Los Derechos Humanos en riesgo.
El de 2016 no fue un 24 de marzo cualquiera. No solo por el aniversario redondo del último golpe de Estado, sino por su contexto: un marcado retroceso en el impulso estatal a las causas de lesa humanidad, la presencia del presidente estadounidense Barack Obama –aunque tuvo gestos políticamente correctos, como visitar el Parque de la Memoria, negó el apoyo de su país a la dictadura, lo que a esta altura constituye una burla a la historia reciente– y, acaso lo más grave, un sostenido proceso de deslegitimación –desde el propio Estado– de la lucha de los organismos de Derechos Humanos.
Algunas señales: el secretario de Derechos Humanos de la Nación, Claudio Avruj, recibió en el inicio de su gestión a integrantes del Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas, en un abierto aval a la teoría de los dos demonios; luego el presidente desacreditó al movimiento de derechos humanos al restarle importancia al proceso de memoria, verdad y justicia que logró encarcelar a casi 700 represores en juicios que son una referencia a nivel internacional.
Según datos del Centro de Estudios Legales y Sociales, hasta marzo de 2016 había 666 condenados (50 fallecidos) y 59 absueltos en juicios por causas de lesa humanidad. Además, hay 2.389 militares y miembros de fuerzas de seguridad acusados: 1.200 de ellos están libres, 1.132 detenidos y 49 permanecen prófugos.
Al gobierno nacional no le importan los juicios. Lo planteó el propio Macri, cuando le preguntaron si fueron 30 mil los desaparecidos: “No tengo idea y no me interesa participar del debate. No sé si fueron 30 mil o nueve mil, es una discusión en la que no voy a entrar”.