Según la Unesco, cada 14 días muere un idioma. En los últimos 10 años han desaparecido más de 100 lenguas; otras 400 están en situación crítica, y 51 son habladas por una sola persona. En nuestro país, desparecieron tres y están en riesgo unas diez.
Mucho más que un vocabulario o una forma sintáctica particular, cada lengua es la síntesis viva de una cosmovisión total. Valores, relaciones, sistemas de creencias que van de las deidades al género y de la paleta de colores a las formas de imaginar el pasado y el futuro se desvanecen para siempre con la muerte de sus hablantes, últimos testimonios de culturas ancestrales que quedan en pasado.
Por ejemplo, Cristina Calderón es la última hablante nativa de Yagán. Hoy vive en Puerto Williams, un asentamiento militar chileno en isla Navarino, Tierra del Fuego. Historias como las de Calderón se multiplican en todo el planeta. The Endangered Languages Project, una iniciativa compartida por Google y National Geographic, releva cuáles son estas lenguas en peligro en extinción, a qué culturas pertenecen y dónde se encuentran sus habitantes. En Argentina, las lenguas que pueden desaparecer, o que ya han desaparecido y sólo sobreviven por sus registros, son:
Ona: también conocido como Selknam, era una lengua hablada en Tierra del Fuego. Con la desaparición del pueblo Selknam, en la década del 60, se perdió el idioma.
Yagan: más conocido en la cultura popular como Yamana. Queda viva una sola hablante, Cristina Calderón, que todavía reside en Tierra del Fuego.
Tehuelche: o Aoniken. En algún tiempo hablada en lo que hoy es Santa Cruz, el Tehuelche tiene ahora una sola hablante nativa y algunas personas tratando de adquirir la lengua.
Teuschen: es el Patagón. El idioma, en la zona de Chubut, perdió sus hablantes en la década a principios del siglo pasado.
Gününa-Küne: o Pehuelche. Hablado en la actual Río Negro, desapareció en la década del 60.
Mapundugu: el Mapuche o Araucano. Esta lengua, también patagónica aunque no exactamente de la misma familia que las anteriores, todavía es hablada por 8.413 personas en Argentina y 250.000 en Chile Chile. Sin embargo, se registra un fuerte declive en la transmisión intergeneracional.
Mocoví: una lengua hablada en nuestra región por cerca de tres mil personas. Todavía sobreviven algunos ancianos que la tienen como único idioma.
Quechua: con 60 mil hablantes, sobre todo en la provincia de Santiago del Estero y Salta, se encuentra en declinación debido a la pérdida de hablantes que lo tengan como única lengua.
Vilela: o Lule. Hablado en la zona del Chaco, hoy tiene apenas dos semi-hablantes. La mayor parte de su grupo étnico se integró con los mocovíes y tobas.
Toba: ahora reconocido como Qom. Principalmente hablado en Formosa y en otras áreas del Litoral, debido a las migraciones. Hay 30.410 argentinos que lo dominan y 1.183 paraguayos.
Pilagá: tiene seis mil hablantes en la zona del río Pilcomayo y también en el Chaco.
Wichí: anteriormente conocido popularmente como Mataco. Disperso en Chaco, Formosa, Salta y el sur de Bolivia, donde posee 1,929 hablantes. En Argentina, suman 28,631.
Chorote: también asignado bajo el nombre de Mataco, o perteneciente a la misma familia lingüistica. Tiene en la actualidad 1,692 hablantes en Argentina y 365 en Paraguay.