El Instituto Nacional de Vitivinicultura difundió los datos de noviembre sobre ventas de vino para consumo interno: hay una caída del -10,2% respecto de noviembre de 2015 y del -3,9% respecto de octubre de 2016.
Quizás alguien se comió el amague en agosto y septiembre, después de lo que fue el peor invierno para los bebedores de vino, desde que hay registro (2009). Octubre y noviembre reflejaron la situación real del poder adquisitivo y los efectos del calor en el consumo del dionisíaco néctar. Las ventas se encuentran en su piso histórico: el acumulado de enero a noviembre está -8,2% por debajo de igual período de 2015 y -2,3% abajo de 2010, el año con las peores ventas de vino hasta el 2016.
Resta todavía saber qué pasará en diciembre, pero la fuerte retracción de noviembre (es el peor noviembre desde 2009) no es un buen augurio en un año para el olvido: apenas en dos meses de los once que se llevan tabulados las ventas estuvieron por arriba de 2015.