UN AÑO DE MACRI | El Indec recuperó credibilidad, o al menos no se lo critica demasiado, pero sus datos duros parecen ser irrelevantes en el relato de Cambiemos.
Las cifras del Indec han recobrado la legitimidad pública que un bloque de los medios y un desastroso Índice de Precios al Consumidor le habían quitado. No significa poco. Pobreza, desocupación, inflación, intercambio comercial, producto bruto interno: las series históricas fueron revisadas, las cifras se publican con regularidad y los ministerios también proveen información. Y el presidente, a la hora de pintar la realidad, prescinde de sus datos duros.
“No hubo creación de empleo de calidad”. Desde noviembre de 2011 a noviembre de 2015 se crearon 176.190 empleos en blanco en el sector privado. De noviembre de 2015 a agosto de 2016, último dato brindado por el Ministerio de Trabajo, se destruyeron 124.778 de esos empleos.
“El país no creció”. Entre 2008 y 2011 el PBI de Todesca marca que el país creció un 14,6%, y entre 2012 y 2015, un 1%. En 2015 el crecimiento fue de 2,4%.
Sobre la pobreza, Macri utilizó la encuesta de la Universidad Católica Argentina, en su debate con Daniel Scioli y en su discurso de apertura de sesiones en el Congreso. El Indec informó en junio que el 32,2% de los argentinos son pobres: al menos 1.440.000 nuevos, según la referencia del presidente. Unos cuantos más que los heredados.
El IPC de Capital Federal y el IPC Congreso coinciden: en 2015 la inflación había bajado respecto de 2014, quedando cerca del 26%. Al cierre de 2016 será, al menos, del 40%. Macri redunda en el tópico, la gran amenaza del pasado –una estrategia que Carlos Menem usó de modo calcado aunque en su caso tenía el sustento real de la hiperinflación de cuatro cifras en 1989 y 1990–, pero sin referir cómo quiere dominar a puro enfriamiento. Tampoco explica cómo explotó por la devaluación y la quita de retenciones. El ministro de Energía Juanjo Aranguren ante los diputados, en defensa de los tarifazos, apuntó que durante los últimos 12 años “el crecimiento del tipo de cambio fue de alrededor de 1.040%, la inflación acumulada oficial, del 1.400%, y el índice de salarios subió 1.670%”: el salario de los trabajadores creció muy por arriba de la inflación y el dólar, aumentando el poder adquisitivo. Los salarios reales aumentaron en los últimos 12 años de manera global, con bajas marcadas sólo en 2008 y 2014, nunca al nivel de la caída del poder adquisitivo de este año.
Los propios datos duros del Indec de Macri refutan el eje de sus justificaciones, la “pesada herencia”, y desnudan los efectos de su política económica.
El universo post fáctico que construye el presidente, no obstante, sigue incólume e incuestionado por los corifeos que selecciona para las conferencias de prensa. Cada uno con su creencia, selecciona los datos duros que avalen las tesis que prefiera. Pero esas piruetas discursivas tienen un límite: el bolsillo.