Por María Eugenia Ludueña
El cierre de medios de comunicación, las suspensiones, los malos salarios y los despidos son el denominador común de 2016, el peor año del oficio, según los dirigentes del gremio.
El libro se llama Pensar el periodismo y llegó al público en una semana negra para el oficio y su autor, Sebastián Lacunza. El 26 de octubre, el Buenos Aires Herald –que dirige Lacunza– se despidió de sus lectores y de más de la mitad de la redacción. El Grupo Indalo (Cristóbal López) decidió reconvertir un diario de 140 años (el único que en su momento denunció el terrorismo de Estado) en un semanario. Unos días antes, otra empresa del Indalo, Los Álamos SA, había informado el cierre de El Ciudadano de Rosario, donde trabajan 82 personas. El diario lleva 18 años en la calle, la misma edad de la revista Veintitrés que el 28 de octubre dijo adiós a la edición en papel. Seguirá en versión digital, en manos del Grupo Olmos, donde prometieron que los trabajadores serían reubicados en sus otros medios: Crónica TV, Bae, El Diario Show; y abrirían listas de retiros voluntarios. También hubo novedades en los medios públicos: la emisora LRA 3 Radio Nacional La Pampa informó que, por decisión de Radio y Televisión Argentina Sociedad del Estado, a partir de noviembre deja de emitir programación propia para pasar a ser una repetidora.
Última tapa del diario Buenos Aires Herald, fundado en 1876. https://t.co/osDE0vv6jm pic.twitter.com/OJQ0Ip6hMx
— Sebastián Lacunza (@sebalacunza) 26 de octubre de 2016
Más cierres, menos voces
“Keep calm and wait till Friday” publicó el Herald en un aviso que pretendía ser gracioso y era patético. En inglés: “Mantené la calma y esperá hasta el viernes”, día en que saldrá el –de ahora en más– semanario. En criollo: menos voces, más periodistas en la calle y otro medio que se achica/cierra en 2016, uno de los años más críticos para el periodismo en Argentina. En palabras de Agustín Lecchi, secretario de Organización del Sindicato de Prensa de Buenos Aires (Sipreba) y delegado de la TV Pública: “2016 es el peor año en la historia del gremio en pérdida de puestos de trabajo y vulnerabilidad de derechos, si dejamos de lado situaciones excepcionales, como la muerte de José Luis Cabezas”. ¿Cuántos periodistas perdieron su fuente laboral en estos 10 meses? “Desde Sipreba estimamos que se perdieron alrededor de 3000 puestos de trabajo”, cuenta Lecchi a Pausa.
Las trabajadoras y trabajadores de El Ciudadano lo votaron en asamblea: harán un esfuerzo descomunal para que sus puestos se mantengan. “Desde este sábado 29 de octubre, imprimiremos cada día nuestro diario y seguiremos con nuestra web y redes sociales, en la idea de aportar una voz más al derecho a la información y a la libertad de expresión de esta ciudad, además de una fuente de trabajo”. El diario seguirá saliendo en manos de los trabajadores, tal como lo hacen Tiempo Argentino y El Argentino Zona Norte (antes en manos del Grupo 23 de Sergio Szpolski y Matías Garfunkel).
¿Un discurso único?
Juan Pablo Sarkissian es periodista, docente, delegado de El Ciudadano y secretario de Interior del Sindicato de Prensa de Rosario. El lunes, después de que los trabajadores firmaron los acuerdos indemnizatorios, conversó con Pausa a la salida del Ministerio de Trabajo. “Ya dimos un paso. El diario sigue saliendo, con dificultades pero sale. Estamos acelerando todos los pasos para construir una figura jurídica que nos contenga a todos, nos parece que la más apropiada es la cooperativa”, dice Sarkissian. Estima que alrededor de 70 trabajadores de El Ciudadano formarían parte de ella.
Considera que la provincia de Santa Fe, con su tradición socialista, mantiene la pluralidad de voces: “Pero en esta coyuntura, el resultado electoral de diciembre ha influido de algún modo. Hay una tendencia a un discurso único. Si bien aún no cristalizó, los empresarios rápidamente se acomodan y avanzan, esa es la disputa. Nosotros planteamos seguir haciendo periodismo honesto. No perder de vista que también es servicio: ofrecer a los lectores elementos, perspectivas, miradas que puedan servir para tomar decisiones”.
Radios y comunitarios
Desde hace semanas, trabajadores de Radio Nacional de Mendoza, Santa Fe y Bariloche, informaron que sus emisoras habían dejado de transmitir programación propia. Sipreba dio el alerta: “Ratificamos la plena vigencia de la ley 26.522, de Servicio de Comunicación Audiovisual, que con este accionar se está violando. No solo atenta contra las fuentes de trabajo de cientos de compañeros, sino que va a contramano del pluralismo y federalismo que se dice defender”. El delegado de Radio Nacional en Buenos Aires, Fernando Pedernera, dijo a Pausa que se pidió a las emisoras de provincia que tienen dos frecuencias que elijan una para su programación local y otra para la de Buenos Aires. “La jugada tendría que ser brindar las dos frecuencias orientadas al público que te escucha en la zona de influencia. La AM llega más, pero en algunos casos la orden es que por FM pasen la programación local y por la AM se transmita Buenos Aires. Estamos en diálogo: advertimos que por desconocimiento se pueden estar tomando decisiones que luego se podrían lamentar”.
