Nueva Oportunidad y su apuesta por los más olvidados: los jóvenes pobres de los barrios.
La construcción de dispositivos que intentan dejar marcas en el proyecto de vida a partir de trayectos colectivos, es el eje del programa Nueva Oportunidad, una propuesta transversal que funciona en numerosos barrios de Santa Fe desde mayo. En sus fundamentos, se define como “el despliegue de una estrategia de abordaje con jóvenes vulnerables, una política transversal de gobierno tendiente a la convivencia y equidad ciudadana”, que combina los recursos disponibles y apunta a trabajar con y desde los jóvenes, promoviendo sus capacidades como sujetos de derecho y actores estratégicos en los procesos de desarrollo de sus ámbitos de convivencia. La iniciativa arrancó con 300 jóvenes y está previsto que en agosto se duplique esa cantidad. Los coordinadores de Nueva Oportunidad buscan avanzar hacia la articulación con organizaciones sociales y otras áreas del Estado que trabajan con jóvenes.
Los grupos con referentes territoriales estatales que están funcionando en el marco del Nueva Oportunidad están ubicados en los barrios Coronel Dorrego, Alto Verde, Loyola Sur, Los Troncos, La Guardia, Vía Muerta (en la zona de la costa), Barranquitas, Villa del Parque, San Agustín, Las Lomas, Acería y Santa Rosa, sumado a un grupo que se armó en el pabellón juvenil de la cárcel de Las Flores. Los talleres que ya están en marcha son herrería, carpintería, albañilería, mecánica, costura, electricidad, refrigeración, panadería, serigrafía, rap, fotografía y video. En breve se abrirán los de gastronomía, peluquería e informática, entre otros.
El director provincial de Desarrollo y Orientación Social de la Región 3, Mariano Granato, comentó que “estamos tratando de llevar adelante el programa como una decisión política del gobierno provincial de trabajar con esta población, de acompañar la construcción de un proyecto de vida, abiertos a la articulación con los trabajadores estatales del territorio y las organizaciones sociales, descubriendo juntos un camino. Tenemos una serie de herramientas para poner al servicio de los trabajadores del territorio y objetivos. Buscamos generar un contexto de afectividad que permita ir deconstruyendo algunos mensajes que la sociedad tiene incorporados sobre violencia y consumo, principalmente”.
“Se venía trabajando con jóvenes de una manera más artesanal y el vínculo terminaba quedando en otro plano. Y Nueva Oportunidad plantea un marco para que los trabajadores se preocupen prioritariamente por construir referencia y vínculo, porque el Gabinete Social del Estado provincial garantiza la movilidad de los pibes, las becas para que reciban un incentivo económico y el acceso a los distintos espacios educativos y culturales que funcionan en El Alero, La Redonda, El Molino y La Esquina Encendida. Si bien la experiencia es corta, creemos que el balance es muy bueno”, resaltó.
En esta línea, Granato especificó que Nueva Oportunidad es un proceso de nueve meses que consiste en dos encuentros semanales de capacitación en oficios y un encuentro semanal de trabajo, denominado Tercer tiempo, donde se trabajan otras cuestiones como la violencia, el consumo, género, salud sexual y reproductiva, y en el que se propone el acceso a la ciudad y a los espacios culturales. “La capacitación en oficios es un encuadre para convocar, que nos permite este encuentro entre referentes y los grupos de jóvenes para trabajar lo que pasó en la semana”, acotó Nicolás Zanón, coordinador territorial del programa.
—¿Con qué se encontraron en los territorios?
—Estos jóvenes son chicos como cualquiera, que tienen expectativas, ganas y otras herramientas para construir sus relaciones sociales. El primer desafío es realizar una caracterización real de estas juventudes, con mucha presencia en el territorio, escuchando la experiencia de los trabajadores –contestó Mariano Granato.
“La construcción de los estereotipos de los jóvenes es difícil de romper, es lo que más nos cuesta. Necesitamos articular con todos los sectores para construir una sociedad mejor, más inclusiva y menos violenta. El proceso no termina a los nueve meses y estamos preparando algunas líneas para que algunos jóvenes retomen la escuela, que para muchos de ellos no es un espacio de deseo. También estamos tratando de generar empleo formal y autoempleo a través de emprendimientos productivos asociativos de bienes o servicios para que puedan insertarse en la economía real. A fin de año, los pibes van a estar contenidos en el marco del programa Verano Joven”, puntualizó el funcionario.
