Fernanda Pagura, directora del Programa de Educación Sexual Integral (ESI) provincial, fue una de las disertantes del panel “Niñas Madres, Embarazo y maternidad Infantil Forzada en América Latina y el Caribe”, y en ese marco brindó un balance sobre la educación sexual en Santa Fe. La jornada, realizada el 22 de junio en la Facultad de Derecho de la UNL, contó con la participación de miembros del Equipo de Educación Sexual de la Provincia, del Programa de Género, Sociedad y Universidad y del Consejo Asesor del Comité Latinoamericano y del Caribe para la Defensa de los derechos de las Mujeres (Cladem).
Al respecto, comentó que “no llegamos a un estado de logro sostenido porque sabemos que la sexualidad es uno de los núcleos más duros, donde la labilidad del ejercicio de los derechos sexuales se ve en la dimensión sexual de la ciudadanía, con una fuerza y un salvajismo que asusta. Damos un paso, sentimos que logramos algo y cuando nos descuidamos lo perdemos y retrocedemos dos. Este camino es en espiral, a veces avanzamos profundamente y en otros nos hemos detenido”.
El equipo ESI, que viene trabajando desde 2008, realiza capacitaciones a docentes, análisis de normativas para identificar barreras administrativas que puedan estar obstaculizando el ejercicio de derechos, trabaja en los diseños curriculares y en instalar la transversalidad de la temática en todos los niveles y modalidades del sistema educativo. “Pero no nos hemos quedado en esa faceta o dimensión de capacitación”, explica Pagura, “sino que avanzamos hacia otras cuestiones. En este sentido, una de las cuestiones que pudimos acordar con el equipo socioeducativo de la Provincia es que los casos de abuso sexual infantil y violencia de género son casos de emergencia, y el Ministerio tiene la obligación de actuar inmediatamente”.
La implementación de la ESI en los establecimientos educativos aún es dispar. Según la directora del programa, no se ha logrado llegar a todas las escuelas pero los porcentajes no dejan de ser alentadores: “sí llegamos al nivel inicial con propuestas universales; en el primario estamos cerca del 90% de las escuelas; y en el secundario tenemos un porcentaje menor. En el nivel superior hemos trabajado con el 100% de los institutos del nivel terciario”.
Los diversos actores involucrados y la carga histórica y cultural sobre diversas prácticas, hacen necesario el trabajo interdiscipinario e interministerial para lograr los objetivos. “A veces nos olvidamos que este proceso de educación sexual integral no es de hoy para mañana, los impactos son de mediano a largo plazo. Por eso escuchando las estadísticas argentinas, pienso que no sé si en cinco años vamos a ver impactos, estimo que algunos sí, pero eso no se va a lograr sólo desde un Programa de Educación Sexual sino desde un Estado trabajando en políticas públicas integrales en clave de género, que quizás es lo que nos sigue faltando”, finalizó Pagura.