El traslado al Molino Marconetti demandará una inversión total de 45 millones de pesos.
Las expectativas y el entusiasmo no son menores. Para la comunidad educativa del Liceo Municipal Antonia Fuentes de Arco, el traslado al Molino Marconetti –ubicado en el dique II del puerto local– conlleva no sólo la posibilidad de disponer de espacios especialmente adaptados a las funciones de cada una de las escuelas, sino también abrirle paso a la conformación de un Centro Metropolitano del Arte.
A propósito, Ivana Marchetti, a cargo de la Coordinación Académica del Programa Ejecutivo de la institución, resaltó: “Tener un edificio programado para las actividades específicas es una gran diferencia a lo que tenemos hoy. Hoy estamos funcionando cuatro escuelas (la de Música, la de Diseño y Artes Visuales, la de Danzas y la de Expresión Estética Infantil) en una situación que vamos trabajando a diario porque las aulas no responden a las necesidades. Las disciplinas son totalmente diferentes. Por ejemplo, la Escuela de Expresión Estética Infantil tendrá la contención para los chicos no sólo desde la parte áulica sino también del entorno. La Escuela de Música tendrá aulas con tratamiento acústico y Danzas con espacios abiertos para poder dictar las clases con el equipamiento correspondiente”. En otras palabras, la disponibilidad de una nueva casa permitirá “potenciar la oferta académica”.
Darle vida
Mientras la Escuela de Idiomas permanecerá en el ala este de la Estación Belgrano, la puesta en valor del Molino Marconetti implicó un riguroso trabajo que, según lo previsto, llegará a su fin en febrero de 2017. “Hemos concluido la primera etapa, que comprendía la puesta en valor de toda la caja muraria del edificio patrimonial, y la obra gruesa, que tiene que ver con el entrepisado, la recuperación de las aberturas, tanto las existentes, como las nuevas. Y ya se licitó y se comenzó la segunda etapa que tiene que ver con las terminaciones específicas que van a cerrar y componer las aulas de acuerdo al programa que trabajamos de forma conjunta con la gente del Liceo”, señaló el secretario de Planeamiento Urbano de la Municipalidad, Marcelo Pascualón.
Para el funcionario, se trata de un edificio “absolutamente noble, perteneciente al patrimonio y a la idiosincrasia de Santa Fe. El Molino Marconetti nos parecía un lugar de desarrollo que tiene que ver con la cultura y nada mejor que las actividades del Liceo para ser el motor. Es un edificio que, al ser un gran contenedor, fue absolutamente receptivo de estos grandes espacios que el Liceo necesita. El Marconetti fue rediseñado para cumplir con las necesidades funcionales de cada una de las escuelas del Liceo”.
La segunda etapa de las obras comenzó en junio pasado y ya contempla todas las terminaciones pertinentes. En cuanto a la inversión, “la primera etapa rondó los 23 millones de pesos con adicionales, y la segunda etapa de terminaciones son aproximadamente unos 22 millones de pesos e incluye las terminaciones, los mobiliarios y los sanitarios”, precisó Pascualón.
El secretario también hizo hincapié en que “hay un planteo mucho más integral del sector que tiene que ver con un Centro Metropolitano de Arte para constituir ese lugar como un polo estratégico para las actividades educativas y culturales no sólo de Santa Fe, sino de toda el área metropolitana y de la región. Un lugar de atracción, donde el Liceo y la cultura sean motores de un montón de actividades que puedan generar interés. La primera etapa es la recuperación del edificio, ponerlo en valor, volver a darle vida, pero también está pensada una serie de intervenciones que tienen que ver con espacios públicos, con una biblioteca y un auditorio mucho más grande donde puedan pasar diferentes tipos de eventos y ser una fuente de atracción para el turismo”. Es decir, “un espacio público que pueda ser abierto a toda la ciudadanía y crear un nuevo polo de desarrollo en ese lugar de la ciudad”.