Los medios comunitarios también reclaman: el miércoles se movilizaron porque tras nueve meses, el Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom) “continúa sin saldar la deuda millonaria que mantiene con nuestros medios; sin abrir las anunciadas líneas 2016 del Fondo de Fomento Concursable (Fomeca), incumpliendo a la Ley Nacional de Presupuesto del año en curso; sin entregar la habilitación de los canales comunitarios concursados y sin abrir nuevos concursos para licencias de radio y televisión sin fines de lucro”. “Esto no es democratización ni pluralidad, sino regresión en materia de derechos a la libertad de expresión, de los medios y de sus audiencias. En consonancia con otros conflictos que surgen cotidianamente en el país, la gestión de Cambiemos sólo gana tiempo, para que el único que avance sea el mercado” expresaron en la convocatoria.
Pensar el periodismo
Debajo del título, el libro de Lacunza tiene una volanta: La crisis de la profesión y los medios analizada desde las redacciones. “Es muy coincidente con la temática de estos días, paradojal”, dice el autor. Adjudica la crisis a diversos factores: “el traspaso a lo digital, la caída de la rentabilidad –vinculada pero no atada– y, en el caso de Argentina, el cambio de ciclo político y las intervenciones masivas del Estado, procíclicas. En lugar de actuar como garante de la pluralidad, el Estado bajo Macri, con supuestos principios de prescindencia, profundiza la concentración y la precariedad de los medios” dice Lacunza. Se refiere, entre otra cosas, al reparto de publicidad oficial.
“El kirchnerismo hizo un reparto nefasto y Macri es un espejo, como De la Sota en Córdoba, Scioli en provincia de Buenos Aires”. Para Lacunza, a Macri le resulta más fácil premiar “porque dice que aplica reglas de mercado, basándose en los de mayor audiencia: sus aliados mediáticos”. Se puede ver en un informe sobre pauta oficial que elaboró la Comisión de Libertad de Expresión que preside el diputado Remo Carlotto. Entre el 10 de diciembre y el 21 de junio de 2016, el Grupo Clarín fue el más beneficiado: pasó de percibir 4,6% en 2015 a 18% del total. Al día siguiente de que se publicaran estos datos se dieron a conocer nuevos procedimientos para asignar pauta oficial. “En el mundo, los que avanzan en la propiedad de los medios son dos actores primoridiales: los que tienen los caños (redes, telecomunicaciones) y los que tienen vínculos con el Estado por cuestiones estratégicas” dice Lacunza. ¿Hacia dónde vamos? “¿A que esto sea una pelea entre Clarín, algún medio internacional y un contratista del Estado?”. La comunicación sigue siendo un derecho y el Estado, el que debe garantizar su ejercicio.
Hay menos puestos de trabajo
Un relevamiento de Sipreba al 8 de junio de 2016 identifica, sólo en la ciudad de Buenos Aires, la pérdida de 969 puestos de trabajo. Contabiliza uno a uno los cierres de medios, despidos, jubilaciones y retiros voluntarios de personas que no serán reemplazadas. A esos números hay que sumar las pérdidas en el resto del país: el cierre de La Mañana de Córdoba dejó en la calle a 61 familias, hubo despidos en diarios locales, y en las últimas semanas también en Canal 26, Crónica TV, 360 TV, y retiros voluntarios masivos en Clarín.
Está además el grado de precariedad de quienes tienen trabajo. En Radio del Plata llevan meses de atraso en el pago de salarios. En Página/12, hubo paros y notas sin firmas, y el 26 de octubre se realizó un “veredazo” en la puerta de la redacción por mejores sueldos. Llevan más de un semestre pidiendo la apertura de una negociación con el Grupo Octubre, que además de no responder apeló por segunda vez al Ministerio de Trabajo para “planchar” el reclamo. “Como dirigente gremial Víctor Santa María machaca que ‘los problemas urgentes tienen que ver con el bolsillo’ y alerta que ‘después de muchos años no se llega a fin de mes con el sueldo’, como titular del Grupo Octubre pretende aplicar a sus trabajadores la peor paritaria del país”, comunicaron.
La salida de Tiempo Argentino
Los trabajadores de Tiempo Argentino conforman la cooperativa de trabajadores de prensa más grande del país: 125 miembros. Publicaron 60 ediciones del diario sin cobrar, denunciaron la fuga de Szpolski, el vaciamiento de sus empresas (Radio América y CN23 entre otros medios ), falta de aportes jubilatorios, maniobras con la pauta publicitaria, la venta fraudulenta del diario para que quedara en el limbo judicial.
Cuando lograban ponerse en pie, una patota atacó la redacción. Hoy el diario mantiene una edición online actualizada y una impresa los domingos, de 30 mil ejemplares. La cooperativa cumplirá seis meses en unos días. “Desde el año previo a la fuga de Szpolski, como trabajadores planteamos que estaba haciendo un negocio fraudulento y dándole la espalda a los lectores “, dice Claudio Mardones, síndico de la cooperativa Por más Tiempo.
“Logramos consolidar nuestra defensa del laburo durante los cinco años en que fuimos asalariados, compartimos asambleas de más de 130 compañeros para defender el convenio, recuperamos la paritaria de prensa y a partir de eso pudimos avanzar en negociar con la patronal, evitando, por ejemplo, que Szpolski hiciera mierda el diario con las tapas” dice Mardones.