En un contexto de cambio tecnológico permanente, el comunicador Hugo Pardo Kuklinski bucea en aulas de la escuela primaria y revoluciona las lógicas de enseñanza y aprendizaje.
Hugo Pardo Kuklinsi es argentino, licenciado en Comunicación Social y reconocido en muchos países por su trabajo sobre educación, medios y redes. Actualmente está radicado en Barcelona, donde se desempeña como docente universitario, escribe en el sitio digitalismo.com e idea proyectos junto a Outliers School, un colectivo de emprendedores y docentes fundado a fines de 2012. Es autor de los libros: Planeta Web 2.0 Inteligencia colectiva o medios fast food; Lecciones aún no aprendidas de 30 años de contracultura digital y Geekonomía, un radar para producir en el posdigitalismo. Invitado por el Centro Multimedial de Educación a Distancia, la última semana de septiembre estuvo en Santa Fe para dar talleres de Estrategias educativas innovadoras y Prototipado de productos y servicios de comunicación digital bajo metodología de Design Thinking, ambos destinados a docentes, equipos técnicos y comunicadores de la UNL. También brindó la conferencia Educación y cultura digital, donde desarrolló conceptos de una metodología tendiente a resolver problemas específicos a modo de los procesos de innovación continua, disruptiva o radical en las organizaciones.
“Con Outliers School nos hacíamos una pregunta: por qué seguíamos creyendo que hablar de innovación en educación era sólo incorporar tecnologías al aula, veíamos que la clave no pasaba por ahí. Habíamos analizado un montón de ejemplos donde, incluso incorporando tecnologías al aula, no cambiaba ni mejoraba la crisis del modelo pedagógico. Así armamos esta especie de consultora de innovación radical de procesos pedagógicos y trabajamos en varios proyectos vinculados a la educación. La revolución digital ha demolido y transformado definitivamente muchos modelos de negocios. Esto implica pensarnos como intraemprendedores, pensar la universidad y la educación en general como si fuéramos startups o una red social, como si tuviéramos que crear modelos de negocios aunque no haya dinero de por medio, con lógicas de atención, estrategias de visibilidad y seducción a públicos diferentes”, dijo el comunicador al arrancar su presentación.
[quote_box_right]Pardo Kuklinski afirma que "el más inteligente del aula no tiene que ser el docente, sino la red que se configura allí adentro".[/quote_box_right]
Los miembros de Outliers School conocían bien el mundo de la universidad y sabían que el problema provenía de la escuela básica. “Este año concretamos dos proyectos, uno en una escuela rural de Cafayate, Salta; y otro en Medellín, Colombia. Estuvimos un mes trabajando en cada lugar y cambiamos toda la pedagogía de estas dos escuelas públicas”, contó Pardo Kuklinski. Y resumió: “Hay una lógica cuando uno se mete en la educación primaria, secundaria y en la universidad, hay variables comunes con respecto a la crisis de la educación, relacionada a cómo nos pensamos como actores del sistema. Por eso me gusta el concepto de interemprendedor. No tenemos que pensar en lo que puede hacer la educación por nosotros sino lo que tenemos que hacer nosotros por ella. Eso implica un montón de microcambios permanentes en la forma que abordamos la educación: como alumnos saliendo del rol pasivo; con los profesores que tienen que mejorar la interacción y entender que todo espacio es un aula y que la red que diseñen será el centro de aprendizaje; también con respecto al rol de los gestores que deben hacer un esfuerzo más grande para innovar de manera más rápida y más ágil en la educación. Pensemos en reglas simples en entornos complejos, para cambiar nuestro pequeño rol y todo el sistema complejo que es la educación”.
Cambiar sin romper
A lo largo de su conferencia Educación y cultura digital, Hugo Pardo Kuklinski enumeró ítems destinados a cambiar las lógicas de la educción, “sin quemarnos la cabeza y sin romper con todo el sistema”. En primer lugar, señaló que “la clave está en la diferenciación en cómo enseño, cómo posiciono a tres niveles clave: contenidos, métodos y redes significativas. Por ejemplo, si soy profesor de una asignatura y un día no voy a dar clases, todos se van a hacer otra cosa. Me parece que la crisis de la educación está en esa instancia, en el profesor como centro de lo que pasa en el aula porque cuando no está, no pasa nada. Esto es crítico porque genera una dependencia innecesaria de un actor que al final de cuentas no es el centro del sistema”.
“Los mejores momentos pedagógicos que tuve se dieron fuera del aula cuando me senté a hablar con un alumno para ver qué le estaba pasando. Sacamos lo mejor de los estudiantes cuando lo miramos a los ojos. Ahí está la clave, en cómo el profesor se convierte en una especie de gerente de felicidad de lo que pasa con sus chicos, en cómo los ayuda a proyectarse”, destacó.
