Ocho hombres acumulan en sus bolsillos más riqueza que la mitad de la población del mundo más pobre, unos 3.600 millones de personas.
Según el nuevo informe de Oxfam, una organización contra la desigualdad, la brecha entre ricos y pobres es "más grande de lo que se temía".
Tomando como base los datos suministrados por Forbes y el reporte anual Credit Suisse Global Wealth, que muestra la distribución de la riqueza global desde el año 2000, estas son las ocho personas más ricas del mundo:
- Bill Gates (EE.UU.): cofundador de Microsoft (US$75.000 millones)
- Amancio Ortega (España): fundador de Zara, propietario de Inditex (US$67.000 milllones)
- Warren Buffett (EE.UU.): accionista mayoritario de Berkshire Hathaway (US$60.800 millones)
- Carlos Slim Helú (México): propietario de Grupo Carso (US$50.000 millones)
- Jeff Bezos (EE.UU.): fundador y director ejecutivo de Amazon (US$45.200 millones)
- Mark Zuckerberg (EE.UU.): cofundador y CEO de Facebook (US$44.600 millones)
- Larry Ellison (EE.UU.): cofundador y CEO de Oracle (US$43.600 millones)
- Michael Bloomberg (EE.UU.): dueño de Bloomberg LP (US$40.000 millones)
La organización había calculado, el año pasado, que las 62 personas más ricas del mundo tenían tanta riqueza como la mitad de la población mundial más pobre. Pero el número se redujo a tan sólo ocho en 2017 por el refinamiento de datos, más precisos, con los que contó para este último informe.
Para Katy Wright, directora de asuntos externos globales de Oxfam, esta desigualdad económica es la que está alimentando la polarización en la política.
Según la ejecutiva, la desigualdad es una de las causas importantes de la elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos y del triunfo del Brexit, con el que Reino Unido votó salirse de la Unión Europea.
La organización hizo un llamado a generar "una economía más humana" e instó a los gobiernos a acabar con los pagos corporativos y la evasión fiscal, así como imponer mayores impuestos a las personas más ricas. También pide que los empresarios paguen una "parte justa de impuestos" y que las empresas ofrezcan un "salario digno", que sea más alto que el salario mínimo fijado por los gobiernos.