Hace tres años, desde una ventana filmaron a un señor de Mar del Plata nadando como una ranita sobre el techo de su auto, desesperado para cubrirlo de un granizo de aquellos. En el video original el ruido de los golpes de las rocas de hielo da dolor nomás de pensar en la espalda y la carrocería del coche. Pero en la versión extendida que aquí presentamos, el suave acompañamiento musical nos deja una bucólica metáfora de absorbente ritmo cinematográfico, resultante de las aproximaciones y las involuntarias pero sugerentes pérdidas del foco.
Para todos los que hoy temblaron con el granizo que cayó a la madrugada en el norte y a media mañana en el sur y Santo Tomé, y que respiran aliviados, un saludo. Y para los que terminaron volviendo al coche después de las borrascas y se encontraron con un tronco sobre el techo, el abrazo más grande y una invitación a la poesía.