El segundo elemento que mencionó es “pensar en destacarnos en un entorno complejo donde se privilegia la economía de la atención. Tenemos que pensar en crear una marca personal que nos diferencie de los demás y que nos pueda fortalecer. Hay un universo paralelo de legitimidades que está en el entorno digital, muchas veces tiene que ver con personas muy legitimadas por la red pero no forman parte del mundo académico. Un ejemplo clave es Wikipedia, un montón de gente escribiendo definiciones y editando de manera anónima que construyen una comunidad eficiente. Si los jóvenes piensan que la legitimidad está en lo vertical, van a sufrir porque la legitimidad cada vez más gira hacia entornos informales”, acotó.
[quote_box_right]"Lo que sabemos hoy o el prestigio que tenemos no nos sirve para mañana, tenemos que reconstruirlo permanentemente".[/quote_box_right]
Otro de los puntos se basa en “pensar desde el minuto cero en la educación de los niños, cómo trabajamos su motivación para que no sea sólo extrínseca, es decir conseguir un título. Cuando el objetivo es aprobar una asignatura se pervierte todo el sistema. Ahí vemos lo mal que está el asunto, lo preocupante que es cuando el modelo es un profesor autista que presiona o controla el proceso porque tiene la potestad de aprobar, y un alumno que se engaña a sí mismo en el sentido de ‘no me importa si aprendo, me importa si entiendo la dinámica de evaluación del profesor y la paso’. Los jóvenes pueden formar parte de redes significativas, hay un escenario para que siendo muy joven construyan una marca y una visibilidad”, alentó.
“¿Cómo hacemos los profes para ayudarlos en ese camino, para que cuando saquen el título entren inmediatamente en el mercado laboral y no estén cinco años sufriendo porque se dieron cuenta que ese título no les alcanzó para nada? Tenemos que pensar también cómo hacemos para que trascienda lo que ocurre en el aula y se convierta en un producto para la red. Pensemos en formatos de redes sociales generalistas y profesionales como LinkedIn, en infovisualizaciones, blogs, podcast, canales de YouTube: así ayudamos al profesor y al alumno a construir su identidad que lo sacará del millón de personas que hacen lo mismo que él”, instó el comunicador.
“Hay que terminar con esta cosa absurda de escuchar un profe hablar durante horas, hay que liberar el protagonismo del aula. En parte dejé mi rol docente porque me ponía mal, no entendía cómo los chicos estaban ahí todo el día y no debatían nunca. Se ven demasiados alumnos estáticos, ahí hay una toxicidad enorme. Y lo mejor que nos puede pasar es que nos discutan”, agregó.
Más adelante, ponderó que “todo espacio es un aula, sin embargo el diseño pedagógico y la urbanización académica gira alrededor de lo que pasa en el aula. Y ahí hay un defecto del sistema, es complicado cambiar pero algo tenemos que hacer. Debemos entender que el más inteligente del aula no tiene que ser el docente, sino la red que se configura allí adentro. Por eso el docente tiene que intentar crear una red significativa que funcione aunque él no esté, que tenga un rol más de mentor, de atacar problemas pequeños, es decir un rol más ágil en la organización. El asunto se relaciona al diseño pedagógico y no al contenido”.
Una sexta clave que subrayó Pardo Kulinski se basa en proteger lo nuevo. “La innovación tecnológica es una curva tan exponencial y acelerada que aunque estemos más o menos al día, siempre vamos a ser novatos y habrá alumnos que sepan más que nosotros. El rol del docente no es enseñar contenidos porque están en la red; nuestro rol es crear redes significativas que autoaprendan”, insistió. “Probablemente el momento de la vida donde más aprendieron fue donde más sufrieron, donde más incómodos se sintieron porque salieron de la zona de confort, y el rol del docente es llevar al chico al límite para realizar algo difícil. Eso nos lleva a ser docentes centrados en la experiencia y no en el contenido”, dijo.
[quote_box_right]" El rol del docente no es enseñar contenidos porque están en la red; nuestro rol es crear redes significativas que autoaprendan".[/quote_box_right]
Finalmente, y retomando la metáfora de modernidad líquida desarrollada por el filósofo polaco Zygmunt Bauman, indicó a los docentes “ser expertos en la nueva liquidez porque todo fluye. Lo que sabemos hoy o el prestigio que tenemos no nos sirve para mañana, tenemos que reconstruirlo permanentemente. El conocimiento, el título y las relaciones que tenemos no nos servirán para mañana. Suena fuerte pero pasa eso, se han roto las lealtades: las empresas no son leales con las personas y viceversa. Así funciona el capitalismo”, sentenció pragmático.
“Tenemos que movernos en la liquidez, que significa gestionar inmediatez, personalización y potenciar una marca que nos da prestigio, interpretar lo que pasa, ser auténticos, hacer cosas que otros no saben hacer, saber usar las redes para ubicarnos en ellas y ganar visibilidad en la economía de la atención, ser padrinos de proyectos. Capacidad de hacer y descubrir son las grandes claves del mundo posdigital, por eso es central el concepto de docentes y alumnos hiperemprendedores”.