Anuario 2016 | El tarifazo aprieta a los usuarios y a las empresas.
En abril Mauricio Macri reconoció el impacto del tarifazo de los servicios públicos, provocado por la quita de subsidios: “Me duelen los aumentos porque sé que hay mucha gente al límite”. En una jugada de manual, el presidente le echó la culpa al gobierno anterior. Y prometió “una etapa maravillosa de crecimiento” para el país. Terminado el segundo semestre, la realidad desmintió esos vaticinios.
El fuerte aumento de los servicios, en particular de la electricidad, no será olvidado. En Santa Fe, la EPE aplicó un 26,7% de aumento, aprobado junto al presupuesto. Pero en febrero, con la quita de subsidios de la Nación, hubo un segundo incremento que, para el sector industrial, fue letal, con subas de hasta el 300% de un bimestre a otro.
Entre 2007 y 2015, mientras estuvieron vigentes los subsidios, la EPE aplicó 11 aumentos tarifarios que acumularon una suba del 300%. Con una sola medida, el ministro de Energía de la Nación, Juan José Aranguren, igualó ese porcentaje.
La eliminación de subsidios a la empresa mayorista Cammesa hizo que el precio de la energía subiese entre 700% y 1.000%. La EPE iba a pagar 1.000 millones de pesos en todo el año por compras a Cammesa, pero debió invertir 4.800 millones. La diferencia se trasladó a las tarifas y las protestas de los usuarios no se hicieron esperar.
Para colmo de males, el gobierno nacional paralizó todas las obras que podrían haber sumado potencia al sistema energético y que tenían financiamiento garantizado de los gobiernos de Rusia y China. A medida que suban las temperaturas, se podrán observar (padecer) las consecuencias de esa decisión.