Empeora la vida de los amantes del cigarrillo. Después del aumento de mayo, que determinó una caída del -44% en el consumo de puchos de un mes a otro, la cantidad de atados vendidos se hundió a niveles históricos. Los junkies se vuelcan con más decisión a una estrategia para saciar sus ansias: si siguen fumando, fuman cosas cada vez más feas.
Pasó el peor septiembre para los fumadores, desde que el Ministerio de Agroindustria lleva el registro (2005). Respecto de septiembre 2015, en septiembre de 2016 se fumaron -11,3% atados de 20. En el acumulado de enero a septiembre, 2016 es el peor año que se conozca. Está un -10,61% abajo en relación con el acumulado de 2015. En relación con agosto de 2016 mismo la merma fue sustantiva: -9,7%. Esto se vio en otros consumos y productos que relevamos en sus datos duros. El aguinaldo se sintió apenas y solamente en agosto y después volvió la recesión de los meses anteriores.
Si el promedio histórico de consumo es de 172.103.285 atados por mes, desde mayo esa cifra bajó a 132.240.621: comparando los promedios, la baja que se produjo desde el aumento de los impuestos es de -23,16%. Pongámoslo en fumadores: si cada fumador se clava un atado de 20 cigarrillos por día, había alrededor de 5.736.876 antes de mayo de 2016. Después del aumento, esa cifra bajó a 4.408.020. Es más de un millón de personas que dejó de fumar de golpe, debido al combo de medidas que llevó a los puchos a valer $50. El efecto sanitario será auspicioso, el síndrome de abstinencia debe estar afectando a unos cuantos y los kioscos, que le sacan poco al tabaco pero lo tienen como inefable llamador de clientes, deben estar super contentos.
Y acá entra la estrategia de los sobrevivientes, que se puede visualizar en el último de los tres cuadros interactivos. El consumo de cigarrillos horrendos se disparó, mientras que los cigarrillos más pasables se derrumbaron. Esta estrategia se revela en la segmentación por precios. Después del bajonazo de mayo, el mes en que menos se fumó en toda la historia, en junio los adictos volvieron al ruedo, si bien muy por debajo del promedio histórico, manteniendo sus gustos habituales: la enorme mayoría fuma primeras marcas, algunos segundas y muy, pero muy pocos, terceras o cuartas marcas. Pues bien, en comparación con ese momento, lo primero que hay que señalar es que las segundas marcas (de $34 a $42) ya superaron a las primeras ($42 a $50) en agosto, y que eso se mantiene en septiembre, pero con un aditamento: los fumadores de segundas marcas bajaron todavía más en el escalón y las terceras y cuartas marcas (franja que va de los $18 a los $34) aumentaron sus ventas. Una verdadera escalera descendente de adictos que con tal de que sea tabaco, aspiran cualquier cosa.