Vínculos para armar
El programa Nueva Oportunidad tuvo su primera experiencia en Rosario en 2013. El coordinador de la iniciativa en la ciudad del sur provincial, Luciano Vigoni, relató que “a través del trabajo de las Mesas Barriales surgió un dato: existía una población de 15 a 30 años cuyo único vínculo con el Estado se daba a través de la policía, con una tasa de homicidios en aumento. Aún con una fuerte presencia estatal de los centros de salud y de convivencia que trabajan mucho primera y segunda infancia, esta población carecía de lazos institucionales. En la lectura de las situaciones de violencia entre esos jóvenes se vio que no eran historias de narcocriminalidad profunda ni exclusivamente de consumo de drogas, se trataba básicamente de un problema de circulación de armas y de distribución de territorio, donde un conflicto se resuelve terminando uno con la vida de otro”.
“Es una temática que sin dudas atraviesa Latinoamérica. En las grandes urbes, a los pibes que viven en condiciones materiales muy desfavorables, la violencia los atraviesa de una forma compleja. Las recetas de los gobiernos neoliberales consisten en construir más cárceles”, continuó. La respuesta política para esa población en riesgo, en este caso, consistió en “recoger la enorme experiencia de trabajo de compañeros en el territorio con jóvenes, que tienen una lectura sobre hacia dónde ir. Eso nos fue mostrando que era necesario pensar un dispositivo que tenga que ver más con lo comunitario y no con un enlatado”.
[quote_box_right] "Las políticas deben apuntar a una propuesta que trabaje con los jóvenes en situación crítica, pero que a su vez mejore sus condiciones materiales”, comentó Vigoni.[/quote_box_right]
“Junto a distintas organizaciones y organismos estatales pensamos recuperar el enorme capital que hay y cómo eso se configuraba en una propuesta que nos permita enfocar dos ejes claros: uno era, como Estado, empezar a trabajar con una población a la que llegábamos fragmentariamente; y por otro, hacia dentro del Estado, cómo discutíamos políticas públicas mucho más integrales. Es difícil garantizar el derecho en soledad: cargarle toda la responsabilidad a un trabajador del centro de salud de Alto Verde es un poco pesado”, ejemplificó Vigoni. “El Estado solo no puede garantizar derecho y es muy complicado que lo haga sin la participación de la comunidad. Y las políticas deben apuntar a una propuesta que trabaje con los jóvenes en situación crítica, pero que a su vez mejore sus condiciones materiales”.
Finalmente, Vigoni sostuvo: “Nueva Oportunidad, además de ser un programa, es una política pública contrahegemónica que intenta ir a contrasentido de lo que nos propone nuestra época. No hacemos asistencialismo, trabajamos con el vínculo humano entre un profesional, una organización y un joven. Y esa relación, prolongada en el tiempo, permite trabajar lo singular y lo colectivo, entendiendo que es un camino muy largo. Creemos que ese vínculo puede dejar marcas para un proyecto de vida diferente. Parándonos sobre las potencialidades, la cuestión es cómo vamos atravesando este recorrido en donde el sistema, que tiende a reducirnos al individualismo, los lleva, como a todos, al consumo. Sin embargo, en contextos sociales de exclusión, de vulneración de derechos, esto termina por comprometer su supervivencia. No es sólo una cuestión de estratos sociales sino de humanidad”.
Álvarez: “Otra mirada”
Consultado sobre la situación de los jóvenes a los que apunta el programa Nueva Oportunidad, el ministro de Desarrollo Social, Jorge Álvarez, señaló: “Lo nuestro nace de caminar la problemática no sólo desde el ministerio, lo trabajamos dentro del Gabinete Social para generar una mirada interdisciplinaria. Los barrios donde se comenzó con Nueva Oportunidad son los priorizados por el Plan Abre, donde estamos trabajando un abordaje desde el punto de vista de la infraestructura en lo que tiene que ver con la convivencia. El Plan Abre tiene una incidencia en los propios actores del barrio y es importante sumarnos todos, que todos sepan qué se está haciendo en otros barrios. Vemos un compromiso importante de las organizaciones sociales, los sindicatos y las iglesias católica y evangélica, todos ellos hacen un muy buen trabajo territorial”.
“Hay chicos que son excluidos o rechazados en cada espacio que transitan, por eso hay que trabajar para producir otra mirada que cuestione las representaciones instaladas, que también producen la violencia que sufren desde siempre, por eso es tan importante ese espacio del programa Nueva Oportunidad llamado Tercer tiempo, donde también debemos apuntar a la convivencia. A eso lo tenemos que hacer entre todos. En este sentido también estamos avanzando con la responsabilidad social empresaria, hemos tenido reuniones con buena respuesta y vemos que la sociedad empieza a ver este sector de otra manera”.