Por Pablo José Ayala*
Transitando una despedida silenciosa para alguien que nos pobló de sonidos, de ideas, de historias (las de las canciones y las de su propia vida), visito mis recuerdos mientras pego una espiada al facebook. Sin sorpresa veo que esos recuerdos son comunes con los de mis amigos y muchos de los de mi generación: los viajes en familia escuchando una y otra vez los casetes, esas canciones que nuestros padres cantaban, y las que todos sabemos y hasta se han despegado del autor (lo anónimo a decir de Yupanqui, como pretensión última y punto cúlmine de la canción popular), en definitiva, el indiscutible patrimonio. Y "popular" es posiblemente la palabra que mejor define a Horacio: "Pueblo" fue uno de los enormes apodos que el hombre se supo ganar. También "El Potro".
Con cierto folklore en los últimos años pasa algo bastante particular: algunas "figuras" (reconocidas, y ciertamente meritorias, no voy a discutirlo) hacen las veces de "puntas de lanza" y su opinión genera una repercusión inmediata en gran parte de la comunidad artística (recuerdo una humorada no falta de verdad y que ilustra bien el caso: "los pibes piensan que a fulanito le gusta comer hojas de los árboles y andan todos subidos a los árboles comiendo hojas...)", pues bien, voy a compartirles algo que sospecho que va a ocurrir y que en rueda de amigos vengo sosteniendo hace tiempo: en algún momento una de estas personalidades "redescubrirá" la enorme obra de Guarany y nos veremos inundados de estas canciones por todos lados, lo que en definitiva será una buena noticia, a lo sumo demorada o postergada, pero justa.
Horacio Guarany es icónico, pero en los últimos tiempos ha ganado más lugar la "caricatura" que la obra: la del viejo borrachón que canta a los gritos y no se le entiende demasiado y adora el vino y en su casa hizo que salga vino por las cañerías y sale al escenario con una damajuana etc., etc. (para más al respecto remitirse a las perfomances del embajador Miguelito en su época de cómico).
Posiblemente este paso a la otra vida haga justicia y salgan a la superficie las grandes creaciones de Horacio, sus canciones, sus libros, la filmografía, y su pensamiento existencial y hasta filosófico. Un tipo que supo del hambre, las carencias, la necesidad, sufrió persecuciones, cárcel, exilio, que tradujo a un pueblo y por ello la gratitud y el amor popular lo entronizó y elevó a la categoría de ídolo.
Eterno Horacio Guarany, no puedo más que agradecerte viejo, y a ustedes amigos que están siguiendo estas líneas, la invitación a escuchar sus discos, lo mejor dentro de un enorme y maravilloso legado.
*Músico y docente