vez repartiría en tres grupos de clubes: River y Boca, 97,86 millones de pesos (Grupo I); Independiente, San Lorenzo, Racing y Vélez, 74,61 millones (Grupo II); el resto de los otros 24 clubes de Primera División, 55,59 millones (Grupo III). En este grupo se encuentran los clubes de nuestra provincia (Colón, Unión, Central, Newell’s y Atlético de Rafaela), que recibirán un aumento de 800.000 pesos y pasarán a cobrar 4.500.000 pesos mensuales.
A los equipos del Nacional B le asignarían un 12% del total, más 75 millones por los derechos de transmisión que corren por cuenta de TyC y otros 72 millones de un “fondo solidario” de aportes de los clubes de Primera. Como resultado, cada club del Nacional B recibirá más de 1,5 millones mensuales. Era lo que tenía trabado el acuerdo.
Además, la Superliga le destinará a la AFA un 8% de los ingresos por televisación, que a su vez desde Viamonte 1366 asignarán a las divisionales de ascenso: B Metropolitana, C y D, y al Consejo Federal que regula los torneos de interior.
Quieren más
Dos días después de dar el primer paso para la creación de la Superliga, un grupo de dirigentes se reunió con el secretario general de la Presidencia, Fernando De Andreis, y con el titular de Fútbol para Todos, Fernando Marín. Los representantes de AFA, al término de dicho encuentro, consideraron “insuficiente” la oferta de 2.500 millones de pesos que hizo el gobierno nacional y pidieron más dinero o bien “salir del contrato”. “Para nosotros es insuficiente”, sostuvo Claudio “Chiqui” Tapia al salir de la Casa Rosada, y agregó que “hay que salir de este contrato”.
El lunes 18, estalló la bomba. El brazo de Macri en la AFA, el presidente Boca Daniel Angelici, llevó al gobierno un documento que prácticamente le pone fin al Fútbol para Todos. Sin el apoyo de River y San Lorenzo, que bancan a Tinelli, la carta reza que Fútbol para Todos “ha cumplido un ciclo y amerita un replanteo”, que “estamos dispuestos a liberar al Estado del costo”, que “la cifra que recibimos resulta exigua y para el Estado un importante gasto” y que “proponemos que en un breve plazo, las partes podamos disolver el vínculo que nos une”. Más directo, el titular titular de Newell’s Old Boys, Eduardo Bermúdez, dijo que “Si para el gobierno es tan oneroso y para el fútbol la plata no alcanza, entonces la propuesta es rescindir el contrato”. Y el presidente de Racing, Víctor Blanco, sentenció: “La idea es tratar de rescindir el contrato firmado y a partir de ahí comenzar una licitación nacional e internacional”.
La AFA sin poder
La Primera División y el Nacional B se manejarán por una nueva estructura que estará, dentro de la AFA, pero tendrá movimiento independiente, con otras cabezas que lo lleven adelante. A la AFA le quedará el manejo del resto del ascenso (Primera B Metropolitana, C, D, y los Torneos Federales) más el Consejo Federal. Bajo la órbita de la AFA y por fuera de la Superliga, estará el manejo de la Selección Argentina. Con estos cambios poco importa si Segura, Moyano, Angelici, Tinelli o quien sea presidan la AFA. Ahora lo importante es saber quién será el conductor de la Superliga, y todo indica que será Juan Sebastián Verón.
El objetivo real
Si bien el Fútbol Para Todos continuará, al menos por ahora, licitando las transmisiones, los derechos internacionales, la publicidad y hasta el streaming por Internet, el Grupo Turner ofreció 3.200 millones de pesos para adquirir los derechos. Con la “luz verde” de la Superliga y el acuerdo de toda la dirigencia, es probable que se aceleren las negociaciones y se haga una cesión de derechos antes de que desembarque el Comité Normalizador de FIFA, la inminente intervención.
Todo indica una violenta curva en “U”, para volver de esa manera a un viejo y desigual fútbol profesional privatizado.