En relación con la movilidad de estudiantes y docentes, desde el Municipio se “están llevando adelante las acciones para el ingreso de líneas colectivos”. La idea es “poder trabajar en un parador multimodal, generar nuevos medios de conexión, generar nuevas veredas que sean atractivas al tránsito peatonal, también ciclovías para llegar a la polimodalidad del transporte”, indicó el propio funcionario.
El Liceo de hoy día
La casa de Cortada Falucho 2450 –concebida en sus inicios como Banco Municipal– presenta hoy día una realidad compleja habida cuenta de la distribución de los espacios y las actividades que allí se desarrollan. No obstante, la tarea académica cumple un rol que atraviesa las puertas del propio edificio. Próximo a cumplir 88 años de vida, “el Liceo cuenta con 2.114 estudiantes en todas las modalidades en las cinco escuelas. Tenemos una planta de docentes, según las disciplinas, de entre 30 y 35 docentes por escuela. La dinámica de ingreso se modifica siempre porque se va viendo cuáles son las demandas que hay de parte de los ciudadanos. Hoy estamos trabajando sobre talleres que salen a los barrios. Eso implica que nos expandamos en el territorio y la nueva situación espacial que vamos a tener nos permitirá conectar actividades: invitar y salir. Tener una dinámica para que la ciudadanía pueda tener acceso sin ningún tipo de problemas a todas nuestras ofertas”, comentó Marchetti.
Justamente, en los barrios se han abierto anexos, como en Las Flores, Barranquitas Sur y la Escuela Drago. “La Escuela de Idiomas saca lo que son las ofertas de inglés para adolescentes. La Escuela de Expresión y Estética Infantil lleva a los jardincitos municipales los talleres integrados y estamos trabajando con las Escuelas de Trabajo”, agregó. En esa misma línea, Karina Armando, directora de la Escuela de Diseño y Artes Visuales, consignó que “las Escuelas de Trabajo se acercaron. Específicamente, ellos tenían intereses y necesidades. Hay una ida de los docentes hacia el barrio y hay una venida del barrio hacia el Liceo. La Escuela de Diseño y Artes Visuales también tiene como oferta el taller de La Guardia, con ofertas hacia los niños y de formación para adultos en cerámica asociada a lo antropológico”.
Marchetti argumentó, al respecto, que “desde la parte educativa, estamos tratando de poder salir y de tener una llegada real al vecino. Sino, la intención de la inclusión está, pero si uno no se acerca, si uno no atrapa, es casi imposible”.
Lo que se viene
Las nuevas instalaciones que ofrecerá el Marconetti –cuyos planos datan de 1921– permitirán que cada escuela disponga de un piso exclusivo. “Tener una escuela que cuente con su propio espacio, que tenga una autonomía de uso, permite mirar la vida de la escuela desde otro lugar”, valoró Marchetti.
Para Armando, el traslado “es un anhelo, una cosa muy esperada, muy deseada. En el plantel de docentes genera muchas ganas, mucha ansiedad, mucha expectativa, mucho deseo. Lo necesitamos. Tenemos que darle la gracias a ese edificio que está diciendo ‘he cumplido un ciclo’. Se restringen los ingresos porque no tenemos espacio disponible como para retomar un montón de actividades o la apertura de cursos, la ampliación de las ofertas. Otro de los aspectos positivos es la accesibilidad en términos de ascensores. Y vamos a tener un bar, que plantea otra idea para el estudiantado. Hay verde, hay agua. Se generan en los espacios una convivencia permanente de los diferentes lenguajes artísticos. Y es muy enriquecedor”, sintetizó la docente.
El futuro del actual edificio
Acerca del destino que tendrá el actual edificio del Liceo, Pascualón lo consideró como un “edificio absolutamente patrimonial. Esperamos el traslado, hacer las valoraciones del edificio, ponerlo en valor. Hoy presenta algunos inconvenientes propios del paso del tiempo. Pero es valioso desde el punto de vista patrimonial. Muy cercano al centro comercial, administrativo, bursátil. La idea es, una vez que lo desalojen, hacer un estudio mucho más detallado. Es un edificio para revalorizar y tener en cuenta para su puesta en valor. No hay un proyecto definitivo del edificio”, definió.